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Jeno trata de hacer todo bien.
Buenas notas en la escuela, comportamiento excelente dentro y fuera de la institución. Un buen aspecto físico, esbelto y bonito, cómo lo quiere su madre.
Pero siempre le corregían algo, por más humano que sea el error.
Sin importar quién esté, por qué sea o a dónde tienen que ir. Siempre lo retarían.
Y eso sucedió hoy, bajando las escaleras. Tropezó con perro de la casa y cayó por los últimos tres escalones, terminando boca abajo frente a su padre y el invitado al que bajó a saludar.
Cerró sus ojos, esperando los gritos de su padre con temor y un poco de esperanza de que el hombre solo lo dejara ponerse de pie e irse, sin gritos ni regaños de por medio.
---- ¡Ni siquiera puedes caminar bien! Eres un inútil..- su padre le recriminó - vete, no quiero verte.
El muchacho se levantó del suelo y acomodó sus ropas, su cabello oscuro cubría parte de sus ojos llenos de lágrimas.
---- L-Lo sien..- volteó hacia el socio invitado e intentó hace una pequeña reverencia, pero su padre empujó su pecho y lo hizo trastabillar, casi volviendo a caer -
---- ¿No escuchaste? ¡Dije que te fueras!
Su cuerpo es tembló y se alejó de la sala, sus pies caminaron rápidamente hacia la cocina, su mirada fija en el suelo, hasta que chocó con el cocinero.
— Joven Lee, lo siento. - sonrió - ¿Necesita algo?
Pero no obtuvo respuesta, solo vió al chico irse al patio.
"Otra vez.." pensó el hombre "pobre niño..."
Por su parte, Jeno se refugió entre algunos arbustos. Dónde se sentó en un tronco y suspiró para intentar calmar sus ganas de llorar.
A este punto siquiera sabía si lloraría por dolor o vergüenza, tal vez por ambas..
" No puedo caminar bien...soy un inútil." Se repetía en su cabeza "en frente de su socio..¿Era necesario?"
Y sus lágrimas cayeron sin cesar.
Procuraba no ser escuchado, sería lo último que le faltaba.
Aún dolían las marcas en sus pantorrillas, no quería nuevas.
"Deja de llorar, maldito maricón..parece que es lo único que sabes hacer bien"
Sus manos sujetaron su cabeza y tironearon su cabello.
¿Tenía que sufrir esto con catorce años? Parece que la vida así lo quería.
---- Jeno, ven aquí inmediatamente.
Su corazón se paró por unos microsegundos.
Su padre lo llamaba.
Limpió sus mejillas, acomodó su cabello, sus piernas lo ayudaron a ponerse de pie y salió de su escondite.
---- ¿Que mierda haces ahí? ¿Cuántas veces tengo que decirte que no eres una maldita rata como para vivir allí? ¿Uh? ¿Cuántas?
---- N-No volverá a pasar..- murmuró - lo siento, señor...
---- mira mocoso, te daré una oportunidad más, no lo arruines o te arrepentirás. - tomó del mentón al niño - ¿Entendido?
Jeno sentía auténtico temor cuando su padre lo miraba a los ojos. Parecía que estos no tenían ni un índice de cariño por él. Lo miraba como si fuese un saco de basura o algo totalmente inmundo.
Hasta tal vez viendo algo que le desagradaba, podía notar más vida que cuando la mirada era hacia el chiquito.
---- E-Entendido..
Soltó bruscamente al chico y volteó.
---- Lee, ¿Podríamos hablar ahora sobre nuestros negocios, verdad? Mi mujer llegará dentro de poco a mi casa y los niños quieren verla. - Jung, su socio, habló -
"Oh..sus hijos.." mordió su lengua para no llorar.
"Sus hijos vieron todo..ahg.."
---- Claro, vamos a mi oficina.
---- ¿Tú hijo está bien? - interrumpió Jung - fue una caída fuerte..no era necesario regañarlo, fue un accidente.
Su corazón se apretujó.
¿Así se sentía que alguien se preocupe por tí?
---- él sabe que el trabajo me estresa y aveces le hablo así, pero ambos estamos bien, ¿Verdad, Jeno?- pasó su brazo por los hombros de su hijo -
---- C-Claro..todo está bien..- balbuceó -
---- me alegra, aunque deberías saber cómo canalizar tu estrés, porque el chico no tiene la culpa, Lee.
---- Lo sé, intento hacerlo...pero, vamos a charlar, que debemos arreglar algunas cosas.
El otro hombre no parecía muy convencido, ganas de insistir más no le faltaban, pero no podía hacerlo. Ese trato con Lee era importante para su empresa.
---- Nos vemos, peque. - sonrió Jung -
---- U-Uhum..
---- Jeno...- bramó su padre mientras apretaba fuerte el hombro del niño - responde bien.
---- Nos vemos, Señor Jung..- se corrigió -
Jung sabía muy bien lo que pasaba en esa casa, pero no sabía bien que hacer.
Él nunca golpearía a sus hijos, ¿Con que razón? Ellos son pequeños y no tienen la culpa de sus problemas. Nunca se atrevería a levantarles la mano, pero sabía que Lee lo hacía.
Le daba tanta pena aquel chiquillo, apenas hablaba en las cenas de negocios, siempre estaba impecable, era respetuoso, amable y caballeroso.
No podía sacar de su cabeza las veces que fingió no ver los ojitos hinchados del chico y los restos de lágrimas correr por sus blancas mejillas, las veces que calló cuando lo regañaban por algo mínimo.
¿Por qué merecía algo así? Un niño tan bueno no merecía esto.
Sus hijos lo miraron con preocupación cuando el niño se cayó y cambiaron a temor cuando su padre le grito de esa manera. Se sintió muy culpable de no hacer nada en el momento.
Su hijo mayor alejó a su hermana del señor Lee, no tenía su amable rostro como siempre, estaba con el ceño un poco fruncido y serio. Los niños se quedaron sentados en el sofá, jugando entre ellos y sin hacer mucho ruido.
El señor Jung pensaba que tal vez sus hijos podían jugar con Jeno, así podría evitar que lo regañaran por cualquier cosita.
