[19]La mujer del espejo

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9:00a.m y recién despertaba, estaba acostada boca abajo, voltee hacia el otro lado y mire la mesita de noche, tome mi celular y le quite la batería, así nadie me molestaría, he de decir que mi ánimo se encontraba un poco mejor, me levante y me fui al baño, pero mi mente me detuvo y es que cerca del baño en la pared de la derecha había un espejo de cuerpo completo como el de la entrada del departamento, no pude evitar mirarme, me tenía demasiado asco y odio a mí misma... y sinceramente no sé si pueda haber algo peor que eso.

Como había dormido desnuda me encontraba de la misma manera, me mire detalladamente, no era mi figura física, eso no me importaba, de hecho, en cuanto a eso es verdad que no tenía unos pechos enormes, ni un enorme trasero, pero tampoco carecía de ello, podría utilizar una blusa de escote y llenarla perfectamente, lo que realmente me molestaba era, mi piel, mi aroma, mi... mi pasado, mi piel llena de cicatrices.

Comenzando con una poco notoria que conectaba la parte baja de mi oreja con mi mandíbula y mi cuello, normalmente era tapada por mi cabello, seguido de ello una un tanto larga en la parte baja de mi seno derecho que llegaba casi hasta mi espalda, la siguiente se encontraba en mi estómago, nada de otro mundo, era de una puñalada, la otra era de tamaño medio en mi cadera izquierda, pero las que más asco me daban eran las de mi espalda, de diferentes tamaños y en diferentes direcciones, y la última, se encontraba de manera vertical bajo mi muslo derecho.

Después de mirar detenidamente todas y cada una de mis cicatrices exceptuando las de las manos, razón por la cual siempre usaba guantes, me acerque más al espejo, esa cara, esa mujer del espejo, era, era un monstruo, esos ojos negros, esas cejas pobladas, esa piel morena, ese cabello que no llegaba ni a sus pequeños hombros, esa mujer del espejo, era una idiota, una idiota que no había sabido defenderse, una idiota que no había sabio decir que no, una COMPLETA IDIOTA.

Mi cabeza se llenó de odio, tome lo que más cercano a mí y lo lance con todo mi odio contra el espejo, rompiéndolo en mil pedazos, mire como los pedazos caían a centímetros de mis pies, unos inclusive sobre ellos, sin miedo a cortarme sacudí mis pies y me dirigí a la ducha, abrí únicamente la llave del agua fría mojando todo mi cuerpo, dirigí mis manos a mi cara enjuagándola con el agua que caía de la regadera y seguido de ello comencé a bañarme acariciando todo mi cuerpo como si el odio que le tenia se hubiera convertido en lo contrario, suspire y me tranquilicé, termine de bañarme, seque mi cuerpo con una toalla me vestí con algo muy ligero, era únicamente una sudadera un tanto grande que dejaba al descubierto mis hombros y que a simple vista cubría todo mi torso y un poco de mi dela parte baja además de la ropa interior, tome mis calcetas favoritas, me las puse y baje a la cocina por algo de comer.

Toda mi vestimenta era color negra exceptuando las calcetas, eran unas calcetas largas de colores, como un arcoíris en mis pies, mire el reloj de la cocina y vaya que me había tardado puesto que ya eran las 10:30a.m decidí prepararme dos sándwich que me comí tranquilamente en silencio, no había encendido la televisión ni nada por el estilo, solo disfrutaba del sonido de la nada, así como en veces llegaba a disfrutar de mi soledad.

Una vez termine de comer me dirigí a la sala de estar, me senté en la alfombra frente al sofá más grande, como si hubiese alguien ahí, suspire y alce la mirada

-Ppor más que lo intento, no puedo... no puedo ser feliz, y es que mi pasado siempre me va a perseguir y está más que claro. He pensado tanto en quitarme la vida, pero, si la vida es cruel ¿por qué no debería de serlo la muerte también?... ya no sé qué hacer, no sé qué pensar, no... no lo sé y eso cada vez me frustra más.

en eso mi mirada cayo nuevamente al reloj y al escuchar su Tic Tac, tuve una idea y ¿Por qué no? Subí a mi habitación para tomar mi bocina que no había desempacado y la lleve a la sala, la encendí y le subí a todo el volumen para después poner una canción, mi canción favorita.

La cante a todo pulmón bailándola y sintiéndola, una vez la canción termino me sentí tan bien, me sentí libre, me sentí tan increíble que decidí tomarme el día para mí, deje que todas mis canciones favoritas sonaran mientras me dirigí al refrigerador y tome una botella de tequila que por alguna razón estaba ahí y comencé a tomar como una loca, poco después el escenario era yo completamente ebria cantando a todo pulmón más alegre de lo que nadie me había visto nunca.

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EDITADO

En este no había gran cosa que editar, un aplauso por favor.

¿Y tú quién eres? (SpainRp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora