16: Igual que antes.

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— Me importas. —susurre al separar nuestros labios.— Eres lo que mas me importa en este jodido mundo. —le aclare a aquella mujer aún sin atreverme a mirarla.

— Cordelia.

— Quiero que seas más que mi tribu, esas cinco letras no son capaces de describir cuanto te quiero. No creo que ninguna palabra de ningún diccionario creado pueda hacerlo.
—acababa de confesarlo todo de la peor forma posible y en el peor momento, las palabras salieron solas de mi mente, no las controlé. Las mariposas de mi estómago empezaron a acuchillarme al ver la cara de disgusto de Misty.

— No, simplemente no. —la mujer se apartó por completo de mi cuerpo, como si mi propio tacto la quemara.— No puedes hacer esto. Ni se te ocurra por un momento pensar que voy a dejarte hacer- —su voz se cortó al final de la frase, justo cuando mi mano trato de alcanzar su rostro, ella no me lo permitió apartándose por completo del próximo contacto.
— No me toques.

— Lo siento Misty, me he equivocado. —farfulle mirando avergonzada a mis piernas, las lágrimas amenazaron con salir mientras todo mi cuerpo temblaba.
— No debería haberte besado sin preguntar, perdón si te he incomodado más.
Quería creer que al besarte tus recuerdos volverían y tal vez así podrías... Volver a verme como creo que lo hacías antes.

— Tu error ha sido pensar que quería volver a quererte de la misma manera que antes. —fue la primera vez que escuché la voz de Misty tan rencorosa, no parecía ella.— Mi vida va muy bien en este momento, tengo un novio que me quiere, a Madison que se preocupa por mí más que tu al parecer y adoro trabajar con las plantas en ese invernadero abandonado. Sin ti las cosas duelen menos Cordelia.

— Lo entiendo. —murmulle entre sollozos silenciosos, mis mejillas ya mojadas por completo y mis ojos rojos incapaz de mirar aún a la cajun.

— ¡No, no lo entiendes! —ella gritó irritada por mi simple existencia.— Todo iba tan bien y tu has tenido que joderlo todo con ese maldito beso. —sus gritos mezclados de ira y dolor.

— Lo siento.

— ¿Lo sientes? ¿Que es exactamente lo que sientes? —sentía que me merecía cada una de sus crueles palabras, pero mi alma se estaba cayendo en pedazos y esta vez no podrían repararse.— ¿Haberme traido de regreso?

— No Misty, yo jamás-

— ¿Haberte distanciado por completo de mi? ¿Haberme dejado sola, sin nadie, después de insistir en qué somos una tribu? o sientes el simple hecho de haberme mentido? No me quieres Cordelia, no le haces todo eso a alguien a quien quieres.

— Lo he hecho justamente porque te quiero.

— No tengo estudios pero no soy tan estupida como parece ser que piensas. Tus palabas ya no valen nada. —Misty se levantó.— No puedes simplemente venir aquí y besarme después de semanas sin siquiera mirarme y pensar en que todo se arreglará. Este es el mundo real, las cosas no funcionan así.

— Vete a la mierda Cordelia. —fueron sus últimas palabras antes de irse.

Fue así como me quede en la oscuridad de la noche, llorando y sufriendo por un amor no correspondido. Mi corazón viajo a todos los lugares en los que había estado por ella, y no me arrepentí de todo lo que mi mente había pasado. Había valido la pena traer a Misty de regreso, incluso después de todo el daño. Pensé en como habría sido nuestra vida si ella no se hubiera perdido en el infierno, tal vez ahora estaríamos juntas, tal vez ella me querría de la misma manera.

Mi mente pensó en como era ella antes de perderse, de sus ojos mirándome de esa forma, esa forma que jamás había llegado a entender ahora por fin sabia que era la forma mas pura de amar a una persona. Pero ya no era así. Me niego a creer que no somos almas gemelas, fui a buscarla a mil infiernos, no Paul, pero tal vez en esta vida tampoco estábamos destinadas, al igual que Nora y Billie no lo estaban, del mismo modo que Lana y Mary Euince sufrieron y de igual forma que Audrey y Shelby casi lo consiguieron. Ahora seríamos unas más en la lista de finales incompletos: Misty y Cordelia, estuvieron cerca de lograr empezar su gran historia de amor.

Mis sollozos se intensificaron y con la poca fuerza que me quedaba decidí teletransportarme a mi cama, quería hundirme entre las sabanas y desaparecer para siempre.

Me desperté a la mañana siguiente, todo el cojín mojado de lágrimas por la noche anterior, mi nariz roja y las ojeras decorando mis oscuros ojos.

Un dolor similar al que sentí al despertarme después de las siete maravillas, el dolor de saber que la había perdido.

Ese día tuve que levantarme de la mejor manera que pude, no podía volver a fallarles a mis chicas, tenía trabajo que hacer como suprema y no podía volver a esconderme como una niña pequeña. Las horas pasaron lentas y dolorosas como el infierno. Su mirada de decepción, ira y asco aparecía en mi cerebro cada momento que podía. Mi corazón dolía al pensar que había fallado a Misty de tal manera. No comí, no cene, no quería encontrármela porque sabía que si lo hacía acabaría soltando todas las lágrimas que llevaba todo el día conteniendo.

Pronto me di cuenta de que ir a mi habitación no era una opción, en esas cuatro paredes me ahogaría aún más que en mí espacioso despacho. Debía ir a otro sitio y aunque el invernadero se me pasó por la cabeza mí magia me llevo a otro lugar.

El pantano.

No me sorprendí cuando aparecí entre los arboles al lado del agua, llevaba horas pensando en la vez que vine con Misty, justo aquí, en esta tierra fue donde le confesé que éramos una tribu. Sabía que era el lugar mágico de Misty antes de irse al infierno, pero egoístamente lo tomé como mío cuando lo declare el bosque de mis penas y decepciones manchándolo con mis lágrimas, las que ahora caían libremente por mis rojas mejillas.

Mis pies me llevaron hacía la cabaña gritándome que me acostara a dormir, mi cerebro estaba apunto de deshacerse del dolor y solo podría seguir vivo si desconectaba de la cruel realidad que me había tocado vivir.

Pero cuando abrí la puerta de la cabaña me vi acorralada por la última cosa que deseaba y podía ver en ese momento; ella.

Su expresión vacía sin sentimientos, ojos hinchados y rojos como si hubieran llorado durante horas y horas, pelo más alborotado de lo normal y nariz congestionada, otro síntoma de llanto.

Me quedé paralizada, quería irme pero a la vez abrazarla. Me odiaba tanto por haberle hecho eso, le había arrebatado el brillo y su semblante alegre. Ahora Misty Day simplemente parecía un trozo de carne existiendo, sin su esencia, sin sus vibras.

No notó mi presencia hasta ese momento, sus ojos me buscaron en la oscuridad y aunque su voz no lo dijera yo sabía que se arrepentía de haberme mirado porque sus lágrimas volvieron llamando a las mías.

— Cordelia. —fue su única palabra, tan entrecortada y dolorosa que supe que era la única que fue capaz de pronunciar en ese momento.

— Lo siento Misty. —me giré para irme.
— No debería estar aquí. —balbuce mientras intentaba abrir la puerta de madera con mi mano temblando.

— No, espera.

Me volví para volver a mirarla y sin darme cuenta ella había caminado desde su cama hasta mi, estando a pocos centímetros de distancia de mi cuerpo.

— Tenemos que hablar.

Locked Out Of Heaven| FoxxayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora