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Los primeros días fueron difíciles. Jeno no salía de su cuarto.
Y es que su corazón dolía. ¿Cómo podían hacer eso? Entendía que no fuese el mejor hijo del mundo, pero..¿Había necesidad de ser tan cruel?
Desde pequeño que pasa por esto y nunca desobedeció a las reglas, quería caerle bien a sus padres, quería que lo amaran como él lo hizo durante años. Pero dejó de ser así mientras iba creciendo, generando temor en su hijo y dejando marcas que tardarían mucho en sanar.
Quería llorar, quería llorar mucho. Hasta que se quedara sin lágrimas y muriese por deshidratación. No se sentía digno de tener una familia mejor y sabía que solo generaba pena en los demás.
Eso rompía más su corazón, doliendo su pecho cuando las lágrimas decidían salir en la madrugada, haciendo que el sueño se escape por horas.
¿Tan mal hijo era? ¿Tan poco lo querían?
Le daba vergüenza su situación, se daba vergüenza. No soportaba verse en un espejo, no quería bañarse porque eso implicaría ver todas las marcas y generaría más dolor en su demacrado corazón.
Para colmo, la familia Jung eran muy abuelos y amables con él, teniendo paciencia y estando dispuestos a esperarlo cuando el decidiera salir.
Misuk no dudaba ni un segundo en golpear la puerta de la habitación del pelinegro e invitarlo a salir a pasear. Tal vez ir al parque o merendar juntos.
Pero YoonOh le explicó que muy probablemente Jeno no se sentiría muy bien y no deberían molestarlo con salir. Él lo haría en su momento y hay que esperar.
SeoMin no permitía que el chico se salteara sus comidas, así que siempre le dejaba la comida en una bandeja, acompañándola de una notita con bonitas palabras, a veces stickers.
Al principio le sorprendió, no entendía completamente por qué una mujer tan bonita como Seomin, lo quería tanto. ¿Por qué lo trataba con tanto amor y cariño? Le resultaba algo abrumador, no estaba acostumbrado y lloraba cuando pensaba en lo doloroso que sería para ella ser rechazada de esa forma. Pero no podía evitarlo..no quería darle una mala impresión y que después se aleje.
El padre de la casa estaba justificando las faltas a la escuela, llamando todas las mañanas a la dirección y dando portes médicos que luego su hermano le daría para presentar. No se acercaba mucho a hablar con él, pero era porque se sentía mal de haber abierto la boca en un mal momento, lastimandolo.
***
La tarde de ese jueves estaba pasando con normalidad, Jeno jugaba con un cubo rubik que encontró en la habitación.
Estaba molesto consigo mismo por no ser capaz de salir del cuarto. Aunque también tenía miedo, se sentía cómodo y bien dentro. No hacía muchas actividades, pero si tenía una bonita compañía: el gato de la casa.