parte#2

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“No me siento amado.”

Nos hemos embarcado en el viaje más importante de nuestras vidas: el ayuno del pensamiento erróneo. Y el pensamiento de hoy es probablemente el más importante con el que cualquiera de nosotros tendremos que lidiar jamás en un nivel profundo.

Hoy estamos ayunando del pensamiento que dice: “No me siento amado”.

La necesidad número uno en toda vida humana es ser amado. Sin embargo, lamentablemente, muy pocos disfru- tan de una vida en la que realmente se sienten amados.

VAMOS A CAMBIARLO HOY

1. Dios no está enojado contigo, ¡El está loco por ti! Disipa el mito de un Dios enojado. Él derramó Su ira sobre Jesús mientras estaba en la cruz, para poder derramar Su amor sobre ti para siempre. “Dios es amor”.

2. Nuestros sentimientos siguen nuestros pensamientos. Inunda tu mente con el pensamiento: “¡Mi Padre Celestial me ama tiernamente!” ( Juan 16:27 AMP) Tú y Dios son inseparables. Nada puede separarte de Él o Su amor ¡Cree esto con cada fibra de tu ser!

3. Reconoce tu valor. El valor de una obra de arte no está determinado por el costo de hacerla, sino más bien por cuánto pagaría alguien por tenerla. Dios pagó por nosotros con la sangre de Jesús ¡Eso nos hace tan valiosos para Dios como el mismo Jesús! ¡Tú no tienes precio!

4. No tienes que ganar algo que Dios ya te ha dado. Él te ama. Eso no se puede ganar. Es un regalo de Dios. ( Juan 3:16) Acéptalo. Tu valor no está determinado por lo que has hecho o dejado de hacer. Sólo sé amado.

5. No aceptes las voces de rechazo. Mírate en el espejo y dite a ti mismo que eres escogido por Dios, aceptado y amado enormemente por tu Padre Celestial.

6. Conoce tu llamado. Con esto, no me refiero a tu llamado a servir en el ministerio o tu profesión. Estoy hablando de cómo te llama Dios. Él te llama Su amado continuamente en la Biblia. Haz una búsqueda de palabras. Tú eres Su amado. Entonces, ¡se amado!

PIÉNSALO Y DILO

Dios no está enojado conmigo; ¡Él está loco de amor por mí! ¡Me ama inmensamente!

Su enojo duró por un momento en la cruz, ¡pero Su amor y favor son para toda la vida! Mi Padre Celestial me ama tiernamente, por lo tanto, ¡sentiré Su amor hoy! Él continuamente me llama Su amado. Nada puede separarme de Su amor. Soy valioso y no tengo precio para Él. Soy tan valioso para Dios como lo es Jesús mismo ¡Recibo Su amor por fe, en el nombre de Jesús!

¿QUÉ MOTIVA MI RELACION CON DIOS?

Hemos hablado de los niveles de intimidad que desarrollamos con Dios en nuestro caminar . A veces no llegamos a convertirnos en uno con Dios porque no llegamos a conocerle de forma profunda ya que tendemos a reservar áreas en las que no queremos que se involucre o nos da temor el compromiso.

Eso me lleva a pensar en el ¿por qué? ¿Qué motiva mi relación con Dios? Si vemos la intención de nuestro corazón, pudiéramos encontrar que la respuesta a ello es que mi relación con Dios está determinada por lo que otros piensan, el temor a su "castigo”, o la religiosidad, pero no un verdadero conocimiento de quien es Él.

En definitiva, el fundamento del desarrollo de mi relación con Dios debe ser el amor, el entender su sacrificio en la cruz, el perdón de pecados, el comprender que sus pensamientos para mi vida son de bien, el regalo de una vida eterna, que Él tiene planes de bien y de vida para mí. Debería generar el deseo de una verdadera intimidad con Dios que permite buscarlo con todo mi corazón.

Búscale en oración que su dulce Espíritu te muestre si existe una verdadera relación con Jesús y las razones que la motivan.

“Tengo miedo.”

El miedo o temor es la raíz de casi todas las cosas negati-vas que suceden en nuestras vidas. Tenemos miedo a fallar; miedo de estar solos o de ser rechazados; miedo de quedarnos sin dinero; miedo de que la gente nos falle; que no encontremos un cónyuge o el que tenemos nos deje algún día.

Todo miedo se basa en la creencia básica de que la Palabra de Dios no va a funcionar. Por ejemplo, el miedo a no tener suficiente tiene sus raíces en el temor de que Filipenses 4:19 no es cierto. Si tú crees que “(…) Dios proveerá todas tus necesidades conforme a Sus riquezas (...)”, entonces el miedo se va.

VAMOS A CAMBIARLO HOY  

1. Medita en el hecho de que la Palabra de Dios es verdad. En Juan 17:17, Jesús dijo: “(…) Tu Palabra es verdad”. Lo que Dios dice es un hecho—ya sea que lo sientas lo veas o lo hayas experimentado alguna vez.

2. Considera la trayectoria de Dios. 1 Reyes 8:56 dice: “(...) cada palabra de todas Sus promesas se han hecho realidad (...)” El miedo se va cuando tú puedes confiar en algo que no puede fallar. Dios nunca ha dejado de cumplir Sus promesas. Hay más de 1000 predicciones o profecías en la Biblia—promesas que Dios hizo antes que ocurrieran. Las posibilidades de que solamente 17 de ellas se cumplan es de 1 entre 450 mil millones x 1 mil millones x 1 billón. Sin embargo, ni una sola de Sus promesas ha fallado.

3. Acepta la verdad de que lo que tememos viene sobre nosotros. En Job 3:25, Job temía que sus hijos maldijeran a Dios y eso fue lo que sucedió. Cuando tú te das cuenta de que el miedo tiene el poder para producir resultados negativos, tú dejas de meterte con él. Cuando un niño aprende lo que el fuego puede hacer ¡ya no juega con fósforos!

4. El perfecto amor echa a fuera el temor. (1 Juan 4:18) Inunda tu mente con pensamientos de amor—el amor de Dios por ti y lo que Él estuvo dispuesto a hacer para rescatarte. Si estuvo dispuesto a morir por ti aun cuando estabas en pecado y separado de Dios ¡no hay nada que Él no haría por ti! Piensa en eso y el miedo se irá.

5. Hay una promesa de la Palabra de Dios, para cada necesidad que tú puedas experimentar. De hecho, hay más de 7000 promesas en la Biblia. Esas son ¡7000 soluciones a los problemas de la vida! Por ejemplo, hay una promesa de protección en el Salmo 91:1-12, que te liberta del temor del mal, la enfermedad o la tragedia.

6. Haz una pausa y medita en el hecho de que Dios está contigo. La presencia de Dios es el secreto para vivir una vida libre de temor. En última instancia, todo miedo es un sentido de la ausencia de Dios o de nues- tra separación de Él. Por el contrario, un sentido de la presencia de Dios nos libera del temor. Hebreos 10:19 dice, “(…) entramos al lugar santo de Su presencia por la sangre de Jesús”. Tú estás en Su presencia ahora mismo—por lo tanto ¡no temas!

PIÉNSALO Y DILO

La Palabra de Dios es verdadera, ya sea que uno la sienta o no. Él ha cumplido todas Sus promesas y nunca ha fallado. Estoy en la presencia de Dios por la sangre de Jesús, por lo tanto, porque Él está conmigo ¡no temeré ningún mal! Dios me ama perfectamente, echando fuera todo temor. Tengo poder, amor y dominio propio, ¡en el nombre de Jesús!

𝐋𝐔𝐙 𝐌𝐄𝐒𝐈𝐀𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora