Capítulo 1

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Comienzo en mi viaje
Amelia
En un hospital cualquiera de la ciudad de Asunción, nació una niña con 8 meses de gestación, con problemas en los pulmones, sus padres estaban muy preocupados por su vida.
Al final ellos rogaron por ayuda de Dios en esos momentos, y funcionaron sus plegarias, los doctores lograron salvar la vida de la niña y ella se iría con ellos a casa en cuestión de unos días, nada grave, solo unos chequeos y justamente para poder atenderle rápido si algo pasaba…
Esos días se hicieron dos semanas, por unas pequeñas complicaciones que surgieron, incluyendo el hecho de que la bebé en realidad tenía los pulmones muy mal desarrollados para haber sido ocho mesina, pero con esa semana en la incubadora pudieron solucionar ese problema.
Sus padres tenían miedo de lastimarla sin querer, porque era muy frágil después de todo.
Esa primera tarde le mandaron hacer una cédula por si se presentaba otra dificultad, así tener un documento que presentar para hacer más rápida la atención en caso de emergencia.
Pero cambiaron las cosas cuando cumplió su primer año, sus padres ya dieron porcentado que estaba perfectamente bien, pero esa seguridad les costó caro cuando en un chequeo a sus dos años se le detecto asma, para su suerte no crónico, pero con una gran suma requerida para que justamente no haya secuelas de eso, ellos hicieron todo a su alcance para mantener la salud de su hija luego de finalizar su tratamiento, pero lastimosamente esa niña no sobrevivió a sus tres años…
… Su nombre era Laura, pero ahora hacia en una urnita en la habitación que le solía ser de su propiedad….
Devastados, sus padres buscaron consuelo en su compañía, pero por un descuido, la señora quedó nuevamente embarazada, para colmo de una niña, ellos sabían que no podría reemplazar a Laura, pero era inhumano abortar, así que la esperaron ansiosos, pero ella si nació bien, 9 meses, peso bueno, pulmones bien desarrollados, la viva combinación de su mamá y su papá, no tenía ningún indicio de futuras complicaciones, así que sus padres se dieron la oportunidad de tener la hija que perdieron, ya habían aprendido que no era bueno fiarse del tiempo….
… No pasó ese efecto en los dos años de su hija, quien aprendió a hablar un mes antes de su cumpleaños, la llamaron Amelia Marie, por sus dos abuelas, y ella era la encarnación de lo que perdieron, pero era más inteligente, y más alegre.
Ella estaba muy feliz de poder estar con sus padres y de que ellos estaban tan encantados con ella, pero todo cambio un día, en el que entró a la escuela, y nadie quiso acercarse a ella, y los que llegaban a hablarle, de inmediato cambiaban de opinión, lo cual también era bueno por las mudanzas constantes por el trabajo de abogado de su padre, así que ella se convenció de que era mejor…
Pasaron mejor a la educación desde casa a través de educación virtual, para no hacer el trámite de inscribirla en escuelas y le funcionaba.
Con ahora 6 años, cuando volvieron a mudarse fue en un lugar muy cerca de la Costanera, por el palacio de gobierno, había una situación que tenía que solucionar su padre.
La soledad se hizo presente cuando sus padres la dejaban sola en casa, así que empezó a tener amigos imaginarios que no tenían nombre y les hablaba cuando estaba limpiando o estaba enojada o se sentía sola, básicamente siempre. Les hablaba de lo bueno que era saber leer, ahora las letras no serían un freno a su distracción, ahora por fin vería más que imágenes en sus libros con dibujos y podría intentar con otros. Descubrió que hablar sola le ayudaba a pensar y a practicar pronunciación en voz alta, le gustaba.
Pero había algo que le molestaba, cuando sus padres volvían y debía dormir, apenas cerraba los ojos, se dormía y tenía sueños raros, que documento en un cuaderno viejo que dejaron olvidado en su casa poco después…
12-03-XX
Hoy volvieron los sueños extraños, siempre comienzan y terminan igual, sueño estar en el vacío, nada más que oscuridad hasta donde alcanza la vista, pero luego sin previo aviso, oigo una voz, no parecida a la de mis padres o a la de mis profesores.
Siento que, en algún lugar, en mi memoria, la he escuchado antes, en fin, la escucho, llamándome, no con mi nombre, solo dice una y otra vez “No te vayas” siento como si me lo dijera a mi nada más, la voz se oye preocupada, pero cuando empiezo a divisar a la persona dueña de la voz, mis ojos se abren de golpe, empiezo a cuestionarme si realmente esto es un sueño nada más…
No sé qué hacer porque estas experiencias lejos de causarme miedo o desconcierto, me reconfortan, se siente bien oír algo dirigido hacia mi nada más que sea más que decirme que le debo un favor o algo parecido de vez en cuando.
Y no sé qué hacer, siento que me vuelvo loca, porque solo escucho su voz en mi cabeza.
No puedo pensar en otra cosa…
Ese era el contenido de su primera página en el cuaderno al respecto…
Como sobrina de una psicóloga, tenía una idea de cómo identificar el cómo, cuándo y porque de esos sueños.
Lo que tomo como posible causa fue la soledad, pero ella temía que esa fuera la causa verdadera, porque de ser así se quedaría de esa manera por toda la vida.
Decidió que al día siguiente intentaría buscar un distractor lo suficientemente fuerte como para distraerla de su situación…
Y así lo hizo la tarde siguiente luego de sus clases virtuales, sus padres se fueron a sus respectivos trabajos, lo que significaba que podía proceder con tranquilidad, así empezó a buscar por toda la casa algo que la ayudara a distraerse, más que sus deberes que ya había terminado.
Empezó a hacer registro mental de las cosas que consideraba y pensaba como eliminarlas:
Dibujo: muy complicado, más que distracción sería frustración; Juguetes: es lo mismo que hago con los amigos imaginarios, no funcionaría; Leer: ya lo hacía, aunque me distrae, leo mentalmente y me acuerdo de la voz; Escuchar música: si encuentro algo que no sea rap, lo considerare; Escritura: De hecho… vale la pena intentar.
Se sentó en su mesa, puso una alarma en su teléfono, busco música romántica (era lo más decente que se encontró) y se puso a escribir en su cuadernito…
Cuando sonó su alarma descubrió tres cosas: el género romántico de música le gustaba y le inspiraba; escribir era lo más liberador que hizo hasta ese momento; y ahora tenía algo que al fin le ayudaba a salir de su realidad, aunque fuera por poco tiempo.
Puso una segunda alarma, ahora por el doble del tiempo que le había dado a la prueba, ahora podía escribir más a gusto sabiendo que tipo de música le gustaba…
Ya pasado el tiempo que tenía, se puso a leer su material, se emocionó con sus propios versos.
Juró que no sabía que podía hacer tal cosa…
Así rápidamente llego la hora en la que sus padres volvieron, ella oculto su pequeño cuaderno bajo su almohada y fingió estar dormida para cuando sus padres entraron a su habitación.
Su papá dijo su acostumbrado “buenas noches” y su mamá le dejo el acostumbrado beso en la mejilla para que después ambos se retiraron, quizás para las demás personas su padre era frio, pero ella no tenía con que compararlo, solo podía conformarse…
… Así llegaron sus 10, cuando por fin se asentaron en un lugar por recomendación de la tía de Amelia, en Villa Morra y la inscribieron en una escuela pública para poder practicar escribir a mano.
El primer día llevo un cuaderno anotador, un libro de comedia que le regalo su papá (por lo visto sin prestar atención a su contenido) y ese “diario” que aparte de ayudarle a documentar sus sueños, se había vuelto un compañero que también llevaba sus ideas.
Entonces después de entrar de formar la fila para cantar el himno nacional la profesora de ese grado le llamo la atención para darle paso a su presentación.
–Muy buenos días chicos - dijo la profe con amabilidad
–Buenos días profesora – respondió el aula al saludo anterior
–Hoy tenemos una compañera nueva, quiero que todos estén calladitos en sus asientos para que se pueda presentar – pidió la profe – adelante, decí tu nombre, tu edad y algo que te guste – la alentó la profe
–Ok, … Hola, soy Amelia Marie Morales Prados, tengo 7 años y me encanta leer y el color morado – dijo Amelia con un poco más de confianza
–Muy bien Amelia, anda allá en el fondo en la silla libre, ¿sipa? – pregunto la profe
Amelia solo asintió y se sentó en la silla libre, puso su mochila en el espaldero y espero que empezara la clase
–Bueno – llamo la profe – como hoy es el primer día, vamos a hacer un pequeño ejercicio, en sus asientos hablen con sus compañeros más cercanos, conózcanse, porque ese grupo va ser su grupo este año, empiecen
Entonces las chicas que estaban a su lado y los chicos que estaban en los costados hacen un circulo de sillas con referencia a ella, igual que lo hace el resto del aula, pero en diferentes lugares.
–Hola, me llamo Elena Marlene Benítez del Rey, la otra chica se llama María – dijo la chica haciendo una pausa para que la mencionada saludara – el chico de acá se llama Bruno, te advierto que es re hinchabola – dejo una pausa de nuevo para que el mencionado saludara – y él es Eugenio, el si es menos tavy que Bruno – concluyó
–Hola, es bueno conocerlos, pero quiero advertirte algo Bruno
–Qué cosa? – pregunto Bruno
–Tengo más vocabulario en la punta de mi lengua del que vos vas a llegar a tener en tu vida si enserio sos lo que dijo Elena
Bruno hizo una mueca de no estar entendiendo mientras Elena, Maria y Eugenio pronunciaron “uuh” al unísono.
Amelia se sintió aceptada en ese lugar, se sentía bien…
Ellos siguieron hablando y soltando una ocasional risa cuando Bruno se hacia el tavy, hasta que llego el recreo y todos salieron a la cantina menos Amelia y Elena, por el hecho de haber traído comida. Luego de tomar su sándwich con una de las manos, saco su libro de su mochila y comenzó a leer, pero Elena al verla leyendo tuvo curiosidad y le pregunto
– ¿Que lees?
–Un libro de comedia, por dentro me estoy muriendo de risa, ¿por qué? – pregunto Amelia de vuelta
–Tenia curiosidad, ¿te gusta el libro? – le pregunto Elena
–Me encanta! Y además es mejor que los libros de princesas – respondió Amelia
–¿me pasas para leer un poquito? – pregunto Elena
–Estas avisada de que te vas a reír – advirtió Amelia
Elena solo giro los ojos, marco la página en la que se quedó Amelia y empezó a leer el comienzo…
–JAJAJAJA, que pendejo, dios mío – exclamo Elena mientras Amelia le abanicaba por si perdía el aire – Cómo pio va a agarrar su teléfono para apagar la alarma y va sonar ahí recién?, Pensé que se le iba caer al piso el cel. – dijo Elena con más calma
–Yo lo pensé también la primera vez que leí, es que tiene menos suerte un gato negro – dijo Amelia recordando el libro
–No pensé reírme de la desgracia de alguien más, pero estaba equivocada – le dijo Elena – nde, ¿no quieres que te de mi número para hablar después de la escuela?
–Sí, díctame – le respondió Amelia
Entonces le dicto su número y le pidió que le dijera el de ella también y volvieron todos del recreo…
Esa tarde después de que ella almorzara le llamo a Elena y hablaron un buen rato del libro, pero luego salió el tema de que Amelia escribía y que cantaba para ella sola y Elena básicamente le suplico que le cante algo, aunque sea porquería. Por débil, accedió y le canto su canción favorita de Ed Sheeran “Kiss me”. Ella confió en sus capacidades y comenzó a cantar…
–Wow, no conozco la canción, pero tu voz es genial – le dijo Elena cuando termino
–Gracias mante, pero no me considero tan buena como dices – se a sinceró Amelia
–¡Entonces estás sorda! ¡Cantas demasiado bien!  – la alentó Elena
–Bueno, si voz decís, nos vemos mañana en la escuela, chau – dijo Amelia
–Chau – respondió Elena
Amelia se levantó de su escritorio y se fue a merendar como ya eran las cuatro de la tarde, suerte que había terminado sus deberes antes de almorzar.
Luego de merendar se sentó a darle la acostumbrada hora a su escritura, solo que ahora en una notebook que le regalo su mamá por su cumpleaños, justamente porque ella era la única que estaba al pendiente de sus gustos, incluyendo la escritura en este.
Puso su playlist y comenzó a escribir con tranquilidad…
Cuando volvió a sonar su alarma, ya había terminado un cap. de su escrito, no le tenía confianza a nadie para leerlo, pero tenía su corazón en el…
Llego la hora de dormir y el sueño que no la había atormentado en meses estaba de vuelta.

En Busca de Mi Propia SonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora