• V E R S I Ó N O M E G A V E R S E • JungKook: Gatito alfa. (19) Tae: Un simple humano xd. (25)
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JungKook revisaba el celular con algo de pereza en medio de la sala, con una mala postura en el mullido sillón de la cual se quejaría después por tener dolor y "no saber por qué".
Enviaba varios mensajes a su querido humano, pero a este no le llegaban los mensajes, tampoco los contestaba y la ansiedad carcomía la mente del pobre gatito, agachando sus orejas negras, formando un puchero a la par que acariciaba su propia cola peludita.
JungKook suspiró, su celo lo estaba volviendo loco y esperar a que su humano llegara a casa se le hacía eterno; el tiempo pasaba extremadamente lento y ni mencionar sobre su paciencia, porque no tenía.
Movía su pierna de arriba a abajo con desespero, alzando sus orejitas al escuchar unas llaves tintinear fuera de la puerta. Se levantó de un salto de su sitio, ubicándose sigilosamente detrás de la puerta que se abría lentamente cubriendo su cuerpo.
Se escuchó un leve estruendo, siendo este el maletín de TaeHyung ser lanzado a un lado. Kim cerró la puerta suspiró y tronó los huesos de su cuello.
Con maldad, JungKook estampó el pequeño cuerpo de TaeHyung contra la puerta de madera, asustando a su precioso humano.
—¡Ju-JungKook...! Casi me muero... — Dijo con su respiración acelerada, tocando con una mano su propio pecho.
— No me contestabas los mensajes y llegas tarde. ¿Acaso te olvidaste de mi? — Preguntó, ignorando lo que dijo anteriormente su mayor. Restregó su cabello el las tiernas mejillas de TaeHyung, quien sonreía con ternura.
— Jamás me podría olvidar de ti, Kookie. — murmuró sosteniendo entre sus manos el bello rostro de su gatito, para luego dar un pico en esos maravillosos labios, siendo correspondido.
Los efectos del celo estaban al tope, y peor de lo normal, puesto a que JungKook evitaba tocarse o darse placer para pasar esto con TaeHyung.
JungKook acarició las mejillas de su mayor con ternura, descendiendo hasta la cintura de este, retirando el caluroso blazer negro que traía puesto, sin separarse ni un solo segundo de los adictivos y rellenitos labios de su novio.
Un jadeo salió de la boca del rubio, dejándose llevar cuando los labios del menor llegaron a su cuello, sintiendo la rasposita lengua de JungKook lamer sus clavículas.
Sus dedos se enredaron en las oscuras hebras de su gatito, frotando de vez en cuando las orejitas de este. Kook se aferró a las caderas contrarias con sus manos, empujando el pequeño cuerpo contra la puerta, acorralándolo y cubriéndolo con su propio cuerpo, frotando ambas intimidades, y escuchar las ricas quejas que soltaba TaeHyung.
