V: Interpol.

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—¿Qué coño pasa, Tae?— Habló jadeante todavía. El silencio precede el caos, se suele decir.

—Han hecho su primer movimiento.—

***

Apenas tuve tiempo para vestirme para cuando la reunión había comenzado. Todos se veían claramente afectados por la situación, entre ellos, TaeHyung el más nervioso. Cada uno de ellos realizaba una guardia a lo largo de la ciudad en noches alternas, y durante la guardia temprana de V había sucedido algo.

Este se levantó claramente nervioso. Su bandana negra y ropa militar del mismo color hacían resaltar sus facciones masculinas y serias, pero el temblor de sus labios y lo perdido de su mirada no dejaban de mostrar su verdadera faceta de cachorro asustadito.

—Bien, ah... Os explico la situación. Estaba haciendo mi guardia nocturna habitual por los callejones del centro, cuando noté el suelo temblar. Escuché unos gritos en la calle, y corrí en dirección contraria a la cual corrían algunos transeúntes de barrios bajos. Llegué al Callejón del Gato... y...—

Tae tragó saliva para pulsar el botón que encendía el proyector, y mostrarnos en la pared escrito en rojo la siguiente frase: "Muerte al joven lobo." Al principio pensé que era únicamente pintura, pero en la siguiente foto había una imagen que jamás olvidaría.

Era un hombre trajeado, de unos 40 o 50 años, que tenía un corte horizontal en el cuello, con la lengua sacada a través de la cavidad abierta con algún objeto cortante. Sentí unas fuertes náuseas apoderarse de mí, y cuando iba a apartar la mirada JungKook me obligó a mantenerla, mirándome de reojo: —No apartes la mirada. Tienes que conocer las consecuencias de este mundo. A eso se le llama corbata colombiana... Se le hace a los comunistas, republicanos y..._

TaeHyung acabó la frase. —A los chivatos.— Aquella conclusión heló mi sangre al completo, acelerando el pulso de mi corazón pero sin embargo, por mucha sangre que llegase a fluir por mi organismo, este no lograba entrar en calor.

JungKook estaba ensimismado en sus propias deducciones, casi como si en sus ojos se pudieran ver las piezas de un rompe cabezas deslizarse y resolverse de mil maneras.  Lo único que dijo, fue. —Ese rostro... Lo he tenido que ver antes. — Yo actué de la misma manera, fijando la mirada en la oscura caoba de la mesa. —¿No había más pruebas allí? Algo que nos pueda no sé, ¿llevar a una conclusión?— Pregunté de forma desubicada.

Jeon se extendió y separó sus piernas, haciendo algo que de la nada me sorprendió. Tiró de mi brazo, levantándome de mi asiento para sentarme en sus piernas, duras y firmas. Me daba vergüenza recargar mi peso entero, pero sus manos alrededor de mi cintura me obligaron a hacerlo. Este se acercó a la mesa, haciendo que mi cuerpo rozase con el lateral de la mesa. Simplemente, el hecho de su cercanía me ponía nerviosa, tanto que aquel movimiento me había desconcertado.

—Sí, de hecho había algo más.—Dijo ignorando el movimiento del líder. Entonces tomó algo de la mesilla detrás de él y lo lanzó encima de la masa, era una placa de policía, ensangrentada, con el mismo rostro del señor que había sido masacrado. Me apresuré a inspeccionar la placa.

—Estaba en su mano, y en su otra mano, tenía una pistola.—Subí la cabeza al sentir que las ideas comenzaban a discurrir. —¿Tenía una pistola en la mano y una placa en la otra...?— Eso era demasiado extraño. Parece que Jeon me entendió a la perfección. —Si era un policía y tenía la placa en la mano, quería decir que se la estaba enseñando alguien. Es decir, no tendría sentido que la sacase al morir... Y está manchada de sangre. Así que no la sacó  y la volvió a guardar antes de que le atacaran, si no que...— No le dejé terminar la frase.

GHOST [Mind Games Collection]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora