Melodías I. Un village.

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Conduce al parque dokseodang
y presiona el acelerador.
solo yo conocía el lugar,
pero ahora todos tratan
de llegar ahí.

Caminaron en silencio uno al lado del otro volviendo sobre sus pasos por el Río Han. No habían intercambiado palabras desde que salieron del club. Entraron a otra tienda de conveniencia y compraron hielo. Baek tomó su pañuelo del bolsillo posterior, envolvió el hielo y lo puso alrededor de los nudillos de JongIn, atándolo en la palma de su mano. Gracias a Dios solo había sido su mano. Si el hermoso rostro de su hyung que tanto amaba hubiera sido herido, él hubiera pateado al hijo de puta hasta pasado mañana.

La pelea no pasó de un puñetazo. El hijito de mamá, porque seguro que lo era, cayó sentado sobre su culo cuando JongIn acertó, de una vez, en su pómulo izquierdo. No se levantó. Baek lo vio sobarse la cara mientras era arrastrado por JongIn a la salida. ¿Qué decir o qué hacer? No sabía.

Estaba avergonzado de este otro Baek que ahora veía su hyung. No es que no supiera que sus escándalos eran primera plana de revistas amarillista y de los cuales el hombre seguro oyó hablar junto con toda la nación; es que a sus ojos quería ser lo suficientemente bueno como para ganar una posibilidad, una sola, una real.

Pero se mantuvo callado y se dejó llevar, cualquier cosa que dijera o hiciera rompería la magia de estar tomado de la mano con JongIn. En un primer momento, los pasos fueron apresurados en el deseo de alejarse del lugar, después, poco a poco, tomaron un ritmo más lento, más normal.

BaekHyun se quedó calladito mientras que aprovechaba esta vuelta del destino que le permitía pasear tomado de la mano con el hombre que le gustaba. Uf, los mejores tips de los bloggeros románticos ni se acercaban a la realidad.

En cualquier lugar, en todas partes,
puedo ver todo.
Chica, tenemos que ser románticos:
es el momento para eso.

La hinchazón en los nudillos de JongIn le hicieron apretar la mano para aligerar el dolor y fue entonces que se dio cuenta que había tenido ese gesto íntimo y tan personal con el chico por, al menos, las últimas diez cuadras. ¡Oportunista caradura! JongIn lo miró con claro reproche.

-¿Qué?- se defendió Baek encogiéndose de hombros - Parecías decidido a sacarme del lugar y yo... yo solo te dejé hacer. Hyung, conmigo nunca tendrás problemas... siempre te dejaré hacer lo que quieras...

-¡Majadero! - dijo JongIn retomando su camino y adelantándose dos pasos a Baek.

Lo escuchó reírse a sus espaldas. No perdía oportunidad para insinuársele. Dos segundos después ya lo tenía a su lado, caminando junto a él.

Muchas personas paseaban por el lugar, si bien hacía unos años no era muy popular, ahora había una fiebre del Río Han. Al doblar en una pequeña curva pudieron ver, recortado contra las siluetas de la ciudad, el puente Banpo que daba su primer show de luces de colores y agua. Les faltaba un kilómetro, aproximadamente, así que podían ir hasta allá, ver el performance de la fuente danzarina y, luego, subir en busca de la estación del metro en Seobinggo. Nada mal para una velada de cumpleaños.

Incluso si ya conocías este sentimiento,
Tomaré la iniciativa como si fuera
tu primera vez.
Sintiéndote de esta manera,
inclínate hacia mí.
Sé que soy el único
que puede hacer que tengas
un momento muy especial.
Lo sé, lo sé, lo sé...

Se sentaron en la hierba. En quince minutos empezaba de nuevo la presentación de la fuente danzante en el puente. JongIn se quitó el pañuelo que ataba sus nudillos, el hielo se había derretido hacía rato y la humedad de la tela le estaba dando escozor.

Hyung. La espera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora