It's Always Been You (Tobias Forge) Español

20

Cuando entré en la casa, me recibió mi padre, que estaba sentado en la mesa del comedor.

—Hola (T/N), ¿puedes venir por un momento? —llamó.

—Sí papá, ¿qué sucede? —pregunté, asomando mi cabeza.

Me indicó que tomara asiento y así lo hice.

—¿Te divertiste?

—Sip.

—Me alegro —se aclaró la garganta—. Bueno eh, mi trabajo me ha estado enviando de Gotemburgo y Estocolmo últimamente; lo cual ya sabes. Pero...

—¿Pero?

—Ellos creen que sería mejor en Londres.

—Oh, ¿entonces, tendrás que viajar de Suecia a Inglaterra seguido?

—No exactamente...

Mis ojos se abrieron demás, ya entendía a donde quería llegar.

—¿No-Nos mudaremos a Inglaterra?

Asintió.

—¿Pero y mis amigos? ¿Y Tobias? No podemos irnos, este es el primer lugar donde tengo amigos —mis vista se nublaba por las lágrimas.

—Lo siento (T/N), sabia que esta noticia te iba a molestar pero no puedo hacer nada al respecto. Tengo que hacer lo que la empresa me dice que haga. 

Suspire. —Está bien papá, no es tu culpa —dije mientras me levantaba de mi asiento—. ¿Cuánto partimos?

—Dentro de dos semanas. Por lo mientras podrás estar con tus amigos el tiempo que desees.

Asentí y le di las gracias antes de ir a mi habitación. 

Me acosté en mi cama pensando en que me iría y en que probablemente no volvería a ver este lugar, ni a mis amigos, ni a Tobías. ¿Cómo iba a decírselo? Finalmente pude dormirme a altas horas de la noche.

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Me levanté a la mañana siguiente y me vestí para ir al colegio, luego esperé a que Tobias  viniera a recogerme. En cuanto oí sonar su coche desde fuera, salí de casa lo más rápido que pude. 

—Hola nena —me saludó con un beso en la mejilla cuando entré al coche.

—Hola —le sonreí.

Su cara paso de felicidad a preocupación. —¿Estás bien? Parece que no dormiste bien anoche.

—Sí, estoy bien. Me quedé viendo hasta tarde la televisión.

—Oh, entiendo. ¿Lista para irnos?

—De hecho, ¿podríamos no ir a la escuela hoy?

—Por supuesto, ¿a dónde quieres ir?

—Pues, nunca he recorrido por aquí, ¿crees que podríamos...?

—Claro —me dio una cálida sonrisa antes de empezar a manejar—. Tengo algunos lugares en mente a dónde podemos ir.

Y con eso, nos marchamos.

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Tobias y yo terminamos conduciendo por la ciudad. Pasamos horas juntos y, sinceramente, fue uno de mis días favoritos. Ahora me llevaba a casa y de repente sentí que mi corazón se hundía al recordar que era una de las últimas veces que iba a pasar con Tobias. Decidí que se lo diría hoy, es mejor decírselo ahora en lugar de esperar.

Cuando llegamos a mi casa, Tobias aparcó delante, pero antes de que saliera del coche lo paré.

—¿Te puedo decir algo?

Me miró con ojos nerviosos y asintió. —Claro —probablemente vio que mi propia expresión, que imaginé que era cualquier cosa menos tranquilizadora.

—Bien, anoche mi papá y yo tuvimos una plática y hay algunas noticias... no sé como decirte esto —sentí que las lágrimas amenazaban con derramarse—. Humm..., sólo tengo dos semanas para estar contigo, porque su trabajo requiere que nos mudemos a Londres.

La mirada de Tobias era la que temía. Me miraba con lo que parecía ser sorpresa y tristeza todo en uno, parecía herido.

—Lo siento mucho, Tobias —me incliné sobre el asiento y lo abracé.

Nos quedamos un rato en el coche y nos abrazamos, mientras llorábamos y hablábamos de lo mucho que nos íbamos a echar de menos.

Cuando finalmente decidimos que debía volver a casa, Tobías me acompañó al porche. Me dijo que me quería y me dio un abrazo y un beso de buenas noches y fue uno de los abrazos más fuertes y los besos más dulces que me había dado.