LA RUINA
El teléfono fijo del actual líder del clan del buey sonaba como por décima vez ese día. Alistar había pedido a la gente del lugar ignorar las llamadas puesto que siempre se trataba de la misma persona y ni él ni su huésped querían hablar con él.
-Vaya que ese sujeto es persistente, con este que son? Tres días?- El líder bufó y el menor ya terminaba su desayuno en silencio. –Y tu muchacho? Cómo te sientes hoy?-
-Mejor...- Mentía, desde el incidente con Viego, su cabeza no había dejado de doler y a ratos perdía contacto con su hermana y por lo tanto con sus armas, además de sentir como la presencia de su padre se desvanecía día con día. Pero por supuesto no era algo que simplemente pudiese conversar con su líder.
-Me alegra escucharlo aunque personalmente no creo que te veas "mejor", estas seguro que no quieres que te revise un médico?-
-No, los dolores son productos de la ruina que Viego trae consigo, no es algo que se pueda arreglar con medicina... pero estaré bien, lo prometo.-
-Si tú lo dices, pero recuerda que estas en observación, aún no he decidido si podrás participar en la batalla.- El pecho del menor se estremeció y su cabeza dolió fuertemente en un instante, el peliazulado sabía bien que era la ruina aprovechando cada momento de debilidad para quebrarlo por dentro y apoderarse de su voluntad. –Muchacho?-
-Estoy bien.- Se incorporo a pesar del dolor. –Recordé que tengo que mandar un paquete al templo con urgencia así que debo retirarme. Una disculpa.- Se levantó de su asiento he hizo una reverencia para salir del lugar.
Caminaba a paso de prisa por la calle sujetándose las sienes ya desesperado por minimizar el dolor, el entorno se tornaba extraño y rojizo, las voces de la gente retumbaban fuertemente dentro de su cabeza, algunas de ellas lo señalaban, pedían algún autógrafo o foto y otras pocas le preguntaban si estaba bien pero el menor no se detuvo ante nada y antes de darse cuenta ya se encontraba corriendo, huyendo del bullicio al que no estaba acostumbrado. Mucho menos en ese estado.
-Haz que calle... por favor.- Murmuro. Su mente se volvía más pesimista y a segundos pensaba en rendirse a la ruina con tal de terminar con el sufrimiento hasta que por fin.
Algo de silencio, no había voces alrededor. Al mirar se dio cuenta que se encontraba en un callejón... uno muy familiar que le tranquilizo un poco.
-Sett...- Se recostó en una pared y abrazo su propio cuerpo con fuerza. Ahí es donde se habían conocido, parecía una eternidad de ello, le extrañaba tanto pero debía contenerse por el bien del hijo del dragón.
Después de un rato se tranquilizó lo suficiente para volver al cuartel.
El cuartel del buey no era el mismo de siempre desde hace un rato, todos estaban impactados por el regreso del antiguo líder, sobre todo Fiora y Annie, pues ambas habían perdido familia aquel triste día que lo dejaría así.
-Bueno a ver reúnanse todos, tenemos algo de información que compartir.- Todos los miembros del grupo se reunieron en silencio alrededor de la mesa. –Sara ya puedes pasar.-
-Con permiso entonces.- La sexta integrante del escuadrón entro deslizándose al lugar y varios se emocionaron de verla, sus visitas eran algo raras ya que ella se encargaba puramente de los asuntos secretos del clan y no era conocida al ojo público, solo los lideres de otros clanes sabían de su existencia.
-Sara!- Se abalanzo Annie como era lo habitual en ella.
-Hola pequeña tiempo sin verte.- Sonrió. –Y a ustedes también chicos.-
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DESCENDIENTES
FanfictionHistoria centrada en el multiverso de bestia lunar. BL/Yaoi 🧡 Los personajes que aparecen en esta historia son propiedad de Riot.