20. La no Elegida y nadie entiende a Alba.

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—Mierda, mierda ¡¿Qué hace la Elegida aquí?!—exclamó Rebecca asustada, luego hizo una rápida reverencia—Mi señora por favor no me haga daño, perdóname la vida

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—Mierda, mierda ¡¿Qué hace la Elegida aquí?!—exclamó Rebecca asustada, luego hizo una rápida reverencia—Mi señora por favor no me haga daño, perdóname la vida.

La Elegida suspiro exhausta.

—No te voy a matar.—le dijo Alba a Rebecca—Y si nos ayuda, tampoco la voy a delatar, no le diré a Austin sobre ella.—dijo mirándome, parecía cansada.

Rebecca ignoró totalmente mis heridas y se concentró en curar la pierna de la Elegida, la limpió y desinfectó.

—¿Creen que pueda llamar a un doctor?—preguntó ella.

—No, nadie más debe enterarse de nuestra situación.—explicó Alba.

La herida de la pierna de Alba al final no era muy grave, solo necesitó vendas, el corte era extrañamente prolijo. Los míos en cambio si estaban más feos, los cortes de la espalda logró dejarlos solo con vendas, pero los de los brazos necesitaron ser suturados.

—¿Me puedes explicar que esta pasando, Adeline?—preguntó Rebecca mientras terminaba de coser mi brazo.

La aguja clavándose en mi piel era dolorosa, no me permitía concentrarme en nada más, así que solo cuando paró me di cuenta de lo intima de la posición en la que estábamos. Tenia el torso desnudo, mis pechos estaban cubiertos solo por un delgado paño, el cuerpo de Rebecca estaba sumamente cerca, sentía su calor sobre mi piel.

—Si te lo cuento, te meteré en muchos líos, solo te diré que mi nulo sentido común me llevó a meterme en algunos problemas, pero creo que las cosas pueden salir muy bien.—respondí sonriéndole.

—Esta bien, no te presionaré, solo avísame si necesitas ayuda. Estoy para ti.—aclaró.

Asentí. Ella me dedicó una pequeña sonrisa y acercó su rostro al mío ¿acaso me iba a besar? Mi corazón se aceleró y entonces me besó, me beso en la desgraciada frente.

La Elegida fingió toser, sacándome de mis ensoñaciones.

—De hecho, si necesitamos tu ayuda.—le dijo a Rebe—Necesitamos dinero, danos dinero.

Mierda, esta tenia cero tacto.

—Obviamente no tuyo, porque eso seria una locura y seria muy balsa de nuestra parte.—expliqué dándole una muy mala mirada a Alba—La Elegida tiene encima muchas joyas costosas, tal vez podrías venderlas a algún cliente del periódico, nosotras no podemos ir exponiéndonos por ahí, porque alguien nos podría ver y eso no seria bueno.

La Elegida dolida, le entregó sus preciadas joyas a Rebecca.

—Intentaré sacarles el máximo dinero que pueda sin levantar sospechas, volveré en un rato.—dijo Rebecca—No cometan ninguna locura mientras no estoy.

—Gracias, por todo, no se que habría hecho sin ti.—le agradecí a ella.

—No te preocupes, eso es lo que hacen las amigas.—dijo tomándome la mano.

La no Elegida y la luna de sangre (Libro 1 y 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora