Suna Rintaro caminaba por los pasillos de Inarizaki, recibiendo regalos pequeños y cartas que expresaban sentimientos sinceros. Nada extravagante pero tampoco algo nuevo, lo mismo pasaba desde hace dos años que entró a la preparatoria.
Desde que inició su etapa de adolescencia y su cuerpo y facciones comenzaron a cambiar supo que sería guapo, ¡Pero no sé equivoquen! El no era egocéntrico, simplemente decía lo que era obvio.
Siempre fue una persona seria, no tanto para espantar a la gente pero si lo suficiente para que de vez en cuando los niños se burlaran de él por tener pocos amigos, aunque en la actualidad eso parecía que llamara más la atención. Que extraño.
Decidió llegar a su casillero antes de pasar a sus clases, para dejar los presentes que había recibido y no se dañaran adentro de su mochila, no porque le importaran las personas que se lo daban, si no que en secreto (no tanto) Suna amaba los dulces, y comerlos lo hacía feliz.
Antes de abrir su respectivo casillero escuchó los familiares pasos acelerados que, si bien, no escuchaba muy seguido, había aprendido a identificarlos.
-Hola Kita.
-Sunarin. -Respondió jadeando y apoyándose en sus rodillas debido a la reciente carrera.
-¿Otra vez? -Hizo su pregunta genuinamente preocupado, no era común ver a su amigo llegar tarde a cualquier lado, y menos con tremendas ojeras debajo de sus grandes ojos.
-Si, su salud está empeorando, me temo lo peor.
Rintaro sabía que desde muy pequeño, Kita vivía con su abuela, pero al pasar los años, en lugar de que sea la mayor la encargada de cuidar y preocuparse por su nieto, los papeles tuvieron que invertirse.
Se abstuvo de decir algo que podría arruinar aún más la atmósfera y solo se dedicó a consolar con un abrazo a su único y más sincero amigo.Para evitar tirarse a llorar, este último se separó de los brazos contrarios, sacudiendo su cabeza y dirigiéndose a su casillero, que estaba justo en frente del de Suna, pero en la parte de abajo.
-¿Algo nuevo hoy? -Preguntó para desviar el tema.
-No realmente. -Contestó subiendo sus hombros restándole importancia, y, como si el universo quisiera reírse de Sunarin, al abrir su taquilla lo recibió una caja circular rosa que no recordaba que fuera de él.
La sacó y abrió, quitando un plástico que la envolvía, ignorando una pequeña nota que decoraba el exterior, sorprendiendose de su interior: una mitad con flores y la otra con dulces y chocolates.
-Creí que no había nada nuevo, ¿Lo ocultabas para no compartirme macarons? -Dijo el más bajito de los dos, asomando su cabeza por sobre el hombro del contrario.
-Sabes que no -Le respondió dándole uno de ellos. -De todas formas, ¿Cómo consiguió esta persona abrir mi caja? -Tomó otro de los chocolates para cerrar de nuevo su casillero y moverse a sus clases.
-Que miedo. Menos mal no soy tan guapo como tú.
-Callate.
Y mientras todo ésto ocurría, dos pares de ojos los observaban de forma discreta.
-¡Já! Te dijo raro.
-Mentiroso, no lo hizo.
Por favor, si tienen una duda háganmelo saber 🛐
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FATAL LOVE; Osasuna
FanfictionOsamu Miya llegó para cambiar la vida de Suna Rintaro. Pero... ¿De que forma? Los personajes no me pertenecen La portada hecha por @kanzaki_ grax baby 🤧