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Todo fue tan fluido, tan espontáneo, que llegaba a parecer algo tan natural, que a ninguno de los dos les pareció nada raro que de pronto la mano del soldado más fuerte de la humanidad estuviera sobre la mano de la pelirroja. Y que ambos se miraran a los ojos como dos estúpidos, claro siempre con cautela para no levantar sospechas.

Sintiéndose el hombre más feliz, por una simple acción, tener su mano entrelazada con su subordinada. Ahí mismo, en ese horrendo mundo donde les tocó vivir, en esas horribles circunstancias que tenían que pasar, algo le había quedado muy claro; quería a Sabrina la quería a su lado para no volverse a sentir solo nunca más.

...

-¡Agh! Esto se pone cada vez más complicado -susurró ferozmente, restregándose la piel con esa pequeña esponja.

-¿Otra vez hablando sola? -preguntó Levi en tono de broma al abrir la puerta y meterse en la pequeña cabina de ducha.

Mientras se enjuagaba el jabón de los ojos, Sabrina por fin pudo divisar la figura perfecta de su capitán frente a ella. Inmediatamente se le cortó la respiración mientras lo miraba de arriba abajo, contemplando cada músculo definido sus abdominales y bíceps.

A su parecer él capitán Levi era un hombre irresistible, increíblemente atractivo. «Dios, es hermoso», pensó.

Extendió sus brazos mientras trazaba con sus dedos las cicatrices de su pecho, testimonio de las diferentes batallas que había tenido, lo fuerte que era en realidad y de su increíble fuerza de voluntad para sobrevivir. Absolutamente todo en él la había atraído desde siempre.

Empezó a frotarse las manos con el jabón de barra, mientras le ofrecía con un tono seductor:

-¿Quieres que te frote la espalda? -necesitaba con ansias poder tocar su cuerpo desnudo, fuerte y masculino.

Él se volteó completamente sin articular palabra y ella acarició sus hombros y espalda con sus manos jabonosas.

-Estás tenso -dijo masajeando sus músculos para que se relajara-. ¿Qué pasa?

-Supongo que sigo pensando en lo que nos enfrentaremos. Toda esta situación me jode -le dijo en voz baja pero se podía notar su frustración.

Sabrina suspiró suavemente, era cierto, el panorama había cambiado-. Estaremos bien mientras tú estés conmigo -le dijo con un tono un tanto egocéntrico.

Sabrina deslizó suavemente sus manos sobre su musculosa espalda, sintiendo sus músculos flexionarse en respuesta. Su capitán tenía una piel muy suave; le encantaba tocarla-. Date la vuelta -pidió.

Levi se volteo y la pelirroja se vio frente a un poderoso torso y un miembro muy duro. El deseo rapidamente se disparó entre sus muslos, y su sexo se contrajo ansiando con ganas tener su impresionante miembro dentro suyo.

Sin esperar más descendió sus manos que pasaron por su pecho y le rodeó la verga con los dedos, encantada de ser ella quien despertara a su amigo.

-Sabrina -gruñó con tono de advertencia.

Ella lo ignoró y descendió hasta quedarse de rodillas.

-Mi turno -dijo mientras tomaba su glande con la boca.

-Carajo -su gruñido desesperado resonó en el espacio de la ducha.

Ella sonrió mientras se metía en la boca todo lo que podía de su miembro y succionaba.

-Maldición -sin previo aviso sujetó su pelo mojado y tomó el control de la situación, guiando su boca sobre él, cada vez más rápido. Ocasionando un quejido largo y torturado de Sabrina; había hecho que se atragantara-. Mierda, así no -la agarró por los hombros y la levantó sin dificultad para sujetarla contra la pared de la ducha en un santiamén.

¿No será que te gusto?  Levi Y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora