Capítulo 4

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Hoseok continuó con su vida en la lejana ciudad, ocupando su tiempo entre tareas, un trabajo de medio tiempo, su familia y, de vez en cuando, pensar en Yoongi.

Tal vez habría sido buena idea dejarle a hyung un número de teléfono para poder platicar con él de vez en cuando. A veces cuando habla con su madre, siente curiosidad de preguntarle por el chico de al lado, pero no lo hace porque teme que su mamá piense que vive atormentado extrañando a su hyung. Aun cuando no es así.

Hoseok es un chico muy positivo. A cualquiera que pregunte por él, le dirían que es el hombre más feliz de la tierra. Su hermosa sonrisa y sus ojos llenos de brillo cautivan por igual a chicos y chicas, sale con amigas y amigos y es muy responsable y caballeroso.

Sin embargo, y a pesar de lo carismático y alegre que es, jamás ha tenido pareja. Muchos han sido los pretendientes que ha tenido, pero cada vez que intentan besarlo, él simplemente dice de la forma más amable posible: "lo siento, tengo que irme. Alguien me espera en casa".

A veces cuando pasea con las chicas o chicos que le invitan a salir, sin querer mira en algún aparador figurillas de dinosaurios. Se detiene frente a los mostradores posando su mano sobre el vidrio, sonríe y pronuncia para sí mismo: "aún sigo pensando que me quedaré contigo, hyung", y suelta un suspiro corto para después continuar como si nada.

Falta poco para entrar a la universidad, por lo que Hoseok se está preparando para cuando llegue el momento. Por eso debe visitar a su madre para hablarle de sus planes futuros.

Ha sido reconfortante visitar a su familia y mientras platica y ríe con su madre contándole sobre sus aventuras lejos de casa, ella de un momento a otro guarda silencio. Se dibuja en su rostro la más tierna de las sonrisas y hace un ademán a Hoseok que está de espaldas al ventanal aquel para que mire hacia la calle, en dirección a ese jardín que Hoseok tantas veces había observado.

Un chico de mediana altura, con tez muy blanca que parece alumbrarse por sí mismo en la oscuridad de la noche camina por la acera con paso lento y cansado, tiene el ceño fruncido y la boca en un puchero involuntario.

Al recordar esas expresiones, Hoseok no puede evitar soltar una sonora carcajada mientras está recargado en el porche de la casa de su infancia.

Se acerca con paso decidido a la acera en dirección del chico aquel y haciendo un movimiento con su mano, pronuncia firmemente la palabra "hyung", acercándose cada vez más hacia Yoongi.

El otro chico detiene el paso en seco y Hoseok vuelve a llamarlo. Sin embargo, parece no querer voltear.

Hoseok posa su mano en el hombro de Yoongi y gentilmente lo gira hacia su dirección, aparece en su rostro una hermosa y amplia sonrisa mientras le dice al chico: "hola hyung, ¿no te acuerdas de mí?".

Parece que Yoongi está en trance o quizá realmente no le recuerde, ya que se ha quedado totalmente petrificado. Pero cuando asiente lentamente en silencio sin quitarle la vista de encima, Hoseok se da cuenta que sigue ahí el chico del que está enamorado.

Puede que Yoongi no sienta lo mismo que Hoseok, pero aun así lo invita a cenar. Mientras le cuenta lo que ha sido de su vida durante estos años lejos de esa ciudad, Yoongi no le ha quitado la vista de encima, parece estar hipnotizado y puede notar un pequeño brillo en sus ojos cada vez que se ríe.

Hoseok tampoco puede ocultar su entusiasmo al ver a su hyung que al parecer no ha cambiado nada desde que se fue: sigue teniendo la misma altura, su piel aún parece de leche y su cara da la apariencia de querer golpear a todo el mundo, pero Hoseok sabe que en el fondo tiene un cálido corazón.

Hoseok mira a Yoongi una vez más cuando sus miradas chocan y guarda silencio. Parece que ha estado hablando toda la noche y quisiera escuchar un poco a hyung, pero él vuelve a desviar la mirada mientras se sonroja. Eso le parece tan adorable que Hoseok no puede evitar volver a reír.

Hyung, Bésame 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora