Capítulo 2

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El Sueño
Empezó igual que siempre, el vacío negro, consumiéndola por dentro, oyó su voz y todo se sintió más cálido para ella, no entendía el porqué.
Ella solo oía esa voz, pero ahora en lugar de las acostumbradas palabras “no te vayas” oyó algo diferente, pero luego se despertó, se levantó de la cama, doblo las sabanas y desayuno rápidamente para poder irse a la escuela. Se apresuró a cambiarse y subió en su bici para llegar más rápido y al llegar copio todas las lecciones sin quejarse por el dolor en las manos, ese año de escritura a mano le había ayudado por lo visto y estaba más que feliz con sus amigas…
… Al terminar ese día en la escuela, llego a comer su almuerzo, al menos su mamá le facilitaba la vida dejándole comida en el horno al menos para el almuerzo.
Luego de comer, empezó con sus tareas del hogar: Barriendo el polvo que tenían en esa casa y la tierra que metió al entrar; Sacudiendo un poco los muebles (o de polvo que levanto barriendo o bien porque lo hacía una vez por semana); Repasaba el piso, a pura agua, no con químicos; Y se fue a escribir
Como siempre, continuando algo que ya tenía escrito, ella quería terminar todo lo que empezaba, así que se puso a escribir velozmente gracias a la inspiración y el tiempo que tenía disponible y después merendó…
En poco tiempo llego su mamá a la casa y le empezó a preparar la cena, se preguntaron sobre su día mutuamente, pero Amelia sabía que su mamá no estaba del todo bien, se veía agotada, así que dio por terminada la charla y le dijo que ella podía arreglárselas sola de dormir, su mamá sonrió y se fue a acostar.
Esa noche rezo por su mamá y por qué su trabajo se hiciera más llevadero y se durmió con su única compañía en las noches: Su almohada.
Al día siguiente tenia sueño, no se acostumbraba a la rutina aún, cabeceaba mientras se preparaba para ir a la escuela…
… Así pasaron los días, semanas hasta que al fin logro acostumbrarse a su nueva rutina.
Pero, paso algo que sus padres jamás le advirtieron… Se enganchó, porque la palabra “enamoro” le quedaba muy grande, y en el fondo lo sabía.
Al paso de los meses se quedó más convencida de ello y probo confesarse, pero no se dio cuenta del gran error que estaba por cometer…
… El día del folklore se prometió declararse, pero, digamos que es rechazo marco un antes, y un después en el amor que guardaba para ella:
–A vos? No gracias, no me gustan las feas y gordas
Esas fueron las palabras de Tobías al rechazarla…
… Ella lloro esa noche, nunca se dio cuenta de todo el daño que podían hacer esas palabras, en especial viniendo de alguien que te importa.
Y ese día, cuando su mamá vino de su trabajo, le pregunto algo que la marcó:
–Mamá, ¿una chica debe ser linda para que se interesen en ella o debe ser flaca para que la noten?
–Eso lo quieres saber de verdad? – Amelia solo asintió – bueno, veló así, cuando entras a un campo a cortar flores, ¿cuáles son las que te llevas?, solo las más lindas ¿verdad?, así es la sociedad contigo Amelia, pero tú puedes elegir si quieres agradarles por lo que eres por fuera, o lo que eres por dentro…
Amelia se limitó a abrazar a su madre e ir a dormir ese día, ya se había dado por vencida antes de empezar a batallar…
Pasaron los años y su grupo de amigos se disipo, al menos los hombres que estaban en él, con cada rechazo que tenía, aunque luego de Tobías, nunca se confesó a alguien directamente y solo había quedado su amiga Elena y María de su grupo desintegrado, ahora tenía a Alice, Romina y Jade para llenar ese espacio.
Sola en las noches, buscaba compañía en sus textos, imaginándose ser la protagonista perfecta, y que un príncipe la viniera a rescatar de su soledad.
Pero, con la madurez, se dio cuenta de que esos eran cuentos de hadas, que probablemente nunca existieron; Lo que hacía en ese momento se acercaba más a la realidad, últimamente escribía un libro que se llamaba “El trato con la muerte” parecía muy ficticio, pero en realidad representaba lo que puedes o no estar dispuesto a intercambiar por algo, y si lo quieres o lo necesitas, tan solo a los 10.
Esa noche pensó, que, quizás, no merecía ser feliz en realidad, por eso no la ayudaron, jamás a cosechar lo que sembraba… Hasta que cayó dormida por el agotamiento que esos pensamientos le causaban.
De repente despertó por su despertador y comenzó a pensar que hacer ese día.
Esa mañana, le pidió a sus padres permiso para salir a la biblioteca, por ser fin de semana, y ellos accedieron, así que desayuno con emoción, limpió de forma buena y almorzó con felicidad…
Preparo sus cosas, se despidió de sus padres y se subió en su bici para llegar con rapidez.
Llegó y se dijo: “Tengo hasta las 5, lo que quiere decir que tengo 6 horas, ¡Hurra!”
Entonces al adentrarse en la biblioteca, vio a una chica, probablemente de entre 20 y 23, se dio cuenta de que era la encargada del lugar, y fue a hablar con ella:
–Hola – dijo con entusiasmo a la chica – soy Amelia Morales, un placer conocerla
La chica la miro incrédula, creyó que se equivocaba de persona, pero igual respondió el saludo:
–Hola Amelia, yo soy Aní Pundik, y es igual de bueno conocerte – respondió cortés
Amelia sonrió, y le pregunto:
–Tu trabajas aquí? – cuestiono
–Si, en realidad, casi no viene nadie, así que es básicamente me pagan por sentarme en aquel escritorio a revisar mi Facebook – se sinceró Aní
–Seguramente has de haber estado muy aburrida entonces – dijo Amelia imaginándose como seria estar allí sola
–Lo era, pero que se le puede hacer, hace dos días vino una persona que se tomó prestado un libro de Lovercraft, tenía buen gusto – menciono Aní
–Me da curiosidad, ¿podrías mostrarme alguno? – cuestiono Amelia
–Claro, sígueme – Indico Aní
Aní la guio hasta uno de los libreros, de ahí, le mostro una de las repisas, y le dio a elegir…
A Amelia le intereso el que decía “compilación de relatos de H. P. Lovercraft” justamente porque ese nombre se lo habían mencionado recién, así que estiro la mano y lo tomo.
–Así que ¿también te gusta Lovercraft o solo quieres curiosear? – cuestiono Aní.
–En realidad me interesa esto, si alguien vino a leer esto hasta acá, ha de ser bueno – respondió Amelia con sinceridad.
Entonces Aní le tendió otro libro…
–Era mi libro favorito cuando era más pequeña, si enserio no tienes preferencias con el género del libro, ese te puede gustar – dijo Aní.
Amelia confió en la elección de Aní y llevo ambos a una mesa para leer, primero el primero que le llamo la atención y probablemente se llevaría el que Aní le dio prestado…
Cuando llego su hora de irse, le pidió a Aní permiso para llevarse a casa el libro que ella le recomendó y al tomar su bici y dirigirse a su casa, se dijo: “Nota mental; escuchas un ruido de noche y mejor no ir a ver que lo causo”.
Llego a casa, su mamá la recibió con una sonrisa y con algo de comida para el py'a joko que le habrá dado el haberse saltado la merienda.
Entonces ella comió la pequeña merienda tardía, mientras le contaba a su mamá de su día con mucha alegría.
Entonces entro a su habitación y ojeo el libro que había traído con más atención:
Tenía una portada con colores claros y en la portada decía: “El principito de Antoine de Saint-Exuperio”
Empezó a leerlo con rapidez… termino antes de cenar…
Al día siguiente, el domingo, comenzó a escribir luego de ayudar a su mamá en la casa, estaba avanzando lento, es que, es difícil intentar de retratar un amor que llegue a pasar el ego cuando ni siquiera había tenido motivos reales, así que investigo en otros relatos similares, para aprender el patrón de escritura, pero no funcionaba, así que dejo “El trato con la muerte” en pausa, y pensó en construir la relación como una amistad nada más, en cuanto a eso si tenía más conocimientos y le costaría menos, pero entre que se decidía, escucho música y empezó a animarse con las hermosas letras de su cantante favorito, mientras ordenaba su espacio de trabajo…
Llegado el lunes, se puso el uniforme de buso, ya que hacia un frio de mierda, aunque ayer te derretías literalmente (En fin, Paraguay y su clima), y fue a su escuela…
De repente, entrando al pasillo antes de entrar, vio una pequeña multitud rodeando a algo o alguien, ella se acercó, y vio que una chica, de su misma edad probablemente, se cayó y se raspo una rodilla, hi se percató que la multitud era de hombres y que la chica llevaba el uniforme de gala…
Así que se adentró en la multitud y ayudo a la chica a levantarse, nada nuevo, solo era como la mayoría de las chicas, más baja que ella.
Después se dio vuelta y dijo:
–Sí que no tienen vergüenza ustedes, la mayoría de esta multitud está en mi grado, yo sé todos sus nombres y le voy a comentar a la directora sobre su horrible comportamiento con una chica que se cayó, ya sea que se vayan o no, y una cosa más, todos, eike nde revikuape (entren en su culo) – dijo Amelia para luego ir a ayudarle a la chica, antes que suene la campana.
La llevo al baño, con su mochila aun al hombro, y saco su pequeño kit de emergencia.
–¿Podrías sentarte por favor? – Pregunto Amelia
La chica simplemente entro en uno de los cubículos del baño y se sentó en uno, Amelia entro con ella después…
Tomo su kit de emergencia y de allí saco algo de agua oxigenada y una curita con la divertida imagen de los Power Rangers, saco su pequeña porción de algodón y le desinfecto la herida.
–Deberías tener más cuidado, especialmente si llevas falda, aquí los chicos se te quedan viendo en lugar de ayudarte a levantar, a mí por suerte nunca me ocurrió, pero a muchas de mis compañeras si, así que intenta ser más cuidadosa o al menos trata de no llevar falda si te quieres caer – explico Amelia a la chica – mi mamá me dijo como se hace este kit, después te podría enseñar a armar un…
Ahí vio como la cara de la chica tenia lagrimas que querían salir, entonces le dijo:
–No estés así, ¿ok?, a todas les suele pasar de vez en cuando…
–Se me rasgo la falda y no sé qué puedo hacer mas – interrumpió la chica
Amelia la miro comprensiva y le dijo:
–Cámbiate con algo más apropiado para el clima, el reglamento vale un pepinillo cuando el clima está en contra – explico Amelia
La chica le hizo caso y se entró a cambiar.
–Pásame tu falda cuando te cambies y le voy a hacer costura auxiliar, si es mala para vos, decíle a tu mamá que te ayude a repasar el remiendo
La chica le paso la falda por debajo de la puerta y Amelia se quedó afuera cosiendo la abertura
Poco después la chica salió del baño con ropa más apropiada para el clima Amelia le tiende su falda y la contraria le dice:
–Gracias por la ayuda y los consejos, por cierto, soy Valentina, me puedes decir Vale nomas si quieres – dijo la chica
–Oh, yo soy Amelia, ¿tú no eres de Paraguay verdad?  – le cuestiono
–La verdad no, soy de Argentina, ¿cómo se me noto?  – pregunto nuevamente
–Lo note porque no me dijiste “Gracias Kape” Y En realidad también porque no reaccionaste cuando les putee a los chicos que se te quedaron viendo – explico – Si necesitas ayuda con estas cosas, ya sabes que yo tengo todo preparado
Vale río y dijo:
–Se nota, solo faltaría que tengas de esos celulares de emergencia – dijo Vale bromeando
–En realidad… – saco un celular pequeño – si tengo uno, pero en realidad solo es el Nokia, era de mi papá – Aclaró Amelia
–Bastante impresionante – comento Vale
–Es por mi mamá – Dijo Amelia
Entonces la campana sonó y ellas salieron a formar para cantar el himno nacional, luego entraron a las aulas y Amelia tomo su asiento atrás de sus amigas, mientras a Vale la retuvieron al frente y la profe dijo:
–Hola chicos, que tal están?
–Estamos bien y vos? – respondieron los estudiantes
–Bien igualmente, bueno, ella es nuestra nueva compañera, es de Argentina, así que por favor no le mencionen mucho el guaraní, ¿te quieres presentar?  – le pregunto a Valentina
–Ok, soy Valentina Guerra, tengo 10 años y soy de Argentina, y ya, eso es todo – Vale concluyo
–Muy bien! Anda sentáte al lado de Morales, la de hacia el fondo en la derecha – indico la profe
Vale se fue al lado de Amelia y puso su mochila por el respaldo como hacían los demás.
Las clases transcurrieron rápidamente, hasta el recreo, en el que Amelia fue con Vale después de acordar una llamada en la tarde con sus amigas.
–Ok, ¿qué te parece Paraguay?  – cuestiono Amelia
–Honestamente? Mentiría si digo que la mayoría de sus hombres me gustan tanto como el lugar en si – respondió Vale
–Entiendo perfectamente – Respondió Amelia
Se quedaron charlando hasta que un chico se acercó a ellas y le dijo a Vale:
–¿No quieres mejor mostrarme lo que te paso en el patio, pero en mi pieza?
–Nde, takuchilo, ekañy aí, anive reheka hina, ha ‘e ndoguatai nde michi tembo (tu, calenturiento, lárgate de acá, más te vale no tentarme y ella no quiere tu pito chiquito)
El tipo se enojó, pero les dejo después.
–Que le dijiste? – pregunto con entusiasmo Vale
–Básicamente que es un calenturiento y que no quieres nada con el – explico Amelia
–LPM! Que buena puteación – comento Vale
Y asi siguio por el resto del dia hasta la salida, donde Amelia fue a la biblioteca en bici, pero algo extraño paso cuando llego allí, Vale estaba ahí con Aní
–Hola Aní! Hola Vale! ¿Qué hacen?  – pregunto sonriendo
–Ella es la chica que tomo prestado el libro que leíste de Lovercraft, lo estaba devolviendo – Aclaro Aní
–Enserio!? Que genial – dijo Amelia sonriente
Vale solo la miro impresionada
–Bueno, voy a devolverte el libro que tome el sábado – Dijo al devolverle el libro a Aní –, y Vale, ¿quieres hacer llamada grupal hoy?
–Si, decime el numero…
Amelia le tendió un número de teléfono y le dijo que después veía de incluirla, después ambas se fueron a sus casas y Amelia al llegar dio un portazo y exclamo:
–Ingueroviable! Enserio esa voz era como… la que oigo en mis sueños

En Busca de Mi Propia SonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora