IV.
Harry no se molestó en hablar con el editor del periódico escolar, evidentemente ya no hizo la sesión publicitaria y por obvias razones dejó el colegio. Sí, dejó.
—Potter... —había intentado McGonagall, mirando al muchacho con ojos tristes.
—No puedo estar aquí, profesora —repitió con la mirada fija en su regazo. Le latía la frente, quería dormir y esperar que los murmullos se detuvieran—. No me malinterprete, Hogwarts es... es como mi hogar, pero ya no puedo estar aquí.
Y McGonagall lo había aceptado, lo había dejado salir de su oficina con una sonrisa pequeña y se prestó para que los chismes sobre su nombre se detuvieran.
—No es necesario, profesora —aseguró James—. Usted sabe manejar esto.
Todos habían estrechado las manos y habían salido de la oficina en pleno descanso. Claro que lo apuntaron y murmuraron, Harry no podía culparlos, la cicatriz en su frente y los cortes en su rostro eran horribles, además, él estaba con el entrenador cuando murió, ¿acaso creían que lo había hecho?
Ya no tenía sentido indagar, el único testigo además de él, la persona que encendió el segundo faro y provocó la explosión, jamás dio la cara. ¿Qué más daba si creían que ahora estaba maldito?
No le dijo nada a sus amigos, les contó lo mismo que a todos el mundo.
—Era una broma de fuegos artificiales matutinos, supongo que conecté mal los cables, el entrenador no debió estar ahí.
Nadie preguntó ni pidió más información, estaban satisfechos con saber que lo habían expulsado, y Harry estaba bien con que creyeran eso.
—¿Pero por qué te quedó la cara rajada? —preguntó Draco, con su usual falta de tacto.
—No recuerdo —claro que recuerda—. Algún metal debió caerme encima cuando me desmayé —no, fue la punta de un ganchillo de la máquina de peso, y la hizo Riddle. De verdad lo dejó marcado.
—Entonces, ¿qué harás ahora? —preguntó Pansy con las cejas elevadas—. Todo el mundo sabe que estás expulsado y creen que se acabó para tí.
—Pero eso no es verdad —cortó Luna.
—Iré al Instituto del centro —dijo Harry con un encogimiento de hombros—. Remus dijo que el programa no era muy diferente al de Hogwarts, hay un equipo de fútbol y varias academias de ciencia —explicó, dedicándole una mirada a cada uno de los presentes—. Además, el instituto no tuvo problema en aceptarme con las hojas de disciplina en mi expediente.
Incluso con sus amigos mantuvo la mentira de su expulsión porque, ¿qué más debía hacer? ¿Decirles que casi muere por culpa del entrenador? No, perderían toda la fe en el Colegio, casi que se irían junto a él si con eso obtenían "justicia" o alguna ridiculez que Pansy inventaría, y ellos no tienen porqué perder junto a él. Y Harry no quiere tener más atención de la que ya ha tenido.
—Eres todo un caso, Potter —masculló Marcus. Gregory asintió como si acabara de escuchar un discurso inspirador y le dio una sonrisa apretada a Harry.
Harry los había evitado mientras pudo, pero claro que iban a preguntar, y si nos les daba al menos una respuesta comenzarían a indagar. Y nadie quiere eso. Así que su madre no tuvo más remedio que callar a James y decirle que sus amigos irían a casa para despedirse.
La parte en la que Vincent y Terence llegaron con algunas cervezas y algunos de sus trofeos fue totalmente improvisada, y Harry obtuvo un intercambio de gritos con su padre por algunos minutos antes de poder volver con sus amigos.
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The Chosen One © [Harry Potter] UA
FanfictionHarry es un jugador de fútbol en el Colegio Hogwarts, el entrenador en turno del semestre es Tom Riddle y, como siempre, odia a Harry por haber nacido. → Este es un universo alterno con todo lo que conoces en diferente orden ← [Creado porque "Imbéc...