III.
La ventaja del campeonato de Hogwarts es que sólo hay cuatro partidos oficiales, un montón amistosos y otros tantos a hurtadillas. Los estatales son un cuento completamente diferente: en nueve semanas se llevan a cabo trece partidos, de los cuales Hogwarts juega oficialmente en tres, (uno más de semifinal y la final), claramente el número trece es la final.
Terence no era tan bueno como McLaggen, pero no dejaba entrar ningún balón mientras se mantuviera concentrado, lo cual no era un problema si no había animadoras presentes.
Fueron ganando uno a uno, sin temor a ser arrogantes o fingir que no sabían cómo estaban ahí. Jugando como si fuera una maldita guerra. Ninguno estaba dispuesto a morir. Ni en el campo ni en manos del entrenador.
—¡Sigan corriendo! —gritó desde el costado de la cancha.
Son las cinco con quince de la mañana, faltan dos horas para que las clases inicien oficialmente y otras trece horas para que la final del campeonato comience, llevan media hora corriendo en círculos, ensordecidos por el silbato del entrenador y hartos de sus gritos. Harry, en especial, está fastidiado de su voz.
—No —logró decir con voz agitada. Alzó sus manos a los costados, indicando al resto del equipo que se detuviera, ninguno objetó, simplemente se dejaron caer en el suelo como sacos de papas.
Harry tosió, escupió y respiró hondo antes de trotar hacia Riddle.
—Ha sido suficiente —gruñó una vez que estuvo frente a él. Riddle alzó una ceja y observó el cronómetro entre sus dedos antes de sonreír con falsa amabilidad.
—Los partidos duran noventa minutos, Potter, no lo que usted desee —respondió peligrosamente. Harry suspiró y negó—. Vuelva a la cancha y termine el tiempo, ¿o quiere que le agregue...?
—¡Nadie volverá a correr! —gritó exasperando—. ¡Mírelos! ¡Ni siquiera han comido! ¿Cree que así estarán bien en el partido? ¡Va matarlos! ¡Va matarnos a todos!
La sonrisa de Riddle se extendió por su rostro, como si Harry le estuviera contando chistes y no acusándolo de intento de homicidio en masa.
—Nadie va a correr un metro más, entrenador —finalizó soltando el título con asco en cada letra.
—No permitiré que manchen a este colegio ordenando un cambio en la final sólo porque no pueden correr un metro más, Potter, ni aunque...
—¡Nadie dejará de jugar en la final! —volvió a gritar. El entrenador parpadeó y retomó su sonrisa antes de encogerse de hombros.
—Es tu palabra, Potter.
Sonaba como una advertencia, pero eso no le importaba en ese momento, Harry sólo quería irse a dormir. Riddle detuvo el cronómetro y volvió al interior del colegio. Pudo escuchar los suspiros de alivio de todo el equipo por encima del suyo antes de sentir el brazo de Draco sobre su hombro.
—Estás completamente loco —anunció con cansancio—, justo ahora eres San Potter más que nunca, ¿escuchaste? —bufó—. Te besaría si no estuviera tan cansado de esta mierda. Anda, te dejaré dormir en la cama de Gregory si me cubres en la primera clase.
Hogwarts se mantuvo repleto de los colores de sus cuatro equipos a lo largo del día, a donde quiera que un jugador caminaba era recibido con porras y vítores. Se sentía la tensión en el aire conforme las manecillas del reloj giraban y giraban, cada vez acercándose un poco más al seis.
—Tienes que ganar o me romperás el corazón —había declarado su padre cuando entró a la cancha del colegio, la "sede" de la final. Lily había golpeado el costado de James y había besado la frente de Harry antes de susurrar: —Sólo ten cuidado, sé que vas a ganar.
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The Chosen One © [Harry Potter] UA
FanficHarry es un jugador de fútbol en el Colegio Hogwarts, el entrenador en turno del semestre es Tom Riddle y, como siempre, odia a Harry por haber nacido. → Este es un universo alterno con todo lo que conoces en diferente orden ← [Creado porque "Imbéc...