Nueve

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Nota: una disculpa. Borré el capítulo anterior porque estaba reescribiendo la historia, pero ayer me lo pasaron, así que ya no hay necesidad y lo transcribiré tal cual.

*

Haces de luces doradas se filtraron por los cristales, y la densa sensación de calidez, se hizo presente en su rostro. Buscó a tientas la manta, pero no la encontró. En cambio, su mano acarició la espalda desnuda del joven a su lado. Naruto abrió los ojos de golpe y tras sentarse, miró al individuo junto a él. 

Los desperdigados cabellos oscuros caían libremente sobre la almohada. Naruto acercó despacio la mano hacia el níveo hombro del muchacho, dejándola suspendida a escasos centímetros. Ni bien miró alrededor, se percató de dónde se hallaba.

Dio un brinco fuera de la cama y comenzó a vestirse tan rápido como sus alterados nervios se lo permitieron.

-Itachi- susurró, sumamente ansioso, deslizando la prenda por sus piernas mientras trataba de despertar al muchacho. 

Su ritmo cardíaco estaba a tope, bombeando sangre con desmedida fuerza y velocidad a todo su cuerpo. Como si hubiera emprendido una carrera recientemente, cuando la realidad era otra.

Al no obtener respuesta, Naruto procedió a llamarlo una vez más, poniéndose en esta ocasión la camiseta. No tenía idea de la hora, pero tampoco quería corroborar si Orochimaru estaba presente. De cualquier forma no iba a arriesgarse a que viera a Itachi. Así que, con la misma velocidad de antaño, se calzó los zapatos y corrió hasta la cama para encontrarse con el lugar vacío.

Sus labios se separaron un poco. Asimismo, la estática se apoderó de su cuerpo. Naruto miró en todas direcciones, tratando de encontrar una respuesta para la repentina ausencia del joven, pero sin hallar nada más que un par de plumas negras bajo la cama. Ni siquiera la ropa de Itachi estaba en la recámara.

Se dirigió velozmente hacia la ventana, asegurándose de que los pestillos siguieran puestos. La sorpresa fue inmensa al darse cuenta de que así era. Todo estaba en orden, todo menos sus pensamientos. 

¿Era acaso otra laguna mental?

La brisa del exterior le acarició el rostro, instandolo a observar detenidamente el lado frontal de la habitación. Una vez más, Naruto se sentó de golpe.

Esta vez sí estaba solo. Bajó poco a poco la vista hacia su torso oculto bajo las frescas sábanas de tono ahumado, cerciorandose poco después de que...también estaba desnudo. 

Se sujetó fuertemente la cabeza en un intento por rememorar lo sucedido la noche anterior. Difusas imágenes se tornaban cada vez más borrosas e inciertas a medida que trataba de averiguar lo que estaba pasando. 

Se negó a salir de la cama hasta no saber que realmente estuviera despierto, hasta que aquellas visiones oscuras desaparecieran por completo, dejandolo tranquilo y a merced de su desconcierto.

Naruto se abrazó las piernas y, volviendo la vista hacia el buró junto a la cama, se animó a estirar el brazo para hurgar en el interior del único cajón. 

Un suave pinchazo lo forzó a desistir al comienzo, pero esta vez, le restó importancia a lo que, sabía de sobra, no la tenía. 

El dolor era meramente mental, tenía que serlo si no había marca alguna que evidenciara lo contrario. 

Decidió asentar ese pensamiento. Se levantó con cuidado y vació el cajón. 

Los artículos que había extraído de otra de las habitaciones seguían ahí, dándole a entender que eso no había sido un sueño. Realmente había regresado a la segunda recamara que, al igual que la primera, no ocultaba más que libros viejos y algunos recortes de periódicos.

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