V

233 49 27
                                    

A veces Jimin detestaba haber nacido hombre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A veces Jimin detestaba haber nacido hombre.

No le gustaba el trabajo pesado, no era amante del deporte ni poseía facciones propiamente masculinas. Lo único que lo mantenía "hombre" frente a ojos ajenos era su genuino gusto por las mujeres y el alcohol, pero había ocasiones que ni eso era suficiente.

Como cuando veía a Mingyu, su hermano mayor, siendo el varón ejemplar para sus padres; felizmente casado, con hijos y un buen empleo. ¿Qué maldición le había tocado para ser el menor de todos? Mingyu era la luz de los ojos de su padre, Yugyeom el más inteligente, Hansol el más atlético y Joohyun por evidentes razones la favorita de su madre.

Después estaba él, ¿Era bueno en finanzas? Yugyeom le llevaba años de ventaja, ¿Tenía un físico atractivo? nada comparado con Hansol, ¿Buscaba formar una familia? Mingyu ya lo había hecho, ¿Era algo sensible con el arte? para eso estaba Joohyun, como hombre no tenía derecho.

Arrancó con rabia la hoja de papel y la arrojó a su lado, con las olas cantando para él y las lágrimas calientes resbalándole por las mejillas. Le gustaba dibujar aunque no fuese ni la mitad de bueno que su mejor amigo; le gustaba entrenar ocasionalmente al aire libre, pues en cada salto podía mentirse e imaginar que danzaba, que bailaba tan hermoso como tantas veces vio a su hermana hacer.

Pero sobre todo, le gustaba el mar.

Le encantaban las historias detrás de cada metro cuadrado, aquellas de las cuales la gente se burlaba pero él creía; porque todas ellas mantenían algo en común: los juicios de gente que temían lo que no entendían.

Y él se sentía tan identificado que podía sentir que todo lo que lloraba no era en vano.

Porque sus lágrimas eran de agua salada y el agua tarde o temprano regresa al mar.

...

En esta ocasión tocaba solamente el regreso de la tripulación, para mala suerte de todos a bordo el anochecer los iba engullendo y Jungkook entonces comprendía las viejas historias y leyendas de marineros, pues la inmensidad oscureciéndose resultaba tenebrosa. Digna de cualquier hogar para monstruosidades; sin embargo y para su buena suerte, vivir rodeado de agua lo hizo amarla en todas sus presentaciones. Incluso aquellas donde se cubría de incertidumbre.

Inhaló profundo llenándose los pulmones de azul, de frío y libertad.

Ayudó en todo aquello donde su presencia fue solicitada mas la tarde dio un calmo paso a la noche sin nada más que la espera de arribar en tierra firme.

El pelinegro decidió quedarse a la intemperie hasta que el azul se volviese negro, recordando cuando era niño y miraba el atardecer morir a través de la ventana mientras esperaba a que su padre regresase a casa.

Sabe mejor que nadie que perderse en su cabeza no es bueno, es por ello que siempre mantiene las manos ocupadas en algo que le silencie la mente. Y quizá es el cansancio del día o la larga prolongación al sol; tal vez incluso el desvarío de sus memorias, pues llegado un punto en el que el agua se funde con el cielo Jungkook jura escuchar una melodía a la distancia.

Y a lo lejos, dos pequeñas luces grisáceas tragadas por el mar le cortan momentáneamente la respiración.

⚓️

Melodías de Altamar » KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora