CAPITULO 13: PELEA

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- Ahí están - Dijo Draco - ¿Qué sucedió?  -

- Carroñeros, lograron oler el perfume de Hermione - La castaña asintió afirmando las palabras de su hermano - Tendremos que movernos de nuevo, no queremos que nos encuentren -

- Bien, pero lo mejor será hacerlo por la mañana, por ahora reforzaré los hechizos, pueden descansar un rato -

- Gracias -

Las palabras de la castaña hicieron sonreír al rubio, mientras regresaban a la tienda un pelirrojo despertó y los veía, en un mal paso de la chica, Draco le tomo la mano para ayudarla a caminar pues no querían usar magia temiendo que atrajera a los carroñeros

Eso parecía ser la gota que derramo el brazo, ver a todos felices, como si nada sucediera hizo que Ron regresará a escuchar la radio, era lo único que el pelirrojo hacía los últimos días. A la mañana siguiente tomaron todo, sin comentarle nada y emprendieron su viaje

Mientras caminaban bajo el sol, Hermione dio un poco de agua a su hermano mientras Ron no paraba de pensar en cuan sediento estaba él también. Al caer la tarde y decidir comer, el pelirrojo no pudo evitar ver la poca comida que había en su plato, pensando que se quedaría con hambre

Los días siguientes fueron lo mismo, en una ocasión mientras se escondían de mortífagos, Draco no pudo evitar notar lo desesperado que estaba Ron, miraba a todos lados, su respiración se aceleraba y parecía estar a punto de vomitar, un sentimiento que el rubio conocía a la perfección. 

- Mi madre hacía aparecer comida - 

- No, traía comida de donde sabía que estaba -

- ¿Y siendo tan sabelotodo no puedes hacerlo? -

- Ronald, no robaré nada ni expondré a las brujas y magos solo porque tienes hambre - El pelirrojo bufó mientras Draco comía más sopa de setas que esta ves sabía mejor pues ya tenía unas especias que habían comprado hace poco

Mientras Hermione leía aquel libro que Dumbledore había regalado a Draco, el rubio estaba sentando buscando en uno de los libros que la castaña había traído, decir que la bolsa de la chica tenía más de cincuenta ejemplares era poco, pues ella se había encargado de tomar todo aquello que considerara importante

- ¡Lo tengo! - Chilló Hermione de emoción mientras se levantaba y Harry, que estaba cayendo dormido, se levantaba y acercaba a donde tenían la mesa - Dumbledore le dejó la respuesta a Draco -

El azabache miro a su amigo que se encogió de hombros, al prestarle su libro a la castaña no había continuado leyendo, Hermione dejo el libro en la mesa señalando con su dedo 

- La espada que he forjado con los duendes será capaz de detener hasta la magia más oscura, no habrá poder más grande y solo aquellos de corazón valiente podrán hacer uso de ella - Harry y Draco se vieron sorprendidos - Es una carta de Godric Gryffindor y sé quien puede confirmarlo -

La chica corrió a tomar su bolso y sacó el cuadro de Phineas Nigellus, Draco sonrió orgulloso y Harry miraba sin entender

- Profesor Black, ¿Podría por favor ayudarnos? - 

- Pedir las cosas por favor amerita que se conceda mi ayuda - Draco saco su varita y sin recitar el hechizo le vendó los ojos al hombre que iba a apareciendo - ¿Cómo se les ocurre?, ¿Qué esto?, ¿Cómo se atreven? -

- Por favor, necesitamos su ayuda - 

- ¿Es ese Harry Potter? -

- Puede ser - Contesto el azabache, decir que fue sencillo sacarle información al antiguo director sería mentir, tardaron un rato entre que fingía que no entendía y Ron quería romper el cuadro

LAS RELIQUIAS DE LA MUERTE | DRAMIONEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora