CAPÍTULO 2

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Cuando desesperadamente se acerca hacia mi, me agarra la cabeza y me levanta golpeandome contra un muro de una pequeña casa.

—¿Este es el mismo mocoso valiente?— dándome un rodillazo en mi estómago, quebrandome varias costillas tan fácilmente como si fueran ramas, golpea mi rostro y salgo disparado como una pluma, volteo mi vista hacia mí lado derecho y veo como me alcanzo sorprendentemente rápido, para quedar clavado de un codazo en el suelo

—Eres sorprendentemente débil, JAJAJA. Resiste más pizadas un insecto— tal vez si, siempre he sido muy frágil y delgado, era lo que pensaba en aquel momento, mientras estiró mi brazo para ocultar el sol que pega en mi rostro —mi viejo siempre fue fuerte de joven, era un prodigio en las artes marciales. Su poder era descomunal, era bestial, era solitario, no me puedo rendir—haci que levantó mi cuerpo todo quebrado.

— Eso es todo lo que tienes —decía aferrandome a mi última agalla.—Eres resistente amigo, pero rebentare hasta tu más minimo musculo y quebrare tu último hueso— pero... en la entrada del pueblo veo como se asoma una silueta pequeña y encorvada, era mi viejo.

—No te distraigas!!! —gritaba mientras de un puño rebotaba mi cerebro callendo cerca de mi viejo.

—Oye viejo, ¿que haces aquí?— le decía tirado en el suelo —Chitate hachiman—me decía mientras sacaba sus brazos desgastados y vendados de su manta, empezó a emanar un aura de sus puños como si fueran flamas, parecía curar mi dolor, mientras se colocaba en una posición de lucha y en un parpadeo sus músculos se calentaron y sus huesos dejaron de tronar saliendo disparado como un trueno, atravezando su brazo en el estómago del demonio, disparando sangre como si fuera mostaza.

Tan sólo veía el polvo rebotar en el aire y las pisadas en la tierra, escuché el sonido de la carne abrirse mientras su silueta se desaparecía en el paisaje. Sacó su brazo clavado en la carne magullada — oye anciano ese oyó en mi estómago demorada en rellenarse — decía aquel demonio mientras agarraba el brazo del viejo.

Saca una katana entre su manta que brillaba como la flama de una vela, cortando el brazo que aún lo sostenía, (deja la paja chamaco :v) mientras lo observava con un brillo en sus pupilas y ojos arrugados.

Arrugando la piel de su frente manda un mordisco, esquivado por mí abuelo—espero que tengas seguro dental— aprovechando la situación, da un salto mientras saca la oja de la vaina y la pone en el cuello del demonio, degollandolo. Al caer por culpa de la gravedad golpea su estómago con el mango del sable.

— Acabó de reventar tu higado— decía con un tono de satisfacción.

— Ya estaba olvidando el sonido que hacen los tendones al reventar y el olor a sangre minuciosamente molestando mi nariz — mientras el demonio caía de rodillas—terminemos esto de una vez —decía mi viejo mientras sujetaba la cabeza del demonio, mientras colocaba un sello en su frente y de un golpe revano el capullo de su hombro como un tomate.

Su mirada se torno blanca mientras balbuseaba— Desde que era un niño no tenía padres, ni una familia, tan sólo un sujeto que me alimentaba con comida de animal mientras se desaogaba en alcohol, aguantaba maltratos y dormía en el suelo, estaba desesperado pero trataba de mantener mi compostura, una noche llegaron unos sujetos a nuestra posilga reventando la puerta, aquel sujeto estaba perdido en el alcohol y sin importar, golpearon a aquel adicto, mientras los obserbava acurrucado en medio de dos paredes, se acercaron con una sonrisa en sus rostros y sus puños ensangrentados, me alcanzaron una navaja con manchas de sangre, secas en su oja—

—Matalo y te daremos algo de comer— me levante y tome la navaja con mis dos manos y me dirije hacia el, sin reprochar algo—No lo vas a hacer verdad? — me decía hebrio mientras sus ojos se inundaban, solo quería un plato de comido desente, no me importaba manchar mis manos, estaba poseído por el hambre, alze la navaja hacia el cielo apuntando a su garganta, empezó a gritar agudamente mientras lloraba y se rehusaba, deje caer mis manos y cerré mis ojos, sentí como atravesaba su garganta y dejo de agonizar, sentí un deseo de satisfactorio de venganza, sentí como escupia mi alma —eres valiente mocoso —decían mientras me tenían de los hombros y me llebavan a aquel mundo maldito.

— Ahora me arrepiento de aquella decisión que trazo un rumbo en mi vida, si tan solo me hubiera rehusado, hubiera muerto de hambre, o tan solo hubiera sido revanado en un bosque y metido en una bolsa al lado de un río, sin nadie quien me recordara— decía mientras caían sus lágrimas, liberando toda dolencia, su cuerpo se exparcio como cenizas y desapareció en el anocheser.

Mi abuelo puso sus manos en posición como si estuviera rezando mientras bajaba su frente— espero que encuentre un rumbo de esperanza aquella alma— mientras ponía carbón en su pipeta.

A HISTORY OF BAD MENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora