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Estaba al lado de Fushiguro mientras mirábamos la estación meteorológica. Mientras yo seguía observando como esta estaba vacía, escuchaba como mi compañero hablaba con el maestro Gojo al otro lado de la línea. Nos habían encargado recuperar un talismán de categoría especial.
- Te voy a dar una paliza... - murmuró Fushiguro a mi lado. El de ojos azules estaba bastante cansado de este encargo y yo tampoco tenía muchas ganas de realizarlo, sinceramente. Cuando me giré para poder ver a Fushiguro, pude ver como su ceño estaba fruncido y se pellizcaba el puente de la nariz mientras cerraba los ojos. Al poco tiempo, se separó el teléfono de la oreja para volver a mirar el interior vacío de la estación.
- Y qué dice? - pregunté mientras lo miraba de reojo. Él solo frunció más el ceño, abrió los ojos y me miró.
- No podemos regresar hasta encontrar el talismán. - dijo mientras me miraba. Fruncí levemente el ceño mientras una expresión de enfado aparecía en mi cara. - Créeme, estoy igual de molesto que tú. - dijo mientras seguía observándome.
- Y ahora qué? - pregunté mientras miraba alrededor nuestro.
- Pues tendremos que localizarlo. - dijo mientras se giraba. - Andando, (N).
- Sí, ya voy. - dije para alcanzarlo y seguir caminando a su lado.
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Estábamos en el campo de rugby de la Escuela Secundaria Municipal de Sugisawa. Me encontraba sentada en el suelo mientras jugaba con una bola de béisbol que había encontrado por los alrededores.
- Creo que aquí hay algún cadáver enterrado. - dije mientras lanzaba la bola al aire y miraba de reojo a la maldición de categoría 2 que se encontraba en uno de los postes del campo.
- A esa conclusión ya había llegado yo, (N). La cuestión es que, será por la influencia del talismán? - dijo el peli negro mientras me miraba de reojo. Me encogí de hombros mientras volvía a lanzar la bola al aire y cogerla. - De dónde has sacado la bola? - dijo mientras me miraba un poco irritado.
- Ah, la cogí del suelo. - respondí mientras miraba al objeto esférico que se encontraba en mis manos.
- Es que nunca paras quieta? - preguntó mientras fruncía su ceño levemente.
- Sabes que no. - dije mientras me levantaba y lanzaba la bola al otro extremo del campo. Solo pude escuchar como chistaba y se daba la vuelta para salir del lugar.
-Vamos.
-Que sii... - dije mientras me posicionaba a su lado.
Seguimos caminando hasta llegar a lo que parecía ser un campo de atletismo. La presencia del objeto maldito era cada vez mayor sin embargo, no lográbamos localizarlo. En el campo, había montones de estudiantes que se amontonaban en grupos para cuchichear y señalar lo que había en medio del campo.
- (N), ven. - dijo Fushiguro mientras tiraba de mi brazo y me arrastraba con él. En medio del campo había un chico de cabellos rosados con el que parecía ser el entrenador del club de atletismo. El más joven se preparaba para realizar un lanzamiento de peso mientras el resto de alumnos lo animaban. Al parecer, el chico se llamaba Itadori y por lo que pude escuchar, era realmente bueno en deportes. Cuando lanzó la pelota de peso, no pude evitar sorprenderme. El chico había lanzado la bola a 30 metros de distancia y aún encima, había abollado el metal de la portería! Miré de reojo a Fushiguro, que también estaba sorprendido.
