Ahora

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    Seis de la mañana, el despertador suena y yo salgo de mi cama, no estoy cansada sólo, es un poco pesado levantarse todoslosdías así. Cambio mi pijama por una licra y una sudadera, antes de salir de casa me agacho y ato mis cordones.

    Baby me rosa ansiosamente con su correa en la boca para que yo la tome, lo hago, él aún trata de acostumbrarse a esta nueva rutina. Salgo por la puerta principal, estoy en el último piso, así que tomo el elevador.

    Juntos salimos del edificio y el viento helido de diciembre nos golpea, acomodo mi gorro de lana sobre mi cabeza y me pongo los guantes que tengo en mi bolsillo, el climas e presta para la ocasión así que traigo varias capas de ropa, odio el frío. Empezamos a trotar.

    El parque más cercano es nuestro objetivo, al llegar damos unas vueltas hasta que él está un poco cansado. Le suelto la correa y lo miro, esta ya era costumbre para nosotros y le digo:

    -Bien, no te alejes, voy a dar unas cuantas vueltas más.

   Saco una pelota de tenis de mi grueso abrigo y se la doy. De inmediato él se recuesta en el césped a morderla. Entonces aprovecho para correr a la velocidad que deseo y quegeneralmentees rápido.

    Alrededor de las nueve estaciono mi motocicleta en la universidad, me saco el casco acomodo mi cabello corto, corte pixie, muy radical, lo sé, pero sólo el universo entero cambió por qué yo no. Voy relajada, no me preocupa tanto llegar tarde al salón de clases, no tengo ganas de correr.

    Algunos estudiantes estaban terminando de entrar y acomodarse en sus sillas, miro mi reloj, apenas dos minutos de retraso.

    Al entrar todos me ven y se quedan callados, como siempre. Tomo un un gran trago de mi termo con café, pongo mi bolso junto a mi asiento y llevo mi mano derecha al bolsillo de mi pantalón ancho.

    -Bien, clase, el tema de hoy; las conciliaciones más grandes de la nación.

    Digo y todos empiezan a anotar en sus cuadernos.

    ¿Cómo llegué de estudiar en la Universidad de Nueva York a dar clases en ella? Todo pasó hace aproximadamente cinco años y medio.

    Wakanda, abril de 2018

    "Se acabó, todo se acabó" repetí para mis adentros, con mi mano derecha sostenía mis costillas, me dolían mucho él me había golpeado cuando intenté atacarlo. Con lágrimas en mis ojos, no lo podía creer, lo que había pasado, para mí no era cierto.

    Estaba en el suelo, con ramas y hojas secas, la tierra me ensuciaba y la ceniza, mucha ceniza. Entonces me di cuenta que esa no eran cenizas, eran personas, soldados, seres amados, eran las personas que yo amaba. Ya no estaban.

   Me levanté a penas del suelo y camine unos metros, donde estaban Natasha, Bruce, mi padre y el cuerpo de Visión, todos derrotados. Y no pude aguantar el llanto.

    Jamás había sentido algo semejante; no era sólo el hecho de la humillación, o el de nunca haber perdido, se sentía como algo más un vacío. Ese día, algo dentro de mí murió.

    Actualidad

    -Desde la Declamación de Independencia, hasta los acuerdos que terminaron con la Guerra Fría. Y por supuesto- suspiro -, los Acuerdos de Sokovia.

    Y lo sé, esto es clase de derecho, no de historia, pero ¿qué otra manera sino esta para aprender?, mirar todo lo que hicimos hasta llegar al maldito lugar donde estamos hoy.

    Estados Unidos de América, tres días después del chasquido

    -¿Mejor?- me pregunta Natasha entrando a mi antigua habitación en el complejo de los Vengadores.

Liberty LegacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora