Nadie nunca había conocido ese lado de ella.
Esa ternura.
Se mostraba fría ante el mundo.
Yo no hacía parte de ese “mundo"
Ignoraba a todos menos a mi.
Yo era la única a la que ella quería.
Eso me decía.
Ella era única que sabia hacerme sonreír y hacerme llorar de verdad.
Somos nada y a la vez todo.
Somos el complemento la una de la otra.
Somos y no somos.