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Lentamente, encontrándose suspendido sobre el suelo gracias a los fuertes brazos de YoonGi,  JiMin fue borrando su sonrisa con lentitud; sintiendo el balde de agua fría mojándole la espalda y sacándolo de aquel sempiterno ensueño que aún envolvía su mente como una perfecta fantasía. Porque, como si fuera un cuento de hadas, su corazón vibró y en su garganta se creó un nudo que fácilmente pudo volver a la normalidad cuando levantó el rostro, suave, lento.

El jugador lo miraba. Sus ojos brillaban con plena emoción que le resultaba más que mutua. Admiró entonces cómo los pequeños labios se estiraban en aquella perfecta sonrisa y el cómo sus mejillas adquirían ese delicioso sonrojo que él mismo se dedicó a darle besos suaves con tal de que su dejara de presionarle el pecho. Y es que dolía. Dolía de una forma inefable que incluso resultaba irreal. Solo... solo sentía en su interior cómo su estómago se comprimía de una forma extraña y, por unos efímeros segundos, su cuerpo dejó de reaccionar a todas aquellas acciones acumuladas repentinamente en su cabeza.

Aquello provocó el que sus labios quedaran más tiempo de lo debido sobre la encendida mejilla del contrario, por lo que fue bajado; la calidez desapareciendo de su boca a causa de ello, solo quedando con el rostro levantado mientras le arrebataban esa familiar calidez ajena de la que tan dependiente se había vuelto. Fue lento, hasta que finalmente el suelo se hizo dueño de los próximos pasos de sus temblorosos piecitos incapaces de sostenerse por sí solos durante los próximos segundos, en los que, por mientras, sus delicadas pestañas le barrieron los sonrojados pómulos.

—No puedo creer que hayas hecho eso —JiMin siseó al fin, cuando la voz volvió a él y ya era capaz de formular algo más que puros chillidos mezclados con un palabras incoherentes.

De repente sintió más pena, y el cómo sus mejillas adquirían un torno llamativo que se acentuó en cuanto la frente de su novio quedó apoyada con la suya. Los ojos sagaces y la sonrisa ladina de su novio, dirigidas en su dirección, solo provocaban que su lado tímido se hiciera presente en cuanto reparaba en el hecho de que la mayoría de los espectadores se les quedaban viendo. La curiosidad y, quizás, un poco de morbo yacían pintados en los rostros de cada uno, entre risas y silbidos que alentaban al jugador a tomarle mejor de la cintura para que lo besara, para que volvieran a perderse entre el alma del otro al entregarse de esa manera.

Sin embargo, y debido al momento, ahora eran solo ellos dos; las manos de ambos enrolladas en lados opuestos del cuerpo contrario y sonrisas cansadas y tiernas chocando entre sí debido a la cercanía. Por ello, a pesar de que se irrumpía el espacio personal del otro, en realidad, no resultaba molesto para ninguno; y quizás, sí, hasta cierto punto se encontraron buscando extinguir hasta el último espacio sobrante habitable entre sus cuerpos sudorosos. Por eso mismo, cuando sus corazones comenzaron a golpearles el pecho, fundirse en uno solo y verse envuelto entre aquella sublime adicción que era la presencia del otro hacia ellos, fue solamente que no rechazaron el impulso y se besaron de nuevo.

Porque en ese instante, cada quién veía sus oportunidades para mimar a su novio. Dulces arrumacos que hacían a JiMin encogerse mientras se hacía cosquillas en los dedos cuando entrelazaba estos en los cabellos medio alborotados de su novio, haciendo un desorden peor, pero que resultaba una mezcla salvaje y peligrosa para los deseos nacientes en su vientre. Por otro lado, YoonGi acalló cualquier protesta suya con un nuevo roce que le supo más a una dulce ambrosía que ambos disfrutaron sin importar que estuvieran en medio campo de juego y todos ya fueran retirándose a sus respectivos camerinos y lugares; lejos, ajenos al latido frenético que golpeaba en sus oídos.

—Ven a mi casa —jadeó el menor, disfrutando plenamente de cómo las manos de su novio ascendían de sus pómulos en dirección a sus cabellos peinados en unos rizos disimulados. Algunos sutiles más largos rozándole los hombros causaron cosquillas en su piel en cuanto al mayor le dio por hacerlos remolinos entre sus largos dígitos, temblorosos por el cansancio y quizás aún la adrenalina corriendo por cada poro de su ser.

Lil' Min » Y.M  | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora