Capitulo 4

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AIDEN

Sofia estaba insoportable con la estúpida fiesta que iban a dar hoy, era en casa de un idiota demasiado preocupado por su reputación como para que no le importase en las condiciones que quedará su hogar. Tenia como un millón de llamadas suyas porque sería su transporte y todavía estaba en el taller el taller de Brayce.

—¿Cuanto has vendido?

—La mitad de lo que me diste la semana pasada.

—Pero tu eres imbécil, se suponía que para esta semana ya estuvieses con el doble.

—Mira tío si quieres lo haces tú, recuerda que yo no trabajo para ti. —mi socio, por así decirlo era Martin, trabajábamos codo a codo aunque no con el asunto de las drogas, de eso de encargaba Bryce y yo a veces le echaba una mano.

—Lo que digas....Martin quiere hablar contigo dice que es el asunto que tienen pendiente.

—Vale.

                                    ~**~

—¿Querías verme? —pregunte por pura educación pero ya sabía para donde iba esta conversación.

— Sí, ¿como vas con lo que te pedí? —Martin era un puto interesado y estuve casi dos días para poder procesar lo que me había pedido.

—Necesito tiempo no es como que voy a chasquear los dedos y va a estar todo resuelto, hablando de eso ¿cuando me vas a decir las razones por las que quieres que haga esto? —era ilógico que hiciera algo para el cuando no ganaba nada y para terminar no me decía los motivos.

—Cuando sea el momento te lo diré por ahora sabes lo necesario. —idiota.

—Me piro.

El viaje a casa de Sofía lo tome para calmarme, ese hombre me ponía los pelos de punta cuando se andaba con todo ese misterio de mierda. El recorrido terminó siendo más corto de lo que espera y en cuando menos me lo imaginé ya estaba frente a su porche.

—¡¡¡¡¡¡¡Carterrrrrrrrrrrrrr!!!!!!! pero que coño. —Sofía estaba sentada en la escalera que daba a la puerta.

—Para de quejarte tenía que resolver algunas cosas antes, ahora súbete antes que me arrepienta de ir.

La casa estaba llena de persona porque eran casi las tres de la madrugada y estaba a tope el lugar -vaya mierda-

—Vamos dentro —dijo tirando de mi en dirección a la casa.

Pude escaparme a la cocina porque necesitaba un trago urgentemente si iba a soportar a Sofía el resto de la noche.

Entre tantos borrachos pude distinguír un cuerpo que todavía se erguía por si solo y como si del destino se tratase era Aizea.

Hoy en la mañana no pude estudiarla por mucho tiempo debido a que salió como un correcaminos pitando del aula, no recordaba que entre sus cualidades estuviese la timidez.

Tenía que admitirlo, era bastante guapa y como ya se había tomado tres cubatas pude detallarla sin que me notase. Su pelo era castaño claro y daba la impresión que la seda caía encima de sus hombros, el color de sus ojos era miel en ella se veía espectacular, podía tirarme la tarde entera observándola. A su alrededor sus amigos le hablaban y ella sonreía -no se podía tener una sonrisa más perfecta e inocente que la de esta chica- toda ella era perfecta.

La forma que tuvimos de conocernos en Marbella fue bastante única y dicho encuentro se me quedó como una puta espina clavada en la piel, Aizea era de las mujeres que con solo una mirada te lo decía todo aunque ella no lo supiese. Un grito ahogado me saco de mi ensoñación.

Rostros Traicioneros [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora