UNO

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Amanda admiró con impresión la casa que tenía al frente, su casa. Habían pasado dos meses desde la noticia de William White, y los trámites legales habían terminado hace poco, ella se había mudado oficialmente a Boston, una de las mejores zonas, su jefe se había encargado de todo, quería que estuviera cómoda en el nuevo estado a donde la había mandado.
La casa de dos pisos, blanca, un hermoso jardín delantero decoraba el lugar naturalmente, a pesar de las cajas y las personas encargadas de enviar todo al lugar que pasaban de un lado a otro, el lugar se vía muy tranquilo.

 Dejó en la entrada a Sarah, la encargada de organizar todo, una mujer un poco amargada para su edad ante la opinión de Amanda.
La pelinegra entró a su ahora nueva casa y comenzó ver todo con una gran alegría en su rostro, todo lo que había soñado se estaba cumpliendo, y todo fue unicamente por su esfuerzo.
Mientras tanto afuera, Dodger se había escapado de casa y fue directo a la rubia mujer que comía un trozo de pastel y comenzó a ladrarle pidiéndole un poco, la mujer lo vió con desagrado y lo echó de ahí con enojo provocando que su dueño quién esperaba que un hombre con varias cajas pasará para él buscar a su amigo la miró con desagrado por la acción, el can corrió hacia él

- Pequeño patan, te he dicho que no escapes - le recordó acariciando su cabeza - vamos adentro a comer -- ordenó y ambos entraron a la gran casa del actor, y mientras este le servía un poco de comida al perro comentó hacia él - esa nueva vecina me dió una mala impresión - hizo una mueca y el perro ladró haciéndolo reír.

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Habia pasado un mes desde la llegada de Amanda a Boston, y todo estaba yendo de maravilla, se acopló demasiado rápido, aunque su vida, como siempre, no iba más allá del trabajo, luego de este regresaba a casa y estaba el resto del día ahí; no convivía con muchos vecinos, solo con la señora Miller, una anciana que vivía a nueve casas de la suya y con la que muchas tardes comparte té y anécdotas graciosas, aparte de ella no había convivido con más vecinos, a excepción de la señora Westile, una mujer que se le hacía demasiado creída debido a que tenía mucho dinero, que según la señora Miller era de su tercer divorcio exitoso, y no entendía porque su indiferencia con otras personas, no era como si el dinero te hacia mas importante, eso era lo que pensaba la pelinegra, que tenía mucho dinero debido a su trabajo, y no actuaba superior por ello.

 
En cuanto a la empresa se podía decir que White tenía razón en que estaba mal administrada internamente, en la economía estaba excelente, pero en la organización era un desastre, y aún trabajaba en eso para dejar la compañía lo mejor que se podía.
Era sábado, es decir día de descanso declarado por ella misma, luego del almuerzo decidió hacer un pastel, sin dudarlo comenzó a buscar todos los ingredientes en los cajones negros de la cocina, encendió sus bocinas, y comenzó a preparar el postre escuchando música a todo volumen.

 
Por otro lado, Christopher se encontraba tratando de descansar en el sofá cuando escucha a Dodger quejarse con desespero, lo miró con fastidio y se dió cuenta de que quería salir un rato, prefirió ignorarlo pero al ver que él insistía decidió hacerle caso y sacarlo un rato, buscó la correa por todo el lugar, pero no la consiguió, tras minutos de búsqueda suspiró frustrado y rendido y se agachó mirando al perro

 
- Voy a sacarte sin correa, si te escapas tiraré tus juguetes a la basura - advirtió señalandole con el dedo índice. Se levantó y caminó hacia la puerta y la abrió. como si su advertencia no hubiera sido escuchada, apenas abrió el perro corrió hacia la casa del frente - ¡Dodger! - lo llamó su dueño cruzando la calle - ¡Estas en la casa de la vecina loca! - exclamó en todo bajó solo para que él lo escuchara - ¡Ven acá en este instante! - le ordenó pero el can volteó su cabeza y entró al patio por un pequeño agujero que estaba en la cerca del patio de la casa, Chris maldijo viendo cómo el perro entró a la propiedad donde hace tiempo lo habían despreciado.

Amanda estaba comiendo la masa que quedaba en la cucharilla mientras el pastel de encontraba en el horno, apagó la música y al regresar dió un pequeño grito al notar a un perro en su casa justo frente la puerta de la cocina en donde había en esta una puerta para perros, el animal ladró en forma de saludo que la hizo sonreír

 
- Hola cariño - agudizó su voz y se agachó para segurar que no traía identificación - ¿Que haces aquí? - él ladeó su cabeza, un gesto que le pareció muy tierno y la hizo sonreír aún más - Eres muy lindo - lo acarició, ella amaba a los perros, pero nunca pudo tener uno, el can ladró. - ¿Estas perdido? - preguntó - Ay que tonta los animales no hablan - rió de ella misma. Al instante escuchó el timbre sonar y el perro salió corriendo a la puerta mientras ladraba reconociendo el aroma de su dueño. Ella se levantó y caminó hacia la puerta blanca, y la abrió encontrándose con el dueño del perro.

- ¡Dodger! - exclamó cuando su amigo saltó hacia él. Amanda se quedo perpleja viendo al hombre que tenía en su puerta - Perdón, si le molestó que se haya metido en su casa - habló y la miró, su rostro se mantenía con los ojos bien abiertos y sus labios temblando con asombro, Él se dio cuenta de que no era la misma persona que había despreciado a su perro tiempo antes. Se preocupó al ver que ella no cambiaba su expresion - ¿Estas bie...

- ¡¡Eres chris evans!! - exclamó con emoción - ¿Que haces aqui? ¿que hago yo aqui? ¿que es aqui? - preguntó con nerviosismo debido a su emoción y provocó que el actor soltara una carcajada por lo graciosas que sonaron sus preguntas desesperadas

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Al parecer dodger sabía lo que hacía ¿No?
¡Espero que les haya gustado!
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fear to love ---> Chris Evans ONE SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora