19: Todo acaba donde empieza [FINAL]

196 13 3
                                    

Ya había terminado la poción, era el momento, todo se iba a ir a la mierda y yo no podía hacer nada para hacerla cambiar de opinión. La iba a perder y está vez para siempre.

Con las manos temblando, llamé tres veces a la puerta de su habitación.

— Ahora no. —gritó, un sollozó se le escapó a mitad de frase. ¿Que coño le habían hecho a mi dulce Misty?

— Mist, soy yo. —volví a llamar.

— Vete Cordelia, no quiero verte. —insistió aún escondida en su habitación.

— Tengo la poción, por favor. —me dolía el corazón y no sabía como curarlo.

Escuché pasos al otro lado de la barrera que nos separaba, en segundos la puerta estaba abierta y una cajun con los ojos rojos me miraba de arriba a abajo.

— ¿Tan rápido? —me miró con miedo, como si esto no es lo que quisiera.

— Si, pensé que querrías que esto acabará lo más rápido posible. —no fui capaz de mirarla a los ojos.

— Gracias. —susurró pero no me lo merecía, no después de dañarla de esta forma.

— ¿Podemos ir al invernadero? —invité.— Era nuestro lugar y... —antes de poder terminar de hablar me agarró la mano y me llevo hacía allí.

Las plantas nos saludaron con una vibra de tristeza no habitual, como si supieran que las amantes que pasaban sus horas juntas se desconocerían por completo.

— No se por donde empezar. —ella dijo mientras yo preparaba dos vasos de un mejunje verdoso, poco apetecible.

— Por el principio.

— El principio es este, Cordelia. —se puso enigmática, causando que un fuerte rencor se encaminara hacía mi pecho.

— El principio de una vida sin mi supongo.
—giré los ojos, molesta por sus palabras.— Para mi es el final.

— Encontrarás a alguien. —dijo genuinamente.
— Puedes tener a quien quieras.

— Pero te quiero a ti, a nadie más. —le recordé, suplicándole con mis ojos cualquier indicio de arrepentimiento.

— La vida nos ha hecho mucho daño. —me miró con lastima.— No puedo seguir aguantando tanto dolor. —lágrimas empezaron a resbalar por su rostro.— Te quiero, pero una vida sin ti parece ser la opción menos dolorosa. El destino nos odia.

Mi corazón se paró al escuchar el te quiero.

— Podemos con el dolor. —animé, abrazando sus manos con las mías.— Siempre hemos podido. ¿Porqué rendirnos ahora?

— Porqué estoy cansada.

— Estas cansada y ya. ¿Que hay de mi, eh?
—empecé a sollozar frustrada, la rabia acumulandose como un hurracan.
— ¿Que pasa conmigo, Misty? No te has parado a pensarlo? Vas a joderme la vida, al hacer esto solo vas a lograr que quiera morir más de lo que ya lo hago. —casi le grité, el maquillaje sencillo ahora era sustituido por manchas negras en mis mejillas.

— Cordelia... ¿Tú...? —no pudo terminar la frase pero sabía a lo que se refería. Iba a preguntarme si quería suicidarme, al igual que me había preguntado Myrtel muchos años atrás, cuando los gritos llenaron los espacios en el invernadero y el odio hacía mi misma habló. Pero yo ya no era esa persona ¿Verdad? Ahora tenía un poder y muchas responsabilidades que cumplir.

— No voy a suicidarme, tengo un aquelarre que cuidar. —pareció aliviada al escucharme, aunque yo no lo estaba. Todo era más fácil cuando mi madre estaba viva, cuando podía odiarme a mi misma porque no tenía la "suerte" de ser la suprema. Allí la gente entendía el porqué me sentía como una fracasada, más que nada porque lo era, pero ahora teniendo una salud radiante y siendo la bruja más poderosa del mundo, no tenía motivos para sentirme así.

Locked Out Of Heaven| FoxxayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora