"Oh, vamos. No engañas a nadie. No eres una máquina de escribir ni una muñeca pálida. No eres una escritora ni una poeta. No eres esa persona que ves tras las fotos y que tratas de ver en ti. No eres."
Así es como empieza el día. Sonríe y tuerce el gesto en una mueca que le impide llorar. No diré nombres, ni daré datos, pero merecéis un comienzo. Érase una vez cierta persona que creyó estar a la altura de las palabras. Subió y subió para tratar de alcanzarlas. Pero al llegar a la cima, ellas la derribaron. Se encuentra en el suelo. Sí, allí, justo en esa esquina. Mírala.
Ni sus venas son visibles ni es el ideal de belleza antigua creado por ciertas redes. Tampoco es una persona especial. Sólo tienes que observarla para darte cuenta. Sus gestos burdos, su estúpida mueca. Ni siquiera sabe cómo reaccionar a las cosas. Es como una máquina, pero mucho más simple.
Se levanta y se dirige hacia la mesa del otro lado de la habitación, donde hay una libreta ni desgastada ni poética. A su lado descansa un bolígrafo negro sin usar, cansado de ser abandonado cada vez que ella lo agarra entre sus dedos. De nuevo, va a la carga. Lo toma y lo mira, como si le costara decidirse en qué hacer a continuación. Abre el cuaderno y posa la metálica punta del bolígrafo en él.
Después, nada. Lo ha vuelto a cerrar y ahora se está riendo. Se ríe con la risa de alguien absolutamente cansado, aunque el misterio es de qué, y después sólo se sienta. Piensa en cómo los demás pueden y ella no. Piensa en garabatos sobre una libreta hechos sin pensar en nada.
Vuelve a abrirla, esta vez deprisa. Destapa el bolígrafo y, como si de un crimen se tratase, ataca las páginas con líneas trazadas de forma aleatoria, palabras ilegibles y lágrimas que parecen gotas de lluvia. No es ella quien llora. No sabe sentir. Es ella, la persona del dibujo. Ella siente por ella. Es el intérprete de una canción que la chica no puede entonar.
Entonces se da cuenta de que lleva escuchando la misma canción durante toda la tarde. Se percata y vuelve a reír. ¿Qué está haciendo? Con desánimo, entierra su cabeza entre los brazos y deja escapar un profundo y estúpido suspiro. ¿Qué significa todo eso?
Cuando mira el dibujo no tiene ningún sentido, a menos que seas ella. Líneas irregulares se entrelazan con flores y constelaciones mal dibujadas. Desearía dárselo a alguien, para ver si saben descifrarla. Sería inútil.
Y al día siguiente, le preguntan:
-¿Has escrito?
Ella sonríe como quien mira a un iluso niño pequeño. Oh, querida. Si tú supieras.
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Deja de ocultarte de tu propia sombra.
De TodoNo es más que lo que va contigo a todas partes. No puedes cambiarlo, estúpida. [cuando llegas a tal límite que escribes autosátiras.]