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CAPÍTULO 4: HOLA DE NUEVO


Había pasado un tiempo, la temporada de navidad acabó y debíamos volver a las clases, a nuestras actividades habituales. No me considero una persona muy navideña, pero hasta yo considero que el periodo que nos dan para descansar en la universidad es muy corto.

Organización y Métodos de Administración era una materia de mi nueva carrera universitaria, en ella nos dan más que nada los tipos de empresas que hay ahí afuera y toda su estructura. Se me hacía una materia muy entretenida, a pesar de mis dudas con respecto a mi carrera. No me sentía sincronizada con ella.

Me encontraba en mi habitación preparando una presentación que tendría en dos días, mi habitación estaba un poco patas arribas debido al estudio. Sentada en mi cama con todos mis apuntes, siento la vibración de mi celular, que debe estar en algún lugar en medio de todo este desastre.

Cuando finalmente lo encuentro tengo dos mensajes de un número que no tengo registrado aún, lo abro con un poco de desconfianza.

Desconocido: -Hola Maia.

Desconocido: -Soy Miguel.

Mi corazón se aceleró un poco por la impresión, mi número no lo tenía casi nadie, era muy celosa con mi tiempo e intimidad, pero, sobre todo, tenía agendada a todas las personas que tenían mi número.

Yo: -Hey.

Con un poco de inseguridad respondí, no me gustaba que supieran quién era yo y yo no saber quién era esa persona.

Desconocido: -¿Cómo has estado?

Desconocido: -Miguel, el vecino de arriba.

Yo: -Disculpa, pero ¿cómo tienes mi número?

Yo: -Eso no responde mi pregunta, Miguel.

Desconocido: - ¿Cómo has estado?

Miré la pantalla y suspiré, había escuchado muchas veces que a los locos era mejor seguirles el juego, pero sin dejarte envolver en su locura. Y este chico definitivamente parecía algo loco. Continuamos hablando el resto de la tarde.

Y sin notarlo, ya estábamos en febrero, en las cortas dos semanas, que se me pasaron volando debo admitir, de vez en cuando me encontraba la hermana de Miguel, Ángela, ya sea en el ascensor o cuando iba a recoger a Marcos a la escuela, podría decirse que nos llevábamos algo bien, por no decir lo necesario; por una extraña razón el día que le comenté que Miguel y yo éramos algo así como amigos por texto, su actitud cambió un poco conmigo, paso de ser la amable y siempre sonriente maestra de 3º grado para ser la distante y cordial maestra de 3º grado.

Miguel no estaba en la ciudad por el momento, estudiaba en la ciudad vecina algún tipo de ingeniería, le iba normal, no era algo que le apasionara demasiado.

Óscar y yo seguíamos distanciados, debido a que estaba en alguna clase de relación con una amiga que realmente no le convenía, no era del tipo de persona que apreciara todo lo que él hacía por ella. Pero lamentablemente mi amigo era del tipo de persona que, aunque tuviera la verdad en la cara, necesitaba experimentarla en carne propia. 

MaiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora