Capitulo 9

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¡Buenas!

De nuevo les advierto: en éste capítulo está Nanami de nuevo en situaciones...candentes. Al que no le agrade leer a Yuuji teniendo relaciones con otro que no sea Gojo, pasen directo al siguiente xD

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— Yuuji, no te entiendo, te juro que no puedo hacerlo.

— ¿Qué es tan difícil de entender? No, aléjate, Satoru. No me toques.

Una de las grandes desventajas de haber adoptado aquella nueva y estrafalaria forma de vida era encontrarse completamente limitado de movimientos cuando la luz del sol se asomaba por el horizonte hasta que sus últimos rayos moribundos acariciaban la tierra que ellos podían caminar. De hecho, en la tierra inhóspita y casi deshabitada de Transilvania habían tenido una suerte excepcional e Itadori llegó a preguntarse cómo carajos había aguantado aquella rutina de "salir de noche, esconderse de día" todos los putos días del otro lado del mar.

Aquí, con sólo un poquito de suerte podían salir día y noche durante semanas si las condiciones climáticas se lo permitían. Con razón Nanami se había apostado allí y no había movido más el culo, Yuta incluido.

Por eso, cuando ese día amaneció malditamente soleado sin posibilidad de escape incluso de las zonas más profundas del castillo de Nanami, Itadori deseó morirse, sobre todo luego de la noche anterior.

Bufando, corrió escaleras abajo para adentrarse en los sótanos que ya luego de un par de meses en aquel recinto conocía bastante bien. Rodó los ojos mientras iba salteando escalones adentrándose cada vez más en la penumbra, las antorchas apagadas en aquel sector ya a unos dos o tres pisos de la planta baja del castillo.

Porque sabía que Satoru lo estaba siguiendo en silencio. Siempre lo hacía incluso cuando a Itadori le costaba sentir su presencia cerca suyo.

Se estaba arriesgando a una reprimenda grande por parte de Nanami al visitar aquel lugar porque sabía que por cuestiones paranoicas, el vampiro dormitaba allí abajo durante el día. Si Satoru y él hacían el menor ruido y lo despertaban...

Sin embargo, Itadori estaba tan frustrado y molesto con Satoru que el riesgo valía la pena; sabía que cuanto más se acercara a los aposentos de Nanami, más mermaría en su necesidad de perseguirlo...¿para dónde carajos tenía que doblar, derecha o izquierda?

Olfateó el aire tratando de captar aunque sea una pizca de la esencia de Nanami en el aire húmedo y frío de aquel lugar oscuro. Creyó sentir parte de su efluvio viniendo por la derecha, así que sin pensarlo dos veces al sentir al otro ya pisándole los talones, comenzó a descender la escalera que daba a ese lado, más y más abajo...

— Yuuji...lo siento, no sé qué fue lo que hice, pero te juro que lo siento...

— Siempre lo sientes, siempre estás arrepentido. Estoy cansado de perdonártelas todas. ¡Déjame en paz aunque sea un día, maldición!

No quiero.

De repente, Itadori se vio empujado contra la pared de piedra por una fuerza invisible, dejándolo sin aire; sin tiempo a reponerse, Satoru ya estaba sobre él. Sentía su cuerpo, sus manos, su aroma invadiéndolo todo, incluso la coherencia de sus pensamientos. Parpadeó un par de veces intentando enfocarse cuando percibió los labios ajenos sobre su cuello, los dedos largos desabotonando su camisa con sutil maestría...

— Basta.

Quizás había empleado demasiada fuerza o tal vez Satoru había estado desprevenido justo en ese instante y no se la había visto venir; en cualquiera de los dos casos, el empujón había sido malditamente efectivo y había lanzado a Satoru hacia la pared contraria, su espalda chocando contra la piedra. Itadori no necesitaba ninguna luz para visualizar su silueta en la oscuridad ni sus ojos de aquel tono carmesí completamente abiertos y fijos en él. Satoru parecía genuinamente sorprendido, anonadado por la reacción violenta de Itadori.

El extraño de mi cuarto [GoYuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora