F I V E

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It's like a magnet, you know? You and me. Like a fuckin' magnet

Durante el fin de semana, Billy no había podido sacar a Astrid de su cabeza así que había estado más irascible de lo normal. ¿Cómo esa estúpida niña rica mal criada se atrevía a robarle su cazadora e irse tan tranquilamente? ¿Cómo se atrevía a desafiarlo de aquella manera? Era una de las mayores faltas de respeto enorme y no conseguía tolerarla. Y como estaba demasiado enfadado con Astrid, no supo controlarse con Susan.

Muchas veces, Billy trataba a Susan como si fuese otra de las estúpidas chicas a las que intentaba tener contentas porque así tendría contento a su padre. Lo podía desafiar de muchísimas otras formas igual de efectivas. Pero había veces en que su odio por Susan salía a la luz y soltaba un mal comentario. Odiaba a Susan por haberle quitado el puesto a su madre, no solo por casarse con su padre y ser la nueva señora Hargrove, sino porque Susan intentaba quererle. Le preparaba el desayuno y el almuerzo para las clases, le dejaba la cena en el microondas todas las noches que salía y no decía a qué hora volvería y, a veces, hasta que se quedaba dormida en el sofá esperándole. Antes de Susan, una parte de Billy aún creía que era posible que su madre volviese.

Así que el sábado, cuando estaban comiendo los tres solos, no pudo soltar un "deja de joder, Susan" cuando ella seguía preguntándole sobre la fiesta. El golpe de su padre todavía le dolía, no físicamente sino en el orgullo. Billy se sentía siempre como un niño asustadizo cuando su padre se ponía de ese modo y lo odiaba. Odiaba ser tan débil por un hombre que contentaría a todos si se muriese.

También estaba molesto con Astrid porque le había hecho preocuparse por la estúpida de Grace. En un momento de la fiesta, Steve le fue a buscar porque Grace estaba mal y él, sutilmente, le mandó a la mierda. Y le preocupaba que algún Pat hubiese tocado a Grace.

El sábado fue a buscar a Astrid para recuperar su maldita cazadora y dejarse de gilipolleces con ella. No le costó encontrar la gran mansión de los McKinley en las afueras del pueblo. Aparcó enfrente del camino de baldosas blancas que llevaba a la entrada principal y miró detenidamente la mansión antes de bajarse del Camaro. No le sorprendió que una mujer con uniforme de servicio le abriese la puerta.

-Hola. -saludó con una sonrisa coqueta y una mirada suave. La mujer de bien entrados los cuarenta le sonrió encantadora- Soy Billy, Billy Hargrove. -se presentó, estirando su mano. La mujer no tardó en tomarla y Billy puso su otra mano sobre la de ella, hábilmente colocando su pulgar sobre su arteria radial. Estaba nerviosa, y aquello le gustó- Busco a mi amiga, creo que vive aquí. Se llama Astrid.

-Oh. -la mujer soltó una risita coqueta y ligeramente avergonzada de mostrarse así por un amigo de la hija de su jefe- La señorita Astrid se ha marchado está mañana a Columbus, Ohio.

-¿Y podría decirme una mujer tan encantadora como usted cuándo volverá? -las mejillas de la mujer se sonrojaron ligeramente y su pulso se aceleró. Billy le acarició la mano con suavidad para que se diese prisa.

-No lo sé. -confesó con una pequeña mirada lastimera- Solo vengo los sábados y los miércoles. ¿Quieres que le deje un recado? -Billy negó y soltó sus manos despacio.

-Es muy amable, pero no es necesario. Muchas gracias por atenderme, ya no le molesto más. -le dio una mirada galante antes de darse media vuelta y andar hacia su coche.

Más tarde, indagando sutilmente entre los tres idiotas de que le seguían a todos lados, descubrió que Astrid había ido a Columbus a presentarse a un concurso de belleza. Tampoco le sorprendió descubrir aquello de la rubia, era demasiado atractiva como para quedarse en ese pueblo de mierda. Astrid tenía esa belleza propia de una estrella de cine junto con el cuerpo de una modelo porno, una combinación explosiva.

LOSING GAME ;; Billy HargroveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora