¿Casualidad?

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-Demonios, ya es tarde.- Se quejó Kibe una vez verifico la hora en su celular. Volteó a ver a su amigo que se encontraba sentado a un lado suyo. -Oye, Kazuya, ya es hora de irnos.-.

-¿Ehhh...? ¿Por qué tan pronto? ¿No sé supone que ibas a acompañarme en mi dolor~?- Dijo el joven peli-castaño, que a pesar de haber tomado más que su amigo, hablaba con bastante claridad.

-Solo iba hacerlo por un rato, no toda la noche. Tengo que ir a trabajar mañana.- Contestó mientras se levantaba de su asiento y se ponía la sudadera que se encontraba en el respaldo de la misma. -Además, tarde o temprano la vas a tener que superar.-.

-Ya lo sé...- Kazuya dejó caer su cabeza sobre la barra de madera que tenía enfrente, para después levantar nuevamente la cabeza con algunas lágrimas en los ojos. -Pero aún no puedo borrar la imagen de Mami-chan engañándome con otro chico.-.

-Lo sé, idiota. Es por eso que tienes que hablar con ella y ponerle fin a su relación. ¿Quién te asegura que ella no volverá a engañarte con ese chico o que ella no está meditando la idea de terminar contigo? Lo mejor para ti en estos momentos es terminar con Mami antes que ella lo haga, así conservaras un poco de la poca dignidad que te queda.- El peli-negro posó su mano en el hombro de su amigo en señal de apoyo. -Créeme, es lo mejor. Ya con el tiempo lograras salir adelante. Incluso puede que encuentres a alguien mejor que ella, ¿Quién sabe? A veces las personas que cambian por completo tu vida llegan cuando menos te lo esperas.-.

Kazuya volteo a ver a su amigo, sintiéndose un poco mejor ante las palabras de apoyo de su mejor amigo de toda la vida.

-Aunque, considerando tu vida amorosa, lo más probable es que eso nunca pase.- Kibe hizo que su mejor amigo volviera a su estado depresivo de antes.

-Gracias por levantarme el animo.- Habló el peli-castaño, obviamente de forma sarcástica.

-No hay de qué. Para eso están los amigos. Cuídate.- Dicho eso, Kibe se fue del bar.

Kinoshita solo se quedó en el establecimiento, bebiendo cada vez más y esperando que de esa forma pudiera olvidar el horrible y doloroso recuerdo de su novia siéndole infiel con otro hombre. Y lo peor de todo es que ese chico era 1000 veces más atractivo que él. Verla tomada de la mano con aquel chico para después besarse fue algo que le hirió el corazón, pero lo que definitivamente termino por hacerlo trizas fue ver como ambos se dirigían a un hotel para después entrar... y ya no volver a salir por un largo rato.

-¡Ahhh! ¡¿Por qué tenía que terminar así?!- Tomó de nuevo su jarra de cerveza y le dio un profundo trago, casi acabándose su amarga bebida. Dejó la jarra y una vez más volvió a estrellar su cabeza contra la barra. -¿Por qué, Mami-chan...?-.

Siguió lamentándose por un rato más, desahogando sus penas con aquel líquido ámbar, que a pesar del sabor le era difícil de dejar. Fue entonces que logró escuchar algo que le llamó la atención.

-Maldito seas, Umi... ¿Por qué t-tenías que...?- Era la voz de una chica, que claramente se notaba molesta.

Volteo su mirada para verla y se encontró con una joven de hermosa cabellera peli-marrón, atado en un par de trenzas; sus ojos eran del mismo color que su pelo, acompañados por unos anteojos de color negro; y a simple vista se notaba lo suave y tersa que era su piel. En pocas palabras, era hermosa, muy hermosa. Ella se encontraba sentada un poco alejada de él, pero lo suficiente como para poder escuchar las palabras poco audibles de la peli-marrón. Ella apretaba con fuerzas la jarra de cerveza que tenía en sus manos, con una clara expresión de enojo y tristeza mientras contenía las pequeñas lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos. De pronto, se llevó la jarra a la boca y le dio un gran trago, terminando con su bebida en cuestión de segundos.

Nuestra rara historia de amor. (Kazuya x Chizuru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora