It's Always Been You (Tobias Forge) Español

15

Cuando llegamos a mi casa, Markus se dirigió a mi porche y le di las gracias por la película. Mientras le daba las buenas noches, empezó a inclinarse hacia mí, a lo que me eché atrás y me aclaré la garganta.

—¿Qu-oh! Lo siento —bajó su mirada, obviamente avergonzado por mi rechazo.

—Lo siento Markus, no es que la haya pasado mal es solo que no puedo besarte.

—Oh, es entendible, después de todo en nuestra primera cita —asintió —. ¿Te gustaría salir otro día?

—Creo que no voy a poder. Reitero, no es que la haya pasado mal es sólo que, algo se ha presentado ante mi.

—¿Es ese chico, no? ¿Tu amigo, Tobias?

—Uh...

—Nunca le agradé, ¿verdad? —Markus se carcajeó—. Es bastante fácil saber que él siente algo por ti.

—¿En serio? Dios, ¿era tan obvio para todos menos para mi? —pregunté, estaba frustrada conmigo misma por ser tan inconsciente.

—Siendo honesto, sí. Yo asumí que él no te interesaba y fue por eso que me atreví a invitarte a salir.

—Lo siento Markus, no quise engañarte o por el estilo...

—Está bien, cariño. Yo estaba confundido si tú realmente sentías algo por mi, eres difícil de leer.—soltó una risa.

—Lo lamento.

—No lo hagas —me aseguró—. Ahora, está claro que Tobias siente algo por ti y ya que eres consciente de ello; deberías hablar con él. 

—¿Pero cómo lo hago ahora?

Markus puso su mano en mi hombro. —Sólo habla con él, dile que ya sabes como se siente. De ahí, ya sea bueno o malo, habla de qué es lo que sientes por el.

—Gracias Markus y gracias por entender.

—No hay problema, ¿amigos?

—Claro que sí —me despedí de él con un abrazo y luego me apresuré a entrar a mi casa para tomar mi teléfono.

Llamé a Tobias esperando que respondiera, pero no fue así; así que decidí llamar mañana.

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—¿Hola? —una voz ronca hizo presencia al otro lado.

—Hey Tobias, es (T/N).

—Oh, hey... ¿está todo bien?

—Sí, sólo es que quiero hablar algo contigo.

—Si es por lo de ayer, siento haberte echado así del coche. Fue por una estupidez.

—No, está bien. Y no es sobre eso —le aseguré—. De hecho me gustaría hablar esto en persona, ¿puedo ir a verte?

—Claro, sólo deja y me levanto bien —escuché como se reía—. ¿Quieres que vaya por ti?

—Sí, está bien. Nos vemos.

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El trayecto a su casa fue silencioso, pero fue uno muy confortable. Cuando llegamos subimos a su habitación y tomamos asiento en su cama. 

—¿De qué quieres hablar?

—Bueno, primero que nada, ¿me vas a decir que es lo qué te ha estado molestando?

—Oh —se aclaró su garganta—, bueno, eso ya no importa. He aceptado el problema.

—¿Puedes decírmelo?

—Algún día.

—Okay, otra cosa. ¿Qué significan esas palabras que me dijiste en sueco?

Noté como un ligero rubor se formaba en sus mejillas.

—Dije que eres una gran amiga, eso es —se encogió de hombros.

—¿Seguro?

—Sí, ¿por?

No estaba segura que pasó por mi cabeza en ese momento, pero cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo: mis labios impactaron con los de Tobias.