Furia

86 5 1
                                    

¿Acaso una ducha  caliente después de ejercitarse no es algo genial?

Me había puesto un enterito blanco, mi pelo aun empapado, mojando la parte de arriba de mi vestimenta. Estaba descalza como casi siempre. Flexionaba mis agotados músculos. Mire mi brazo, donde antes se hallaba un vendaje ocultando el corte que había realizado Rixon hace dos días. Me la habían quitada en medio del entrenamiento, un enfermero  que había sido mandado por el tío, dejando lo expuesta al aire libre la herida, que ahora era solo una especie de arañazo. Parecía que me lo hubieran hecho apenas aplicando fuerza con una aguja en vez de haber sido causado por el corte de un bisturí.

Me tire en mi cama, mirando el techo pensando en lo divertido que fue el entrenamiento. ¡Mis entrenadores eran geniales!

Y la mejor es que me habían informado que ya no me harían tantos experimentos debido a que ahora estaría ocupada con el entrenamiento. Menos pinchazos, menos cortes, menos golpes, menos manos en mi cuerpo, menos  visitas al pasillo de los horrores y con eso menor es la cantidad de tiempo que paso a ser testigo y cómplice de aquellas pobres personas que no son tan afortunadas como yo para tener a alguien que los "cuide". Me daba ganas de llorar en tan solo pensar en las jaulas donde vivían y los tratos de los doctores que los hacían rezar por la muerte. Más de una vez escuche suplicas de muerte por lo bajo cuando pasaba por la zona donde metían a los sujetos. Aunque eran pocas, ya que todo aquel que se volvía  un sujeto de prueba para MERXEN perdía las ganas de vivir, de moverse, de comer y de hablar. Es por eso que tuve muy pocos "amigos".

Cerré los ojos. Con lo cansados que estaban mis músculos podría dormirme al instante pero la energía aun recorría mi cuerpo.

Me pare de un salto y comencé a practicar unos movimientos de defensa y ataque que me había enseñado la señorita Yun con los codos. Luego di una patada al costado como me había enseñado Ansar y accidentalmente le pegue a uno de mis queridas plantas

―Ugh― le había roto una ramita. Por suerte no se había caído la maseta.

Sentí una risa atrás mío

― ¿Qué te ha hecho la pobre planta?― al instante reconocí la voz.

― ¡Will!―  me gire para verlo, se encontraba parado sonriente bajo el marco de la puerta de mi habitación.

Llevaba el mismo uniforme celeste de siempre.Llamo rápidamente mi atención dos cosas nuevas en su apariencia:

La primera era que tenía  un pequeño corte en la mejilla  que aun no cicatrizaba. Notó que le miraba fijo la cara.

Se paso la mano por su cabellera y  con la otra indico la herida.

― Me atacaron unos tipejos durante el ataque y por lo que me contaron a ti también.

Mire a la segunda cosa que me llamo la atención, indicándole a Will con el dedo el rectángulo metálico con "William 30449b" escrito en el metal

― ¿Qué es eso? nunca lo había visto antes en los uniformes.

William hiso una mueca de disgusto con la cara y se paso la mano por la placa dejándola reposar en su pectoral izquierdo.

―Nuevas reglas. Todos los uniformes de los enfermeros y guardias  ahora llevaran placas de identificación  con el nombre y número de interno. Por si hacemos algo malo o parecemos "sospechosos"― hiso comillas con sus dedos al decir la palabra―y alguien nos ve nos denuncian con el nombre y blah blah, ya saben a quién agarrar.

―Ahh― pero hay algo que me confundía― ¿pero tu nombre no era Will?

―Will es un apodo― debió notar la confusión en mi cara al no saber que era un apodo ― una abreviatura de mi nombre. William

PROYECTO EVADonde viven las historias. Descúbrelo ahora