Lágrimas incomprendidas y jodidos hermanos

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Una vez más me encontraba en la casa de Rosé, disfrutando de un breve descanso después de revisar las poses y los trajes que se ajustarían al tema elegido

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Una vez más me encontraba en la casa de Rosé, disfrutando de un breve descanso después de revisar las poses y los trajes que se ajustarían al tema elegido.

Durante aproximadamente cuatro o cinco días, habíamos estado teniendo conversaciones, ya sea en su casa o en la universidad, sobre lo que queríamos transmitir a través de esa fotografía. Discutimos los sentimientos que debían predominar sobre todas las demás cosas y lo que deseábamos que se reflejara en sus ojos. Llegamos a la conclusión de que la imagen debía revelar algo que Rosé nunca ha mostrado al mundo, algo que, en mi opinión, ha mantenido oculto de todos: frialdad, miedo, odio.

Estos son sentimientos y emociones que nadie que la conozca ha presenciado con frecuencia, o incluso diría que nadie los ha visto. Sería impactante ver una imagen tan realista y audaz, algo verdaderamente inusual. Estaba seguro de que esos sentimientos quedarían perfectos en ella, capturados en todo su esplendor.

Ya habíamos realizado algunas pruebas con un traje sencillo y una pose al azar, y aunque no me convencía del todo porque no transmitía lo que yo deseaba, el resultado fue sorprendente. Debo admitir que, a pesar de que Rosé era alguien molesta, tenía una conexión especial con la cámara. Sin embargo, no era tan fotogénica como esperaba, pero definitivamente lograba generar ese escalofrío en el cuerpo. Eso es lo que me dijeron Namjoon y Jin cuando se enteraron de que Rosé sería mi modelo y vieron algunas de las fotos que tomaron —o más bien, que robaron— con mi cámara.

Sí, recibieron un merecido golpe de mi parte.

Ni siquiera sé por qué tomaron mi cámara. No somos tan cercanos, pero al parecer unas cuantas conversaciones y una taza de café juntos fueron suficientes para que se adueñaran de mi preciada herramienta y comenzaran a jugar con ella.

Todavía puedo recordar claramente las expresiones en sus rostros cuando recibieron el golpe en el brazo. Y un "perdón" escapó de sus labios.

Fue una sensación alucinante. Me sentí poderoso, como si tuviera el control.

En fin, en este momento me encontraba en su casa. Era sábado y ella estaba en silencio, sosteniendo un vaso de jugo de naranja natural en sus manos, observándome atentamente sin ningún filtro. Mientras tanto, yo examinaba las imágenes de Rosé posando con algunas prendas llamativas en mi cámara.

— ¿Quieres que continuemos? — me preguntó con cautela mientras se sentaba a mi lado, manteniendo cierta distancia.

Agradecí ese gesto en silencio absoluto.

— Tómate un descanso, has trabajado duro — respondí sin apartar la mirada de la pantalla de mi cámara. Presioné el botón nuevamente y otra imagen de Rosé apareció.

Ella se mantuvo en silencio por un momento, chasqueando la lengua antes de continuar:

— ¿Estás seguro? — preguntó de nuevo, con un tono de duda en su voz —. Podría, quizás, traer más ropa o conseguir un escenario... — dejó el vaso en la mesa y me miró con perplejidad —. ¿Realmente no necesitas nada más? ¿Más decoración, tal vez? ¿Algunas luces adicionales? ¿No quieres que siga posando?

〣ʀᴏsᴇ·s ʙʀᴏᴛʜᴇʀ〣 [ᵏᵒᵒᵏᵐⁱⁿ/ᴶⁱᵏᵒᵒᵏ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora