13. Planes varios

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(Créditos de la imagen a Teriri en pixiv)

—¿Ese es el maestro Tomioka?,¿quién es el hombre a su lado?— preguntó curioso Muichiro mientras probaba de su algodón de azúcar. 

Los dos adultos caminaban con considerable lentitud por los puestos ambulantes sin prestar atención a nada que vendiesen o cualquier cartel de bombillas parpadeantes. El parque era un conjunto repleto de incentivos de cualquier sentido, los ojos se quedaban perplejos ante tantas luces que contrastaban ruidosamente entre ellas, la música colapsaba y los diferentes olores no dejaban adivinar de que se trataba. Pero parecía que estos dos se encontraban en una burbuja alejados de todo esto.

—No me suena, serán compañeros.

No le tomó importancia, Giyuu era un hombre adulto, y no creía que estuviese siendo molestado, aunque fuese así, estaba seguro de que sabría defenderse. Además de que su lenguaje corporal demostraba una calma y confianza que no solía recalcarse en el, sus hombros se encontraban bajos y relajados, y sus cejas caían con una débil sonrisa al mirar al chico de al lado, de cabellos rosa palo y pupilas apagadas que solo eran capaces de observar al instructor.

—Lo mira de una manera muy bonita— comentó el menor, pensaron lo mismo, seguramente porque era muy obvio que esa no era una forma común de avistar a alguien, por lo menos entre dos personas que no tengan una relación alguna.

¿Él miraría igual a Muichiro?, para él era un acto involuntario percibirle com cariño o sonreír ante sus actos enternecedores, simplemente sucedía, y cuando sus mejillas se ruborizaban más de la cuenta y su cuerpo se iba acercando más de la cuenta al menor, era entonces cuando detenía todos sus instintos y se avergonzaba de estos. Muichiro era listo, podría haberlo notado hace tiempo pero haberse mantenido en silencio.

—¿Son las miradas importantes?

—¡Claro!, así se sabe cuando le importas a alguien, las palabras se pueden fingir, pero nadie lo hace con los ojos— respondió con normalidad. Genya se quedó perplejo, le sorprendía la capacidad del otro de decir frases así como si tan solo le hubiese saludado. Si a él se le hubiese ocurrido algo así lo diría muy orgulloso.

—Bueno eso no importa ahora, aún no hemos subido a nada.



En primer lugar, hacía muchos años que no subía a ninguna atracción, por tanto, no recordaba sus reacciones físicas ni mentales, en segundo, estaría menos nervioso si no estuviese acompañado de ya sabéis quien, cabe recalcar que los asientos estaban siendo únicamente separados por un posa manos, y si, uno en singular, por lo que tenían que compartirlo si es que lo usaban. Tercero, acaba de comer y su estómago no estaba en sus mejores condiciones. Por último, Inosuke estaba abajo persiguiendo al pobre Zenitsu, por lo que tenía que estar atento a que no acabase asesinando a su amigo.

Nunca había probado como era expulsar el estómago por la boca, pero esa podría ser su experiencia más cercana. Cada vez que subía esa máquina del infierno lo hacía a la misma velocidad que mitad de sus órganos, cada vez que miraba hacia abajo sentía su mundo caer con el, y sus pies fuera de una base desestabilizada no contribuía a la experiencia. 

—¿Te encuentras bien?— se rio el menor observando la faceta concentrada de Genya, con un matiz de pánico cabe añadir.

—Podría ser peor...— musitó casi preguntando, estaba claro que preferiría estar en tierra firme, pero tampoco admitirá su mareo y terror por una atracción infantil.

Volvieron a subir, esta vez iba más lento, aunque solo creaba una insoportable tensión. En ese momento, lo único que pensó para calmarse fue observar a Muichiro.

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⏰ Última actualización: Jun 16, 2021 ⏰

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