PRÓLOGO.

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Mis ojos no podían creer lo que veían. Quizá era una ilusión, un actor, un doble. Pero al najar sumascarilla color negro y sacar su gorra de aretes, pude ver incluso desde aquellos 5 metros que asemejaban infinitos ese inconfundible lunar en el medio de su labio inferior.

El mismísimo Jeon JungKook había regresado de la muerte

***

Los chicos me habían prácticamente obligado a subirme al coche. Estaba paralizada. A mi lado, estaba sentado JungKook, quien tampoco sabía qué hacer o qué decir.

Pasó el tiempo, no sé cuánto era del cementerio a la mansión, pero desde luego, los escasos diez minutos de ida se me hicieron horas de vuelta.

El coche estaba tan silencioso que podía escuchar prácticamente a todos tragar saliva, respirar, y sus latidos. En mi cabeza, sólo habían pensamientos mezclados, que carecían de pies y cabeza.

¿Por qué me había hecho eso? ¿Por cuánto tiempo había desaparecido? ¿Por qué ahora no se atrevía a decir nada?

Le miré por un rato largo. Esta escena se me hacía familiar. Cuando le conocí, también le miré de la misma forma, y él soltó su estúpido chiste.

"¿Qué miras? ¿Te gusto, o qué?"

Gruñí suavemente y miré por el cristal del coche. Él no se había inmutado, o no se había querido inmutar, mejor dicho.

No sabía si besarle, si darle un tortazo, o si mandarle a la mierda. Simplemente, llegamos a la casa, y me bajé del coche sin decir nada.

Ni le había abrazado, ni le había besado, ni le había tocado. Creo que aquello era en gran parte porque tenía miedo de que aquello fuera un sueño, y realmente él sólo fuera un fantasma.

Avancé. NamJoon, quien había ido en el otro coche con V, ya estaba en casa. Ambos esperaban en la puerta. Sólo pasé por medio de ellos golpeando con mi brazo al pasar a V.

No quería hablar. No tenía hambre. No tenía sueño. Tenía preguntas, pero no tenía ni ganas de hacerlas.

Durante muchas noches, le pedí al destino que me juntase con JungKook de nuevo. Pero, fue el mismo quien decidió aparecer.

Caminé en silencio hacia mi recámara. Allí, me tumbé. Y aunque no pude conciliar el sueño durante horas, nadie vino a molestarme. Nadie entró en mi cuarto esa noche.

A la mañnaa siguiente, a eso del mediodía, el tocar en mi puerta me despertó. Yo no contesté. Pero la persona que tocó, JiMin, pasó igual.

—Adri... Necesito que vengas un momento. — me miró con esos estúpidos ojos lindos. —Porfavor... —
Me levanté, y me puse algo de ropa que fuera presentable.

Salí por la puerta, detrás de él. Y me guió hasta una sala que reconocí. Aquella en la que Jeon me hizo sangrar de esa forma.

Al entrar, todos estaban allí. Y JungKook, estaba de pie, en el medio. JiMin se sentó en una de las 7 sillas que estaban ahí, y me acercó otra, pero me negué.

Me quedé de pie, de frente a él. Mi mirada se clavó en la suya.

—Creo que, primero de todo, te debo una disculpa. Pero yo... Yo todo esto... Lo hice por una razón, Adri... Yo- —

Gruñí, curvando mis cejas hacia abajo. — No me llames Adri después de desaparecer durante tanto tiempo, Jeon. Llámame Adrianna. —

Suspiró. Ahora me miró mucho más serio. —Bien, Adrianna. Entiendo que estés enfadada. Pero ahora, necesito tu ayuda, tu ayuda y la de todos los aquí presentes. —

Lo miré como si estuviera loco. —¿Pretendes que te ayude después de fingir estar muerto? Como me vuelvas a pedir eso, a lo mejor no te va a hacer falta fingirlo.—

Me cortó, poniendo la palma de su mano en alto, indicando que hiciera silencio. Me enfurecí, pero probé a tener la boca cerrada.

—Necesito ayuda, porque estoy aquí por un único motivo. — Dijo, encendiendo sus ojos de aquel color plateado que tanto recordaba, y que ahora, le pegaban a su característica de fantasma.

—La venganza. —

***
Bueno, bueno, bueno.

Aquí estoy una vez más, y haced caso de que esta temporada viene fuerte, y que voy a empoderar mucho a la Adri >:D.

Espero que este prólogo haya servido de algo para incitaros a continuar esta historia como hicisteis con la primera.

¡Nos vemos~!

GHOST [Mind Games Collection]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora