Capitulo 5

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AIZEA

El sol se asoma por las ventanas como todas mañana, lo que está vez mucho más vigoroso porque la noche anterior no habíamos corrido las cortinas. Tenía una buena resaca que sacarme de encima para poder empezar el día en condiciones favorables. Mi instinto me decía que Valeria entre tanta borrachera qué había pasado no se acordaba que hoy teníamos clases.

—Valeria despierta, son las ocho de la mañana y tenemos que arreglarnos para ir al colegio. —muerta, seguía JODIDAMENTE MUERTA.

—¿Por qué no te vas un poco a la mierda Aizea?

—Pues a la mierda será. —era demasiado temprano para gastar fuerzas en despertar a mi mejor amiga y menos con el mal humor que se cargaba, ya ella más tarde se arrepentiría.

Baje las escaleras tarareando "Issues" de Julia Michaels, desde anoche traía el estribillo de esa canción en la cabeza y decían que para que se te despegara una debías cantar el final, -la mala noticia era que no tenía ni puta idea cuál era el final-. Antes de ir a la cocina pase por la oficina de papá me hacía ilusión que estuviese en casa pero como era de imaginarse se había ido a la empresa. Cuando entre a la cocina fue muy raro encontrar todo preparado encima de la isla, mi padre no era un hombre que acostumbraba a hacer algo así.

—Piccola.

—¡Thomas! —lo había extrañado tanto.

—Mi niña no te imaginas lo mucho que te  te he echando de menos —susurro dándome el abrazo más fuerte del mundo.

—Y yo, y yo —respondí devolviendole el abrazo mientras una pequeña lagrimilla se me escapaba, joder llevaba un año sin ver a mi hermano.

—Bueno basta de reencuentros que te me pones sentimental —dijo mientras con el dorso del brazo se secaba una lágrima que se le había escapado—Entonces, ¿de que me he perdido en este año?, ¿haz dejado algún corazón roto por ahí?.

—No seas imbécil, la única constante en mi vida amorosa sabes que siempre ha sido Joshua y ahora me ha pedido ser su novia, de nuevo —espeté mostrándole el anillo que me había regalado.

—Yo no voy a comentar nada sobre ese tema. Ven siéntate a desayunar que mira todo lo que he preparado para ti. —ya sabía que papá no se había tomado el trabajo de dejarme el desayuno, nunca le daba tiempo.

En ese instante me dio un fuerte latigazo en la cabeza que me hizo chillar del dolor, la resaca hacía acto de presencia.

—Papá me dijo que anoche saliste de fiesta y me imaginé que te levantarías en esas condiciones así que te prepare esto. —tenía en la mano un vaso rebosante de espeso líquido verde, que al parecer competía por el puesto número uno en ser asqueroso.

—¿Me puedes decir que lleva eso?

—No quieres saber, solo tómatelo de una y verás que dentro de unas horas estás como nueva.

Me tome el mejunje que me dio mi hermano y mientras desayunábamos le contaba todo lo que había hecho este año, que no era mucho. Estaba llena de alegría por tenerlo aquí conmigo, Thomas era mi mitad y cada vez que se iba de viaje temía que le pasase algo. Se veía algo cambiado, el pelo ahora lo llevaba negro azabache -se lo había teñido- y este hacía juego con su mirada impenetrable que daba la impresión que siempre estaba distraído -aunque fuese todo lo contrario- aparte tenía barba de unos días.

—Tom me tengo que ir a duchar si quiero llegar al colegio un poco menos tarde de lo que ya estoy. —entre tanta conversación con mi hermano se había ido el tiempo volando y ya eran las nueve y media—Tú habitación sigue en el mismo sitio de antes, ¿por qué no vas, guardas tus cosas y te quitas esa pinta de estirado que traes?, en casa no necesitas llevar esos trajes.

Rostros Traicioneros [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora