Nero x Ele (1)

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La noche había sido larga. Había una ligera neblina en el aire, los barcos zozobraban suavemente más abajo, en el embarcadero. Se oía algún perro ladrar en la distancia, y ya apenas había viandantes en las calles
Tal vez algún borracho cantarín al que habían mandado de vuelta a casa, o una mujer que había salido tarde de trabajar.
El salón de estar de la familia Rossi estaba oscura. La mayor fuente de luz era la Luna, entrando por las ventanas abiertas. Era Otoño, pero el calor del verano aún no había abandonado su puesto.
Una pequeña brisa ondeaba las velas de los barcos, y las cortinas de las ventanas.
Nero abrió el armario de los licores para agarrar una botella de whisky y un par de vasos, mientras Eleanora se abanicaba ligeramente.
Se había sentado en una butaca, y se había quitado tanto las botas, como los pantalones y la crinolina, así teniendo un poco más de libertad de movimiento.
Había dejado atrás cualquier formalidad, pues no era necesario. Estaba con la espalda curvada sobre el respaldo, y la pierna derecha subida en el brazo correspondiente.

Su peinado se había deshecho, y se había recogido el pelo atrás de forma conveniente. No llevaba ni siquiera los guantes, ni los calcetines. Y se había remangado.

Nero por su parte también había prescindido de los zapatos, como de la chaqueta. Llevaba el chaleco desabrochado y la camisa a medio camino.

Le ofreció a Ele una copa, y este la aceptó gustosamente. Bajó la pierna del brazo del sillón, y el de pelo plateado aprovechó para sentarse en el suelo, apoyado en el asiento, una pierna de Ele a cada lado.
No era nada sexual. Simplemente estaban cómodos así. Aunque se dirigieran miraditas, estaban demasiado cansados para intentar cualquier cosa... O no?

Nero no pudo evitar fijarse en que Ele tenía unos pies muy delicados. Sabía de sobras el género de su "amiga" pero a veces tenía dudas. Desde ese día no lo había visto completamente desnudo ni una sola vez. Ni siquiera un pequeño atisbo de qué podría tener entre las piernas. A veces se preguntaba si simplemente estaba muy borracho. Si por mucho que le viera el pecho simplemente se forzaba a ver que carecía de senos. Sus ojos se desviaron de su vaso a las piernas que lo rodeaban. Y lentamente hacia su entrepierna.

- Disfrutando de las vistas? - Le preguntó el chico irguiendose de golpe

- Me estaba preguntando si no soy un loco, o si estás jugando conmigo con algún Glamour - le respondió Nero

- Si quisiera que creyeras que soy un hombre no me tomaría tantas molestias para demostrartelo - Y se encogió de hombros

- Y exactamente qué molestias te has tomado para "demostrarmelo"?

- Muy sencillo - Hizo una pausa - No he hecho nada.

Nero lo miró desconcertado, pero antes de que pudiera preguntar, Ele puso los ojos en blanco y continuó hablando

- No he hecho nada, porque no necesito demostrartelo. Si necesitas reafirmación, siempre puedes desnudarme - Guiñó un ojo y dio el último sorbo de su vaso.

Nero abrió la boca un par de veces. Intentaba decir algo pero no sabía cómo empezar. Dejó ambos vasos en la mesa y se giró hacia Ele. Se quitó el chaleco y se remangó. Deslizó sus dedos, ahora fríos, por debajo de la falda del otro muchacho, lo que causó un rápido cambio de expresión en su rostro.

Nero subió desde los gemelos a los muslos, y se detuvo al sentir la cicatriz, instintivamente retirando las manos. Pero no llegó muy lejos.

Ele lo detuvo, apretando sus manos conta las del chico sentado a sus pies. Respiró profundamente y lo miró fijamente. Cerró los ojos un momento y tras un momento de procesarlo, asintió levemente.

El chico de cabello plateado se ruborizó, y esperó a que el otro retirara sus manos antes de continuar. Con tanta falda no veía nada, así que levantó las diferentes capas y se metió debajo.

One shots para los amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora