CAPÍTULO 7

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Malditas sombras

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Malditas sombras

Émile

El asqueroso parque está repleto.

Observo con detenimiento a la niña de cabello cobrizo corretear al rededor del tobogán color amarillo canario mientras es perseguida por otro par de niños que ríen como focas con problemas respiratorios.

Esbozo una mueca.

A su edad, yo me encontraba en París aguantando los gritos de mis coreógrafos en las escuelas de ballet para varones sin ni siquiera poder reírme o me mandaban a hacer flexiones de piernas en las barras de calentamiento.

Mientras ella ríe, yo casi me desgarraba los tendones gracias a los ensayos exhaustivos.

Mientras ella corre, yo efectuaba pirouettes casi perfectos que me costaban meses de práctica y sufrimiento.

Y así es como me doy cuenta del significado de felicidad que cada persona le da en su vida.

Ah... bueno, qué más da, cada quien vive su infancia de diferente manera.

Glen, el hermano de la niña y mi nuevo ligue, la observa con fascinación sentado a mi lado en estas asquerosas bancas de metal ardiendo por el sol.

Su cabello rubio oscuro se ondea con el viento y su sonrisa amenaza con partirle la cara en dos. Me pregunto cómo es que se lleva tan bien con la diablilla de su hermana, si mi hermano, Calvin, y yo parecemos Godzilla y King Kong cada vez que nos hablamos.

—¿Por qué esa cara? —pregunta Glen, divertido—. ¿No estás acostumbrado a pasar el rato al aire libre?

—Si "al aire libre" te refieres a estar rodeado de animalillos como lo son los niños... no, entonces no.

—¿No te gustan los niños?

—¿Has visto esos anuncios en los centros comerciales que ponen "ver pero no tocar"? Vale, ese soy yo. Me gusta ver a los niños, pero no tratar con ellos. Me ponen de los nervios.

Suelta una risa.

—Bien. ¿Y por qué accediste a venir conmigo, a un parque para infantes, si no te gustan los niños?

—Porque me prometiste un buen polvo después de dejar a la niña en casa de tu tía —le soy sincero.

Se pone colorado y casi me entran ganas de reír, pero me abstengo porque sé que eso lo hará sonrojarse aun más. Glen Wessman es un dulce chico de veintitrés años que estudia programación en la universidad local de la ciudad. Su hermana menor, Susan, es su mayor adoración, pero gracias a que él es el hijo "bastardo" de su padre no le es permitido verla más de una sola vez por semana gracias a la perra de su madrastra, la madre de Susan.

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⏰ Última actualización: Mar 16, 2021 ⏰

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