Te encontré: Killua

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Killua veía aburrido la montaña de tarea que le quedaba por hacer, un reporte, cien ejercicios de matemática y 20 de física, 10 páginas de su libro de francés, además debía de aprenderse la nueva canción de piano para dentro de dos días, suspiro, aún en verano los padres de Killua querían mantenerlo ocupado, si, era cierto que cuando cumpliera la edad necesaria se convertiría en el heredero de la familia, eso se había decidido desde el día en que nació y todo por su extraño color de cabello.

Por 200 años la familia Zoldyck había decido a su heredero por el extraño color de cabello con que naciera uno de sus hijos, encada generación, sin importar que, nacía un niño o niña de cabello blanco, durante esos 200 años la familia había estado llena de fama y fortuna, y todo, según sus ancestros, porque el peliblanco elegido se encargaba de la familia.

Killua volvió a suspirar, realmente no quería ser la cabeza de la familia, él quería encontrar su propio camino y hacer lo que le dictara su corazón, sin embargo ahí estaba, absorto en sus pensamientos, con un montón de tarea en su escritorio y mirando la lluvia, quería escapar, pero cuando le dijo a sus padres como se sentía, que lo que de verdad quería hacer era cantar, a estos no les pudo importar menos, lo amenazaron con alejar a su hermana Alluka de su lado, incluso no la habían dejado regresar a casa durante sus vacaciones de verano, solo para mantenerlo atado, Alluka era una de las personas más importantes para Killua y no dejaría que nadie le hiciera daño.

Miro al frente de su escritorio encontrándose con el poster de su cantante favorito, recordó como cuando era niño él y Alluka lo habían visto en la tele, desde ese día Killua se enamoró por completo del escenario, veía como todas las personas movían esas barras de colores para animar al idol, todas cantaban al unísono, todas se veían realmente felices, eso era exactamente lo que quería el albino, pararse en el escenario y hacer a millones de personas felices, entonces cuando le rogo a sus padres por lecciones de canto y baile quedó decepcionado por completo, la maestra de canto era condenadamente estricta y solo le permitía cantar clásicos, el baile, por su parte, terminaron siendo lecciones de ballet, pero en sus cortos ratos libres, Killua iba al cuarto de su hermana y cantaba y bailaba para ella, tal como los idols en la tele, sin embargo sus padres al darse cuenta de que Alluka lo distraía de sus lecciones la llevaron a un internado en el extranjero, Killua se culpó por esto, pero aun así ensayaba mucho más duro y se aprendía toda las rutinas de su cantante favorito y cuando su hermana regresaba, por las vacaciones cantaba y bailaba para ella.

Sin embargo, este año había sido diferente, sus padres no dejaron que Alluka regresara, así que él tomo un avión para ir a verla, a cambio sus padres mandaron a Gotoh, con montañas de tarea. Killua suspiro nuevamente, estaba empezando a llover, aquel día también llovía.

La lluvia empezaba a caer despacio por toda la ciudad, por alguna extraña razón aquel verano había llovido todos los días, Killua empezaba a cansarse de correr, así que al llegar a un parque se detuvo a tomar aliento, fue entonces que, como un ángel callo del cielo, justo encima de él.

El albino no sabía muy bien que lo había golpeado, un ave gigante tal vez, Killua abrió sus ojos para ver qué era lo que tenía encima, pero entonces fue arrastrado a una especie de torbellino, se encontró con los ojos de la criatura que reposaba encima de él, sus grandes y brillantes ojos lo cautivaron de inmediato, para el albino esos ojos color miel lo hipnotizaron por completo, tanto que ningún sonido pudo salir de su boca, no era un ave, pero si le hubieran pedido a Killua que describiera al chico que estaba viendo en ese momento, él sin duda diría que se trataba de un ángel.

-¿Estás bien? -pregunto el chico ladeando la cabeza estando aun encima de él, para los ojos del albino ese gesto no pudo ser más tierno, Killua solo asintió, sin poder decir nada ante ese dulce tono de voz-oh, te estoy aplastando ¿verdad?, lo siento, no me había percatado-dijo el chico en un tono que para el albino parecía sincero, ¿realmente no se había dado cuenta?, se preguntó el albino, acaso era un idiota.

La voz de un ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora