Todo sigue en equilibrio

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Llegó otro año después, mi cumpleaños. Por fin, iba a poder decir que tenía catorce años. La celebración fue una comida bastante cutre en un restaurante de pizza con gente de mi clase y mi pareja, como no. Decidí ir ahí porque el día de tu cumpleaños no pagabas y claro hay que aprovechar. Después de tanto tiempo me habían regalado un portátil que era para mi el regalo estrella.
Pronto llegaron las Navidades, que fueron la verdad bastante diferentes puesto que pasé todos los días señalados con mi novio, cosa que jamás imaginaría. Acabamos y empezamos el año juntos.
Ese año con el colegio se organizaba un viaje a Dublín, durante una semana. Ese viaje sería para mi un sueño ya que me encantaba el inglés y allí podría hablarlo las veinticuatro horas del día. Fue una semana perfecta que volvería a repetir pero cuando volviese me esperaba el gran amor de mi vida.
Se acercaba San Valentín, y como no le tenia que regalar algo. Mandé a pedir una taza con una foto nuestra en fin de año y una pulsera con mi nombre. Y para mi sorpresa, él me regaló la misma taza y un anillo con nuestra fecha y una mini frase. Me sentía como en una nube, a partir de ahí supe que lo nuestro era para siempre.
La verdad es que mi vida se basaba en ir a clases de inglés, baile, colegio y mi novio. Hasta la fecha no había tenido ningún contacto con nadie que no fuese él hasta que en baile se apuntó una niña nueva. La verdad es que las que habían hasta ese día no me caían del todo bien y decidí hablarle y hacerme su amiga. Poco a poco nos empezamos a hacer más amigas de lo normal aunque sólo nos viésemos en baile. Me caía super bien.
Este curso, era diferente ya que tenia un examen muy importante para el que tuve que dedicarme en cuerpo y alma. No solo tenia examen de mi colegio, sino que también tenia que hacer un examen de la Universidad de Cambridge. La verdad es que me agotó bastante. Por muy difícil que fueran, saqué en ambos la máxima nota lo que demostraba la promesa que le había hecho a mi madre al comenzar la relación, nunca dejaré de lado mis estudios.
En el colegio después del viaje empece a tener contacto con una chica que vivía lejos mia pero que igualmente quedaba con ella allí y otra chica más. Fue entonces cuando mi vida cambió por completo. Lejos de las discusiones infernales con mi novio, conocí al chico perfecto, Rubio, de ojos azules, inteligente, deportista, independiente. Todo lo que mi novio carecía, me cuesta admitir que me enamoré de él como jamás lo habia hecho pero estaba tan ciega por mi actual pareja que nunca me atreví a intentar nada con él. De vez en cuando quedábamos pero yo me ponía el anillo para mostrar que estaba comprometida pero realmente me moría porque me besase y empezásemos algo juntos. Pero nunca fue asi.
Como me había apuntado en una escuela de baile, todos los años hacían actuaciones y este año me tocaría a mi actuar por primera vez después de tantos años. La verdad es que estaba muy nerviosa a pesar de la mínima dificultad del baile y de lo horrible que era el vestuario. Los bailes de las demás era super divertidos y complejos y me encantaban mucho mas que el mío. La gente corría para cambiarse a tiempo y eso me encantaba. También descubrí varias modalidades de esa escuela como lírico, ballet o contemporáneo y me parecían curiosas. En aquel entonces, mi gran amiga era la que había llegado hace poco, y cuando vi que en los ensayos ya tenia sus amiga la verdad es que me sentí bastante sola, por suerte tenia a alguna que otra más, pero claro eran de su clase y yo no podía interferir.
El fin de curso tanto escolar como de baile suponía el gran viaje de mi vida que era ir. Londres. Eso significaba inglés por todas partes, ir en metro y disfrutar de una cultura diferente. A este viaje también iba por supuesto con mi novio. Que viaje tan maravilloso por dios, vi tantos sitios, me compré tantas cosas, fui tanto en metro. La verdad es que me consideraría una experta en ese tema.
El verano continuó y como no, nos lo pasamos en el sur hasta que fueron las fiestas de donde yo vivía y nuestro segundo aniversario. Lo celebramos en un restaurante de lujo en el sur, pusimos un candado con nuestros nombres y la fecha. Días después volvía a mi casa para celebrar las fiestas y como él empezaba a entrenar yo decidí dejar atrás mis complejos e ir a la playa. Ahí conocí a un chico que me parecía mono al principio hasta que le vi de cerca. Se notaba que quería conmigo mucho más que amistad, por no decir llegar al extremo. Al principio, era divertido porque jugaba con él y le vacilaba haciéndole la cobra pero la diversión paró cuando mi novio descubrió la movida y en medio de una de las celebraciones me dejó tirada en la playa de noche. Esa discusión fue para mi una de las peores. Siempre se armaba cuando yo hacia cualquier cosa pero cuando él hacia algo yo debía callarme. Estas discusiones llegaron a más, a tal punto que no aguantaba más y decidí pegarle un bofetón porque necesitaba desahogarme. Mi madre entonces decidió llevarnos a los dos a una psicóloga que la verdad había ayudado bastante durante toda mi vida anterior.
Se acabó el verano y volví a retomar el contacto con el chico perfecto que jugaba al baloncesto, esta vez quedábamos en su casa para jugar a la play y me confesó que en su momento estaba enamorado de mi pero tenia novio y tuvo que olvidarme. Significaba que ya no tenia ninguna posibilidad con él. En cambio, no dejamos de quedar porque una de mi clase buscaba chico y un amigo de él estaba dispuesto a estar con alguien. Aunque eso nunca funcionó y me volví a distanciar de aquel maravilloso chico, me llevé con ello a mi gemela, a mi mejor amiga.

La historia de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora