Lil' Min » Y.M | ✔

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—Esto es algo que deseaste hace mucho, ¿no es así? —soltó YoonGi de repente, su cuerpo acomodado encima de su pareja, ambos desnudos, una capa de sudor cruzando zonas que agradecían la fricción entre la piel ajena, agradecían poder sentir que su amado estaba él—, ¿verdad?

—¿Todavía te pica la inseguridad? —pudo responderle, su voz temblando por la necesidad de buscar aire, hipando—. Cariño... de verdad, ¿cómo podré convencerte de que mis palabras gritan la verdad de mi corazón?

—Me refiero a... —Y se mordió el labio, buscando palabras que cooperaran con lo que quería decir, pero no salía nada coherente o directo de su garganta—, lo que puede cambiar. Tú sabes.

—No quiero cambios en mi vida si no es a tu lado —dijo con convicción y su voz brotando con firmeza fue el punto clave para que YoonGi lo sintiera, así como sentía ese escalofrío placentero y emocionante cosquillear en cada punta de los dedos en sus pies contraídos contra las sábanas—, solo en caso de que llegues a un punto en que no te ves conmigo acompañándote, entonces eres libre de decirlo sin ningún problema de por medio. No voy a molestarme ni nada... si eres sincero, valdrá muchísimo para mí.

—No lo lleves tan por ese camino —fue lo que respondió su novio y JiMin se estiró para depositar un suave beso en sus labios; el rojo de estos llamándolo como quien se sintiera atraído a la belleza de una hermosa rosa; esa que la miras y sientes ganas de decirle cuán bella es, cuánta perfección destila cada uno de sus pétalos conformando un remolino, como en el que ahora mismo se encontraba su alma—. Bonito, de verdad, no es mi intención llegar a ese punto; no ahora.

—Me lo pediste, pero no voy a atarte, YoonGi —susurró poco después, mostrándose seguro de sus palabras aunque por dentro algo en él doliera por la posibilidad tan enorme de que eso llegara a ocurrir, de que ambos no pudieran continuar juntos—. No deseo que te sientas obligado por el anillo... ya dije que primero debemos terminar nuestros estudios, ser independientes y luego pensar en una boda como tal... como la que podríamos hacer por ambos.

—Y eso lo respeto con toda mi alma. No quiero estancarte —asintió, ya un poco más convencido, ya un poco menos tenso y con sus manos deslizándose en una caricia por el estómago ajeno. Sintió en su pareja un leve relieve sobre este por lo que extendió su mano en aquellos segundos que duró disfrutando de ese tacto, hasta que descendió más... y tocó el anillo que lo llevaría al cielo—, amo que tengas esa meta sin romper —añadió en un jadeo bajo y empujó un dedo. JiMin siseó—, y tienes razón.

—D... De todas formas —continuó JiMin, su espalda encorvándose un poco mientras resoplaba. El primer dedo no dolía, solo era una punzada rara que desaparecería conforme YoonGi lo preparara, sin embargo, los otros más sí que cobrarían factura cuando llegara ese conocido espinazo en su espalda baja. Respiro hondo y continuó, su voz ahogada volviéndose una maraña de deseo que picó en su miembro, haciendo temblar este. Lo tomó entre sus dedos, acariciándolo—, pero, a su vez, si sientes que el anillo significa una promesa a futuro en donde deberás casarte pero en ti no hay... si no te sientes preparado, no lo quiero. No lo quiero así.

—Sé eso. Eres muy dulce —sonrió YoonGi un poco contrariado por el asunto, de cómo JiMin aceptaba sus inseguridades cuando fue él en primer lugar quien propuso tal momento.

—No —JiMin se rió—. Solo estoy enamorado. Y como hombre enamorado que soy quiero que te sientas cómodo, no quiero presionarte ni recordarte que faltan tantos días para que llegue ese momento en donde deberás decir: «sí, acepto», porque todo esto debe llegar a su paso. De todas formas, te agradezco tanto que pienses en un futuro conmigo, amor, porque yo también lo hago. Amo hacerlo. —Empujó su nariz en el cuello ajeno, recogiendo la esencia de aquel cuerpo que amaba con toda su alma, que deseaba marcar en besos y en donde su garganta tenía infinitos deseos de profesar lo mucho que amaba cada rincón que trazaba.