My Good Baby Girl [Son Goku/CANCELADA]

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Sekuchi sonrió alegremente mientras terminaba su turno en la cafetería y le daban su sueldo, rápidamente se fue a un banco y depositó su dinero para que nadie se lo robase en la calle. Terminada la acción se fue corriendo al tren para alcanzar a tomar uno e ir prácticamente volando a la casa en donde cuidaría a los niños

Goku miró la pantalla de su celular entretenido, hace una semana le había pedido información a Bulma sobre la rubia y esta le miró pícaramente hasta que él le explicó que "solo era una niña con muchos trabajos", al principio la mujer no le creyó, pero al ver el expediente de la chica se sorprendió y compadeció al mismo tiempo, ella se queja de que la presionan mucho en la capsules corp. y la otra niña tenía trabajos casi distintos todos los días, de lunes a lunes

La rubia miró enternecida a los pequeños niños y empezó a jugar con ellos hasta que se quedaron dormidos, sonriente les preparó la cena hasta que llegaron los padres y le agradecieron, dándole su dinero por el buen trabajo cuidando a los niños

Los ojos verdes de la chica miraron horrorizados la hora, ¡Iba media hora tarde a su trabajo de Barman! Seguro que su jefe le iba a cortar el cuello, no alcanzaba a ir al banco a depositar su sueldo. Abrumada la chica llegó lo más rápido al lugar, eran pasadas las nueve y media de la noche. Apenada la chica se cambió la ropa a la vez que se ponía un delantal y pidió disculpas hasta que su corta jornada terminó a las una de la mañana

— Eres una excelente trabajadora, señorita Jobu, pero ya has llegado tarde por quinta vez dentro de este mes —habló el hombre mirándole comprensivamente

— ¡Lo siento! ¡No volverá a pasar! —la chica hizo una reverencia

— Claro que no volverá a pasar. Siento decirte esto con todo mi corazón, pero estás despedida —habló el jefe y ella estaba de los nervios

— ¡P-Pero puedo ser de utilidad! ¡T-trabajaré dos jornadas! ¡Haré el turno de dos personas! ¡ero por favor no me despida!

— Lo siento, pero es mi veredicto final. Adiós, puede marcharse —la rubia miró el suelo apenada y se quitó el delantal

— Genial, voy en la madrugada, tengo que prepararle el almuerzo a mi hermana para mañana y además me quedo sin trabajo —murmuró la rubia pateando una pequeña piedra—. Bueno, ¡Mañana es otro día! Seguro que me irá mejor que hoy

La chica cocinó el almuerzo de su hermana en la madrugada, apenas terminar de ponerlo en los potes se fue directo a dormir por lo cansada que estaba, tendría que levantarse a unas pocas horas más para poder seguir trabajando, al menos no le podría ir tan mal, ¿Verdad?

Sekuchi estaba apunto de llorar, su día había sido de lo peor, su trabajo en el supermercado como la chica que ordenaba había desaparecido debido a que unos adolescentes llegaron y empezaron a tirar todo lo que ella ordenaba, enojada ella les grito que fueran a molestar a otra parte, justo cuando su jefe apareció y la despidieron

En el café derramó un helado a una mujer de apariencia rica y ella le dijo de todo menos linda, para finalmente poner una anotación en la hoja de reclamaciones. La rubia tuvo la desdicha que un chico de su edad le diera una nalgada y la amiga de él le pusiera una zancadilla, perdió su trabajo debido a que rompió parte del material, ensució el suelo y por gritarle blasfemias a los atolondrados que le acosaron

Nada puede salir mal, ¿verdad? Unos perros la empujaron a un estanque de patitos y terminó con uno en la cabeza, odiaba su maldita mala suerte, ¡Pero no se iba a rendir! Necesitaba el dinero para las medicinas de sus padres y pagar los medicamentos para su hermana que sufría de asma

— ¡Ah llegado por quién tanto lloraban! —exclamó la rubia adentrándose en su casa

— ¡Hermanita! —exclamó la pequeña niña rubia corriendo a los brazos de su hermana mayor— ¿Cómo te fue hoy?

— Bien, bien —sonrió la chica e iba a cargar a su hermana—. Un poco mojada pero bien —la pequeña rubia no abrazó a su hermana porque se iba a mojar y la mayor le despeinó el cabello

— Vamos pequeño demonio, te ayudaré con la tarea que tengas —sonrió la mayor

— ¿Cómo supiste que tenía tarea? —exclamó sorprendida la pequeña rubia, mirando con asombro a su hermana mayor

— Pequeño demonio, nunca me vienes a saludar así de entusiasta a menos que quieras algo —la menor se quejó alegando que no era así— Buenas, mamá, papá —sonrió la rubia elevando su mano y los adultos le sonrieron

— Buenas tardes, tardona —sonrió la rubia mayor

— Mira quién se aparece, necesitábamos ayuda para frenarla —sonrió el castaño de ojos verdes refiriéndose a la menor

— ¿Se portó muy mal? —la mayor la miró y la menor corrió rápidamente a su habitación cerrando la puerta de golpe

— ¿Qué pasó hija? ¿Por qué llegas tan temprano? —preguntó ahora preocupada la rubia mayor, podría no poder mover sus extremidades, pero su boca aún funcionaba, aunque hablase raro

— ¿Te despidieron? —preguntó preocupado el hombre

— Si, tuve un mal día la verdad, ¡Pero mañana me recompondré! Seguro que será un buen día —sonrió la chica

— No es necesario que lo hagas —habló el padre con mirada triste

— Si no soy yo, ¿Quién? —preguntó la chica y miró con una mirada suave a sus padres caminando a ellos— Ustedes ya han hecho mucho por mí, ahora es tiempo que yo haga algo por ustedes

— ¡Pero...! —exclamo triste la mujer rubia

— Nada, me voy a cambiar y de paso a ayudar al demonio, digo, hermanita —sonrió con gracia la adolescente y corrió a su habitación

Después de ayudar a su hermana menor a hacer la tarea la chica preparó la cena para finalmente despedirse de su hermana y su padre para ir al otro trabajo que tenía, cajera de un pequeño minimarket que estaba abierto las veinticuatro horas

Tal vez era agotador para ella, ¡Pero su hermanita debía cumplir todos sus sueños! Debía ser la gran investigadora que quería ser, ¡Y si cambiaba de opinión la apoyaría! Porque su hermanita debía estudiar y ser mejor que ella, «Mi hermanita es un ángel.» sonrió la chica a la vez que atendía a la mujer la cual le devolvió la sonrisa y se fue

Agotador, pero valía la pena, valía cada maldito segundo de sueño, cansancio o enfermedad, porque, aunque tuviera fiebre la rubia iba a trabajar igual