IV: "Dominancia" (+18)

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Asentí, era lo que tenía que hacer.

—Vamos, Jeon. No me voy a entrenar sola.—

***

Aquella noche, mi cuerpo se sentía demasiado cansado por todo el entrenamiento que había tenido. Desde el acontecimiento del cuchillo, las horas de defensa personal se habían vuelto más complicadas respecto a los ejercicios y técnicas.

Mi cama estaba más mullidita que nunca, así que al tumbarme dejé escapar un leve suspiro de satisfacción por sentir cada una de las vértebras de mi columna relajarse. La ducha caliente me había sentado fenomenal, y ahora con la habitación caldeada por los radiadores de temperatura me hacía sentir en el cielo. Un cielo calentito, pero en el cielo.

Me sobresalté cuando sentí un peso repentino encima mía, y una mano tapar mi boca. En la oscuridad sólo logré ver la figura fornida de un hombre que segundos después reconocí por su voz:

—Aplica lo que has aprendido para librarte de mí, pequeña.—Su rodilla se deslizó hacia la separación de mis piernas, lo que hizo que mis manos viajaran a su espalda con mis dedos haciendo leves rasgados allí.

Jungkook se había puesto encima de mí, con una mano en mi boca y otra en mi cintura. Su rodilla iba adelante y atrás en mi intimidad, rozándola por encima del holgado pijama. A pesar de que hacía apenas unos cuantos minutos me sentía demasiado relajada, mi estado de ánimo cambió completamente en cuanto sus roces se hicieron más intensos.

Mi cuerpo entero ya comenzaba a temblar, pero una idea brillante y fugaz pasó por mi cabeza, dejando un hilo estelar de curiosidad que me llevaría a cometer la mayor locura posible en mi vida. Y es que, consiguiendo darle la vuelta, montándome encima de su virilidad, y tirando de su pelo hacia atrás, las siguientes palabras salieron de mi boca;

—Ahora aquí mando yo.— No era consciente de mis palabras pero oírme a mí misma decir aquello me dio fuerzas para dejar que mis manos subieran y bajaran tentadoramente por su pecho, y pectorales. A su vez, con mis caderas realizaba aquello que le decían "cabalgar". No solo me sorprendí yo de mis propios actos, si no que el mismo Jeon dejó su expresión de sorpresa delatarlo, observándome mientras mordía su belfo inferior, haciendo una clara expresión de placer incontrolable.

—Parece que la gata se ha transformado en tigre.— Habló con sarcasmo. Ante aquel comentario, mi mano bajó hacia su miembro presionando su punta, como un castigo. Me acerqué a su oreja, lamiendo el lóbulo en delineando uno de sus aros con mi lengua.

—Cuidado con lo que dices, Jeon. Hoy no le tengo miedo a nada.— Dije para poner mis manos en sus mejillas y acercar nuestros labios para así rozarlos, sin que llegase a ser un tacto concreto. Así buscaba provocarlo hasta que no tuviera otra opción que atraerme a un hambriento beso desesperado que llevaba bastante tiempo buscando. Su mirada básicamente me estaba devorando una vez nos separamos.

Sus ojos chocaron con los míos, pude sentir el calor que desprendió aquel choque, como si fuera un mechero chasqueando la chispa que daría lugar a la luz posterior. Seguí moviéndome encima de él de manera suave, sonriéndole. Él, mientras tanto, se dejaba hacer, subiendo sus brazos a los laterales del cabezal de la cama, así reposando su espalda en ella también.

Sus manos viajaron hasta mis cuartos traseros, haciendo una leve presión en aquella prohibida zona, a la vez que lo acompañaba con un delirante y delicioso gruñido de placer. Observaba todo como si fuera el jodido dueño de mí, y bueno, aunque yo era la que estaba llevando las riendas de la situación, JungKook podía hacer conmigo lo que le diera la santa gana en ese momento, yo misma no estaba en mis cabales.

GHOST [Mind Games Collection]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora