Capitulo 2

528 58 4
                                    


Capitulo 2

Alex

Apenas dio un par de pasos dentro de la casa de Jeph y se detuvo abruptamente.

— ¿Qué diablos...? — su rostro se contorsionó en una expresión que mostraba su incredulidad, sin embargo se opacaba por la rabia burbujeando en su interior.

Respiró profundo nuevamente y volvió a sentirlo. Estaba ahí, mezclado con el de los demás, sin embargo era más fuerte hoy.

Su corazón comenzó un latido errático y desbocado, su ansiedad hizo calentar su sangre, parecía que iba a salirse de su piel.

No podía ser posible.

Se adentró en la habitación con la mirada enloquecida. Olvidando el motivo por el que estaba allí. Inspiraba y exhalaba cada vez más rápido, de forma frenética. Estaba enloquecido, la posibilidad de perder la fuente de aquel aroma que alteraba sus sentidos lo hacía actuar de forma errática.

En un abrir y cerrar de ojos se encontró con una vista que lo hizo detener su andar. Exhaló con brusquedad y su próxima inspiración se le atoró en la garganta.

¿Es una alucinación?

No puede ser...

Tragó con fuerza, alejando la dureza que se había instalado en su garganta. Estaba ahí. Frente a él. No podía quitar los ojos de su figura.

Sus ojos la barrieron de arriba abajo, era diminuta. Llevaba una falda corta y ajustada que le permitía ver sus piernas bien formadas. Sin embargo, una camisa de gran tamaño cubría el resto de sus curvas.

La quemaría.

Una lenta sonrisa comenzó a tirar de su boca, pero antes de que se formara desapareció cuando la mirada de ella se encontró con la suya.

El miedo en sus ojos lo hizo fruncir el ceño.

¿Por qué estaba asustada?

Se tomó el tiempo de hacer una toma doble y detalló en algo más, además de ella. Su presencia lo había hecho ignorar lo que ocurría a su alrededor. Se había perdido el grupo de personas rodeándola.

Se le escapó un gruñido de pura rabia al darse cuenta de que, de hecho parecía que estaba siendo intimidada. Las personas que formaban un circulo a su alrededor se reían por algo que había dicho una de las chicas que estaba justo enfrente de ella.

¿Qué hacía ella ahí simplemente quedándose de pie?

Tomó nota de los rostros de quienes la rodeaban, los haría pagar. Luego. Ahora iba a sacarla de allí.

Apretó los labios en una dura línea y se dirigió hasta dónde estaba, nadie iba a tocarla o si quiera pensar en causarle daño.

Ella era suya.

Con cada paso que daba, el aroma de ella se hacía más fuerte. Esa fragancia peculiar y tan distintiva, jugaba con sus sentidos enloqueciéndolo, había estado al borde toda la semana.

Desde que tuvo un atisbo de él, le fue difícil concentrarse, sus sentidos se hallaban nublados y todo lo hacía estallar. Más de una vez tuvo que liberar su lobo y perderse en el bosque para poder controlarse.

Estaba siendo una tortura.

Extrañaba la calma que mantenía normalmente, su templanza se había evaporado, dando paso a una inquietud a la que no estaba acostumbrado. Desde cachorro se había caracterizado por su frialdad, y ahora todo lo que sentía era calor. Un calor abrazador que lo obligaba a querer salirse de su piel.

AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora