Frío

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Se hicieron las ocho de la noche. Habían pasado unas cuantas horas desde que Yuki se fue de casa. Había preparado un arroz mientras miraba la televisión y esperaba la llegada de mi mamá. Se hicieron las nueve y yo ya había lavado los platos y guardado el poco arroz que quedo, en el refrigerador. Estaba en mi cuarto pasando el tiempo con mi celular cuando se hicieron las once de la noche y escuche la puerta principal abrirse. Salí disparada de la habitación.

Era mamá, tenía sus ojeras marcadas, el pelo revuelto y su uniforme era diferente al de esta mañana. Llevaba en sus manos su cartera y en la otra una pequeña bolsa de papel. Cayo rendida en el sofá. Me acerque a ella

-Holaa ¿Cómo te fue hoy?- le pregunté mientras le liberaba las manos tomando las cosas que traía 

-Bien- se limito a decir. Su mirada era cansada y su cuerpo se veía agotado. Estaba tan fatigada que ni había notado mis heridas o la ropa sucia que aún descansaba en una silla de la sala

-Debo irme a la cama- dijo mientras se paraba y se tambaleaba hacia su habitación. Me tome la molestia de abrirle la puerta y sacarle los zapatos para que duerma mejor

-Mañana me tendré que ir a las tres de la madrugada- suspiro recostada en la cama -No te vuelvas a despertar y no toques nada de lo que traje-

Salí de la pieza y cerré la puerta detrás de mi. Solté una pequeña risa, era divertido ver como estaba tan cansada pero seguía dándome ordenes. Sobre la mesa del comedor reposaban las cosas que había traído mamá. "Y no toques nada de lo que traje" la curiosidad recorría mi cuerpo ¿Qué había traído? le hice caso a mi impulso y empecé a hurgar. Primero comencé con la cartera, solo había papeles, facturas que no se habían pagado, algunas monedas y su celular. Que mierda, revolví todo para nada. Alce la vista y ahí vi esa pequeña bolsa de papel que parecía llamarme. Rápidamente tome la bolsa y al abrirla me detuve inmediatamente. Era un gran fajo de dinero junto a una carta.

Nunca había visto tanto dinero. Era imposible que mamá se haya metido en algún negocio sucio. Alto ¿Lo era? Claro que lo era, mi mamá jamás haría algo así ¿Estas segura? la voz de mi cabeza cuestionaba cada pensamiento y me hacía dudar de mi misma. Un enojo recorrió mi cuerpo y la curiosidad me estaba por matar. Abrí la carta 

"Kiyoko, esta será la última vez que veas mi dinero, no te volveré a dar algún otro centavo. Las zorras como tú no se lo merecen. Si me vuelves a solicitar, Haru vendrá conmigo y te denunciare por malos cuidados. Atte Jun" 

Oí unos pasos detrás de mi. Un frío recorrió mi cuerpo y no pude emitir movimiento alguno. Sentí su mano reposar en mi hombro

-¿No te había dicho que no toques nada?- me di vuelta. Su cara era como la de un asesino serial. Quede inmóvil. Mi primer instinto fue soltar la carta y el fajo de dinero que aún sostenía en mis manos. Soy una imbécil ¿Haru por dios, quién te mando a ser tan idiota?

-Dame eso- tomo bruscamente el dinero y la carta que se encontraban en el suelo

-¿Por qué fuiste con la abuela?- ¡Mierda! no puedo mantener la boca cerrada

-Esta mañana dijist- 

-¡Te dije que estamos bien y que no la necesitamos!- la interrumpí con agresividad. El rostro de mamá no transmitía emoción alguna

-No vamos a estar bien, Haru- una pequeña lágrima recorrió su rostro -La odio, pero la necesitamos- 

-¿¡Por qué haces esto?!- comencé a llorar -¿¡Por qué te hago esto?!- sentí una fría cachetada impactar en mi rostro. Mi llanto paro en un segundo. No emití movimiento o sonido alguno. Mamá empezó a sollozar 

-¿Por qué te pareces tanto a él?- susurró con su voz quebrada. Ambas nos quedamos quietas por algunos segundos

-Mamá yo- trate de decir

-¡Cállate! ¡Ya basta!- grito entre lágrimas. Se fue hacia su habitación y cerro la puerta con violencia.

Quede sola en el solitario comedor. El calor que había en el ambiente se desvaneció de repente. Tenía tantas dudas. Pero el sentimiento de ira y tristeza inundaban mi cuerpo. La tenue luz que alumbraba la habitación parecía apagarse cada vez más. Me pare y fui hasta mi pieza. No paraba de llorar. Me ahogaba en mis pensamientos. Mire mi rostro en el espejo de mano, la cachetada había dejado una marca en mi piel. Me enoje conmigo, con ella, con todo el mundo.

Golpeé la pared de mi habitación. Odiaba todo. Me odiaba. Luego de unos cuantos golpes, sentí dolor, era dolor físico. Mi mano estaba muy lastimada. Algunas gotas de sangre la recorrían junto con unos cuantos raspones. No me intereso. Ya no me importaba. Me tire sobre mi cama. Los pensamientos me inundaban y hacían sentir asfixiada. Sentía las sabanas más pesadas de lo normal y hacía mucho frío. Hasta que recordé su sonrisa. Recordé el calor de su mano. La recordé a ella ¿Por qué Yuki invadía mis pensamientos ahora? ¿Por qué ella? ¿Por qué me hacía sentir menos sola? ¿Por qué? una sonrisa surgió mientras las lágrimas aún recorrían mi cara.

Pasaron unos minutos y aún no podía conciliar el sueño. La carta se repetía una y otra vez en mi cabeza. "Kiyoko, esta será la última vez que veas mi dinero, no te volveré a dar algún otro centavo. Las zorras como tú no se lo merecen." con mamá jamás estuvimos bien económicamente desde que papá se fue. Tenía diez años cuando nos dejo. Mamá jamás me dijo que paso. Desde ahí mi abuela por parte paterna nos ayuda con el dinero. 

Mi mamá y mi abuela jamás se llevaron bien. Mi abuela dice que es una zorra y que jamás se esforzó por algo en su vida. Mi mamá dice que es una vieja bruja. Yo no se que pensar al fin y al cabo nadie se tomo el tiempo de explicarme toda la historia.

 "Si me vuelves a solicitar, Haru vendrá conmigo y te denunciare por malos cuidados. Atte Jun"  Mi abuela siempre me mete en las condiciones. Mi padre era hijo único, por lo tanto soy lo único que queda de su preciado hijo. Mi padre era un exitoso empresario. Pero mi abuela dice que desde conoció a mi mamá se convirtió en una decepción, ya que "la zorra esa lo arrastro a eso". Mi abuela no me quiere, solo quiere ver a alguien de su sangre lograr lo que ella y su hijo no pudieron. Me codicia. 

Mi mente se calló por unos instantes. Los pensamientos aún invadían bruscamente mi cabeza, pero trataba de ignorarlos. Volteé mi cabeza y mire el reloj sobre el escritorio. Las dos de la mañana. Cerré los ojos y me esforcé en desaparecer.


꒦꒷꒦꒦꒷꒦꒷꒷꒦ NOTAS DE LA AUTORA ꒦꒷꒦꒦꒷꒦꒷꒷꒦

-Holaa, espero que les haya gustado el capítulo de hoy ૮ • ﻌ - ა

- Admito que tal vez fue algo improvisado. Se podría decir que es un "relleno" importante en la vida de nuestra protagonista. Trate de desarrollar un poco su vida personal y su personalidad ˚✧ . ˚ ⚘ ˏ*ೃ *ૢ✧

- No soy escritora profesional pero los disfruto. Estoy abierta a críticas y a sugerencias

-Tomen agua y coman bien ⊹ ∘ ⋄ ˚ ₊°•˚

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⏰ Última actualización: Aug 05, 2021 ⏰

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Si mi vida fuera un pinturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora