Capítulo 30 [De vuelta]

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He aquí una pregunta. ¿Cuál creen que será la sorpresa que Jonathan tiene preparado? La verdad es que esto es un capítulo que me sale del corazón, me hace falta ver a este par en menos discusiones y más acción ;) pero por ahora disfruten de un poco de tranquilidad. Los adoro, y gracias por leernos.

***

Janelle Bullrich

Julio 18
Despierto y de nuevo encuentro la misma imagen de todos los días. Apenas y alzo una mínima parte de la comisura de mis labios viendo a las dos mujeres recostadas en el sofá esperándome a que despierte.

He estado más de una semana aquí en terapia intensiva y por lo que escuchado va a pasar un tiempo hasta que vuelva a tomar control de cada extremidad mía. Por ahora solo debo intentar mantenerme lo más calmada posible, cosa que se me hace muy complicada.

Y aparte tengo mucha hambre. La comida de aquí es realmente horrible.

Intento decir algo pero es imposible, mi boca se niega a emitir la información que mi cerebro intenta darle, las palabras simplemente me salen como quejidos.

Pero a pesar del intento; ni mamá, ni Asumi se despiertan. Aunque no las culpo, sé cuan cansadas deben de estar al quedarse aquí toda la noche y mañana en ese mueble, que no se ve incómodo pero tampoco es el indicado para descansar.

Hago un enorme esfuerzo por recordar algo de las terapias que me sirva para poder moverme.

Me revuelvo en la camilla inquieta y los cables de suero se tensan haciéndome gritar internamente y quejarme casi en un fino chillido. Asumi va abriendo los ojos y aun somnolienta empieza a fruncir el ceño, despierta a mi mamá y salen corriendo hacia mí.

—Pero, hija—se vuelve desesperada a Asumi— ¡Asumi, llama a alguien!

De reojo observo mi brazo comenzando a sangrar y aprieto los dientes casi rechinándolos por el dolor y por los infinitos recuerdos que ver sangre causa en mí.

Cierro mis ojos y escucho a Asumi salir gritando para que venga algún médico.

Imágenes de esos días me aturden la mente y los intento apartar, pero no puedo. Esos hombres, sus manos en mi cuerpo, sus asquerosas palabras, el dolor, la sangre que derramé, las veces que grité para que me saquen. Abigail, no la puedo sacar de mi mente.

Me removí en la camilla con toda la fuerza que pude, volví a ver a esos hombres, mi mente distorsionaba la realidad con la aflicción del pasado. «¡No por favor!» Afligida intentaba gritar. Mientras tanto ellos forcejeaban conmigo y el rostro se me empapó de lágrimas. Escuchaba voces lejanas gritar mi nombre, varias manos tocaban mi piel, la garganta me ardía y los ojos me comenzaban a doler por la fuerza que ejercía al apretarlos. Sentí un piquete en mi brazo al cual chillé como si el simple piquete fuera lo suficientemente doloroso como para distorsionar mis sentidos con el rasgón de una navaja. Intentaba calmarme, gritándome internamente a mí misma que no era una navaja, sino una simple aguja. Pero no pude, lo único que me ayudó, fue que de a poco fui cayendo a la triste oscuridad del sueño.

***

Sé que han pasado varias, demasiadas horas. Todo se encuentra oscuro. Escucho la puerta abrirse y aunque intento mantener la mirada firme no lo logro, no es tan fácil apartarla ante el hombre que se acerca.

—Janelle—jaló una silla mientras puso la comida en el mueble a mi lado.

Y no sé qué es lo que trae allí, pero siento que hora mismo, me comería lo que sea para saciar esta hambre que me he cargado desde la mañana.

—¿Tienes hambre?

Si pudiera moverme ya le habría lanzado los platos en la cabeza por tonto. ¿Cómo me pregunta eso?

RULER Libro I  (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora